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Congregaciones religiosas y educación en Euskal Herria

Información complementaria



La presencia de las órdenes y congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza en Euskal Herria es un fenómeno que tiene una larga trayectoria histórica. No obstante, nos vamos a centrar en época contemporánea para poder apreciar el peso que todavía tiene en el sistema educativo vasco.

Con anterioridad al siglo XIX, tenemos noticias de la existencia de centros educativos regentados por diversas órdenes religiosas, dentro del marco del Antiguo Régimen, donde la Iglesia tenía un papel importante tanto en la educación como en otros órdenes de la vida social, política y cultural. Así, antes de la expulsión de los Jesuitas en 1767; había una serie de centros regentados por esta orden religiosa dispersos por la geografía vasca y con diversos tipos de enseñanza: Azkoitia (1600): Primeras letras y Gramática; Bilbao (1604): Primeras letras, Gramática y Teología; Lekeitio (1689): Primeras letras y Gramática; Oñate (1551): Primeras letras, Gramática y Teología; Orduña (1653): Primeras letras y Gramática; Pamplona (1584): Primeras letras, Gramática y Teología; San Sebastián (1657): Primeras letras y Gramática; Bergara (1593): Primeras letras y Gramática; Vitoria (1737): Primeras letras, Gramática y Teología.

La figura de Ignacio de Loyola impregnó estas escuelas y colegios de unos principios pedagógicos, donde la educación era un instrumento para la fe, bajo los principios de de virtud, letras, urbanidad y el aprendizaje de destrezas sociales. El curriculum escolar lo completaba asignaturas como Retórica, Humanidades y Gramática dirigidas a formar un tipo de alumnado que ocuparía determinada élite social.

El siglo XIX y su desarrollo del Estado liberal, con las desamortizaciones, provocó conflictos entre la Iglesia y el Estado; pero también establecimiento de determinadas órdenes y congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza. El Concordato de 1851 firmado entre la Santa Sede y el Estado español era el marco en el que se regulaba la presencia de de estos institutos religiosos. Su duración, de más de un siglo, no evitó ni la expulsión de los Jesuitas, ni cierta política laicista ante la masiva llegada de de congregaciones religiosas expulsadas de Francia. Durante el franquismo, y en la etapa del nacional catolicismo, la Iglesia estuvo en una situación ventajosa lo cual propició la expansión de escuelas y colegios regentados por órdenes y congregaciones religiosas. El País Vasco figurará entre los primeros puestos en la relación de escuelas religiosas por número de habitantes, posición que todavía mantiene en la actualidad.