Gipuzkoa. En la platería guipuzcoana, documentos y preseas sufrieron la devastación napoleónica y la posterior de las guerras carlistas como ya lo hemos comentado. Además de evidencias notariales tenemos inventarios como el de la iglesia parroquial de San Vicente, que cita una cruz de plata dorada de «veynte y ocho o treinta marcos» (6.900 grs.) «iten diez cálices de plata, los cuatro sobre dorados y los seis blancos, que pesan uno con otro a dos marcos y más» (4.600 grs.) pero sin citar plateros autores o cualquier otra característica (1564). Piezas que en su momento se atribuyeron a plateros guipuzcoanos como las del convento de Vidaurreta de Oñate, fundación de Lopes de Laçarraga, secretario de los Reyes Católicos, hemos comprobado que tenían marcas de otras procedencias, como el espléndido portapaz gótico tardío (Salamanca) o la cruz del altar (Valladolid). De una documentada custodia de plata sobredorada, regalo del mismo Juan Lopes a la iglesia de San Miguel de Oñate, no nos han quedado vestigios. Plateros de los ss. XVI y XVII son los Insausti, Urbieta, Içaguirre, Pedro de Liñán con una salva con pie en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid y Lorenzo Zozaya con cálices parejos en plata sobredorada conservados en la parroquia de Santa María. Se citan entre otras piezas una cruz de «plata dorada que será de veynte y ocho o treinta marcos, poco más o menos» (6.440 grs./6.900 grs.), una custodia buena para llevar el Santísimo Sacramento, el día de Corpus Christi»... en el inventario del quince de noviembre de mil y quinientos y sesenta y quatro años redactado por el señor visitador en la iglesia parroquial de San Vicente. Un cáliz en plata en su color de Andrés de Gómara testimoniaría la austeridad estilística de la Contrarreforma. Francisco Arenas, José de Zornoza, Andrés de Loydi son artífices del s. XVII. En la siguiente centuria anotamos a Juan de Legarda, Labayen, Nicolás de Azpiazu y Luis Renault de ascendencia francesa. En el XIX, en que repetimos, hay ausencia de marcas locales, trabajan los Zubizarreta, Unsain, Zavala, Caballero, Pantaleón Esnaola, finalizando esta labor artesana los Satosteguis, que con su taller propio continúan hoy todavía estas labores plateras y cuya última labor de envergadura (1989) fue la restauración de la imagen de San Ignacio de Loyola, situada sobre el altar mayor de la Basilica y que fue construida por el platero Giuseppe Agricola (Josef Bauer) sobre modelo del escultor valenciano Francisco de Vergara en el s. XVIII, por encargo de la Real Compañía de Caracas quien proveyó su plata.
Alejandro FERNÁNDEZ ARANDIA
Rafael MUNOA ROIZ
J. RABASCO
Alejandro FERNÁNDEZ ARANDIA
Rafael MUNOA ROIZ
J. RABASCO