Concept

Historia del Arte. Pintura (version de 1994)

La pintura de las últimas décadas. La década de los años 70 será muy importante para la evolución del arte vasco. La nueva generación de artistas convive y trabaja junto a la generación anterior. Las tendencias abstractas van a ser más importantes en Vizcaya y en Alava que en Guipúzcoa o Navarra. Dentro de la abstracción pueden señalarse dos corrientes siguiendo a Ana M.ª Guasch: por un lado la del expresionismo, que enlaza en cierto modo con el informalismo de la década anterior, y por otro lado una corriente de abstracción analítica que tiene relación con Oteiza y el arte mínimal. Ramos Uranga, Fernando Roscubas, Iñaki de la Fuente, Txupi Sanz pertenecen a la primera. Dentro de la corriente analítica está la obra fundamentalmente escultórica de J. de Morquillas, Txomin Badiola, Juan Luis Moraza, Ricardo Catania. En Navarra Angel Bados supone la presencia del arte conceptual, como un caso aislado. Posteriormente será un componente fundamental de lo que se ha denominado Joven Escultura Vasca. «El grupo alavés de pintores se enraíza directamente en la tradición vasca del paisaje y en los postulados y concepciones espaciales de Chillida», dice Ana M.ª Guasch. «A partir de diversos estadios de transcripción realista, sus principales representantes adoptan casi exclusivamente el lenguaje abstracto como medio expresivo; un lenguaje que no se puede encuadrar en ninguna tendencia concreta pero que, con planteamientos paralelos, se evidencia en el trabajo de Ortiz de Elguea, Mieg, Santos Iñurrieta, Alberto González, Alvarez Velez, Plágaro e Illana». La cultura impacta a los jóvenes artistas vascos que se dan a conocer en los 70, cuya obra experimenta un cierto cambio de orientación con respecto al informalismo anterior. Esta permite combinar el entorno vivido, la época y los nuevos realismos. La anécdota se convierte en juego irónico-crítico sobre el mixtificado espacio vasco rural-industrial. Esto es patente en la pintura de Vicente Ameztoy, Andrés Nagel, Ramón Zuriarrain, y de un modo más melancólico en la de Goenaga. Menos narrativo o simbólico es el realismo de Clara Gangutia y Marta Cárdenas; esta última se ha orientado, posteriormente, hacia lo que podemos denominar neo-impresionismo teñido de poética oriental. Desde el Pop-Art ha evolucionado también la obra de pintores vizcaínos como Alfonso Gortázar, Daniel Tamayo, los hermanos Vicente y Fernando Roscubas, Iñaki Bilbao, Carmen Olabarri o Alberto Rementería. Darío Urzay y José María Lazkano son autores de obras hiperrealistas, si bien el primero de ellos se ha orientado recientemente hacia un arte mucho más matérico y neoexpresionista. En Navarra hay que recordar a Isabel Baquedano, pintora que ha influido en las jóvenes generaciones, y cuya orientación realista muy sensible a la materia y muy sintética parece fusionar opciones tan distintas como la pintura de Morandi y la fotopintura. Junto a ella destaca el gran pintor Juan José Aquerreta, profesor como Baquedano de la Escuela de Artes y Oficios, también muy sensible al color-materia y de interesantes resonancias clásicas en sus temas. Xabier Morrás contrapone en su obra dos mundos: el rural, sometido a un proceso de deterioro, y el de la ciudad, en torno a la fábrica. Emplea una técnica mixta que utiliza el fragmento-transporte de imágenes forgráficas. Pedro Salaverri aprovecha técnicas provenientes del Pop para sus paisajes urbanos. También hay que recordar a Pello Azqueta, Pedro Manterola y Mariano Royo (ya fallecido). La existencia de Facultad de Bellas Artes en Bilbao, continuadora de la Escuela anterior, ha producido una eclosión de jóvenes artistas que amplían y enriquecen el panorama de la pintura vasca hoy, pero cuya inclusión excede las posibilidades de esta extensa y apretada síntesis que se detiene en el inicio de los ochenta. A este cambio ha contribuido también una cierta proliferación de becas y concursos promovidos por las instituciones vascas.

Adelina MOYA VALGAÑÓN