Entró Bilbao en el s. XV muy fatigada de las luchas de banderizos. Podía ya decirse de ella que era una democracia de comerciantes. Comienzan éstos a influir y a imponer la paz. Culminan sus esfuerzos con la Concordia concluida en 1435 entre los linajes bilbainos y el concejo, por la intervención principal de Fray Pedro de Cereceda, religioso de San Agustín de Bérriz. La villa modifica por los capítulos de esta Concordia la posición de su gobierno: nuevo orden de elecciones para los oficios concejiles, nombramiento de un solo alcalde (de ningún bando) y ratificación del convenio por ocho vecinos. Aparecen los «fieles de mercaderes». Nos da una idea del Bilbao de linajes el que se prohibiera en la Concordia disparar saetas a los barcos pasantes, cortar amarras a los anclados ni acosar ni herir a los maestres, mareantes y mercaderes.