Se dice literatura oral a la que se difunde de boca en boca, normalmente dentro de un grupo social o entre los miembros de una misma sociedad. Esa condición le confiere ciertas características: es muy repetitiva, como se guarda en la memoria varía de una dicción a otra, nunca es exactamente igual, con el tiempo pierde porciones y toma otras, incluso mezclando trozos de orígenes diferentes... Todo esto nos lleva a una conclusión: la literatura oral es viva, está en continuo cambio y proceso creativo.
En cuanto al contenido, la literatura oral es la expresión de una sociedad, expresa la forma de pensar, el modo de vida, la manera de entender la vida y el mundo dentro de un grupo social. Al mismo tiempo, es elemento unificador de dicha sociedad, cohesiona a los miembros de un grupo social.
La literatura oral no siempre ha sido considerada literatura, ha tenido menor prestigio que la literatura escrita, aunque en realidad son indisolubles, una se alimenta de la otra. Basta con ver en nuestro entorno cómo se han nutrido los autores literarios de las fuentes orales. Entre los ejemplos más significativos citaremos a Gabriel Aresti y Bitoriano Gandiaga.
La literatura oral también es literatura popular, y frecuentemente se ha mezclado con el folklore.
Fue durante el Romanticismo cuando se empezó a valorar la literatura oral. Para este movimiento surgido en Alemania a finales del siglo XVIII, en ese espíritu oral se encuentra el espíritu popular o Volksgeist, por ser el depósito del alma de ese pueblo.
Los precursores de este movimiento son los hermanos Grimm, los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm. Ellos recogieron cuentos en alemán (Marchën) y los publicaron como cuentos literarios. Dichos cuentos, que tuvieron una repercusión mucho mayor de lo que inicialmente se podía pensar , fueron traducidos a numerosos idiomas.
Hacia mediados del siglo XIX, en 1846, se creó el término folklore, que se utilizó por primera vez en un artículo publicado en la revista Ateneum de Londres. Ambos términos, Volksgeist y folk-lore, encierran el concepto de pueblo. El sentimiento hacia lo popular y hacia la literatura popular se extendió por toda Europa, llegando hasta Euskal Herria la estima hacia su belleza. Unamuno, Vicente Arana y Camilo Villabaso crearon la Sociedad El Folk-lore Vasco-Navarro en 1884, que en euskara tomó el nombre Erriko Yakintza. Resurrección Mª Azkue utilizó ese nombre para su gran obra: Euskalerriaren Yakintza.
En la literatura oral juega un papel muy importante la memoria, la capacidad de recordar no sólo los argumentos, sino también las palabras y fórmulas, es decir, la estructuras fijas que desempeñan una función determinada.
Normalmente se utiliza un lenguaje simple, muy reiterativo, con frecuentes repeticiones de palabras y frases, numerosos paralelismos (similares y opuestos), con expresiones que crean un entorno que incidirá en los sentimientos.