Concept

Mitología (version de 1990)

Categorías. Existen varios niveles o categorías de mitos en función del mensaje que encierran o de la deficiente información que tenemos de ellos. a) Mitos cosmogónicos. Los que revelan hechos trascendentales relacionados con los orígenes, hierofanías y fuerzas de la Naturaleza. Entre los más conocidos en el País Vasco cabría destacar: el rito del agua por Año Nuevo, Urgoiena, los ritos solsticiales relacionados con el fuego, Mari, como símbolo de la fertilidad de la tierra. I. Urgoiena. En los ritos de entrada del nuevo año este momento se sitúa a la hora justa de las doce campanadas del último día del año. Produce efectos taumatúrgicos, aunque difícilmente constatables, que revelan la supresión momentánea de las leyes naturales. Según creencia recogida en Lekaroz, a las doce de la noche, en Urtezar (Nochevieja), el agua del río Urandia se convertía en vino y solían ir a buscarlo las chicas. Si encontraban las puertas abiertas iban a echar el agua a los que estaban en la cama, a los de la propia familia, y a la gente joven. La cita nos recuerda una práctica original y arcaica, que consiste en saludar la entrada del nuevo año con la entrega a domicilio del agua recogida al filo de la medianoche. Debió de ser un rito bastante generalizado en Navarra, a juzgar por los vestigios que quedan. Actualmente se practica en pueblos aislados de la Barranca-Burunda. No hace muchos años que se ha perdido en los valles Imoz y Larraun. Baztan conserva las últimas estrofas alusivas al agua de nochevieja. El hecho de que el texto mejor conservado sea el de la Barranca-Burunda, deteriorándose progresivamente en la medida que nos acercamos al Pirineo, indica que la última fase de desarraigo ha tenido lugar en sentido vertical, de N. a S. Urdiáin es uno de los pocos pueblos que todavía conserva el rito ancestral de la ofrenda del agua. Es costumbre que los componentes del ayuntamiento se reúnan en la casa parroquial, donde departen unas horas de amigable tertulia, hasta que en el reloj de la torre suenan las doce campanadas. Es el momento en que los mozos, portando una jarra de agua, ur berria, entonan el canto tradicional de la ofrenda. Las autoridades salen a la puerta y prueban el agua que les brindan los muchachos. Así se inicia oficialmente, en Urdiain, la andadura del nuevo año. El párroco, que antes ha obsequiado con dulces del tiempo a los ediles, entrega una tarta a los cantores. Antiguamente el obsequio consistía en un panecillo, olatia, que se entregaba con unas monedas. El presente ha evolucionado con los tiempos al objeto de que les sirva de estímulo. Los jóvenes brindan el presente a la primera autoridad del pueblo, quien acepta simbólicamente el regalo, con una incisión y un pequeño corte. El alcalde prueba el pastel y los cantores se retiran. II. Culto al sol. El sol es un elemento mítico de primer orden en los esquemas mentales del mundo tradicional. Circula a través del firmamento, emergiendo por la mañana para ir a reposar por la noche en el seno de la madre tierra. Hay expresiones como ésta, "Eguzki amandrea badoia bere amangana", la abuela Sol va hacia su madre, que dan a entender esa creencia. La tierra es considerada como algo inmensamente extenso en todas las direcciones. Ni el Sol mismo toca los límites del mundo cuando, al final de su carrera, llega a los mares occidentales o mares bermejos (itxasgorrieta) por donde vuelve a introducirse en las entrañas de su madre la Tierra (según informe de Elosua), de donde saliera a la mañana. El viajero que anduvo por los mundos (munduz-mundu) con su gallo, cuyo canto anunciaba la aurora, no llegó más allá del país en que los hombres. batiendo con sus palos las peñas, lograban que saliera el Sol todas las mañanas (Relato de Ataun). Pero el Sol no es, únicamente, un fenómeno natural que inspira teorías cosmogónicas, más o menos originales, en cada tiempo. Es la luminaria que renueva cada día a los ojos del hombre el gran espectáculo del mundo rescatado de las sombras de la noche, y es también el artífice de la luz que ilumina a las almas después de la muerte. Quedan datos que revelan el carácter sagrado que para las sociedades arcaicas tenía. Por la mañana y por la noche se le dirigían plegarias, en términos que reclaman virtud trascendente, y se le aplicaba el tratamiento de santo. He aquí una oración recogida en Azoleta (Valcarlos), y que un sacerdote la había desautorizado como conseja de viejas, atso kontua: O Iruzki Saindia, eman zahuzu biziko eta hileko argia! Santo Sol, danos la luz de vida y de muerte. Al implartarse el Santoral cristiano en Occidente, se introduce la conmemoración litúrgica del Nacimiento del Salvador, Navidad, en la fiesta de invierno, y el Nacimiento de Juan Baustista suplantaría la celebración de las fiestas solsticiales de verano. Este cambio dejaría su huella en las tradiciones vascas. Algunas prácticas antiguas desaparecieron, se cristianizaron otras, y quedan marginadas no pocas manifestaciones que revelan el arraigo que tuvieron en su día, como elementos de un mito importante que modeló la mentalidad de nuestros antepasados. Al margen de la espectacularidad que pueda suponer la jubilosa presencia del Sol en la mañana de San Juan, hay un momento trascendental que recapitula las prerrogativas del solsticio de verano. A las doce de la noche se renueva la naturaleza, se neutralizan los maleficios y se curan las enfermedades, en virtud de unos ritos que se repiten en ese preciso momento. Equivale a una nueva creación. III. Mari. El personaje mítico más relevante de las tradiciones vascas, sin duda alguna, es una bella mujer: Mari. Reside habitualmente en el interior de la Tierra, y emerge a la superficie en determinadas épocas a través de algunas cuevas y cavernas. Alterna, entonces, trasladándose de una montaña a otra ante la mirada atónita del hombre. Mari es hermosa y viste con elegancia, en síntesis quinta esenciada de la coquetería femenina. Otras veces adopta la forma de distintos animales, o se convierte en bola de fuego para cruzar el horizonte. La calidad de los útiles personales, así como los muebles del ajuar doméstico, se ponderan en lenguaje estimativo de piezas de oro macizo, como exponente de la magnificencia y suntuosidad que corresponde a su rango. Altiva y arrogante en la defensa de sus intereses, no consiente que ningún profano allane su morada, ni se apropie indebidamente de sus enseres personales. Tiene recursos que le permiten reducir a carbón el oro robado, al simple contacto de la luz del día; y sabe corresponder con carbón que se transforma en oro, los buenos servicios. A veces resulta arriesgado acercarse, incluso, a su cueva. No soporta que los pastores construyan sus cabañas en las inmediaciones de Supelegor. Uno de ellos fue perseguido por la Señora convertida en cuervo, y aunque pudo escapar con vida, falleció al poco tiempo a consecuencia del susto. La geografía de la influencia de Mari fue en algún tiempo más extensa que ahora. Los niños de la Burunda llamaban "pan de Mari del monte", basoko Mariren ogia