Sailkatu gabe

VIVIENDA (URBANISMO)

b) 1939-1955 "I Plan Nacional de la Vivienda". El grave problema de la vivienda se hace más agudo tras las secuelas del conflicto bélico. Al déficit de viviendas existente en los años treinta se unen dos variables que lo agudizan. De una parte las destrucciones propias del conflicto bélico y de otra el éxodo masivo que se produce desde las áreas rurales a las industriales. Este déficit conlleva la necesidad de nuevas construcciones y la aparición de un planteamiento urbanístico que ordene el previsible desarrollo de las ciudades. Así comienza, y de manera paralela a la construcción de las viviendas obreras, una importante gestión de planeamiento urbanístico que, si en un primer momento afecta a las capitales de los territorios, con posterioridad se extiende a los principales núcleos industriales. A finales de los cuarenta comienzan los procesos de ordenación urbana de las capitales y/o comarcas más importantes. Su desarrollo queda mediatizado por la escasa capacidad de gestión de la Administración. El Estado comienza a aplicar políticas tendentes a la construcción de nuevas viviendas, bien a través de construcción de viviendas, bien a través de medidas de apoyo a la construcción. El intervencionismo de los años cuarenta y principios de los cincuenta, dará paso a una cierta liberalización a partir de 1955, cuando se aprobó el "I Plan Nacional de la Vivienda", que realmente es el fin de esta etapa. En abril de 1939 se crea el régimen de "viviendas protegidas", nace el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) con beneficios fiscales, se conceden préstamos a bajo interés, se crea el régimen de "Viviendas bonificables" (1944), etc. No obstante la carencia de recursos económicos y la incapacidad de gestión de los Organismos Oficiales dificultaba cualquier proyecto como el Plan de Vivienda (1945-1954) que no llegó a cubrir los planteamientos inicialmente previstos (10.000 viviendas al año). Hasta mediados de los cincuenta, quince años después de finalizar la guerra, la incidencia de las viviendas con algún tipo de protección no tuvo excesiva repercusión en el parque de viviendas, cuyo aumento prácticamente se centraba en el esfuerzo de la iniciativa privada que resultaba claramente insuficiente para solucionar un problema cuyos orígenes se situaban muchos años atrás. Resulta muy difícil cualificar las construcciones destinadas a usos en estos años postbélicos. Sólo podemos señalar las referencias a la vivienda libre. Entre 1943 y 1948, en los cuatro territorios peninsulares se construyeron 7.667 nuevas viviendas, cifra de valor muy modesto. El Instituto Nacional de Estadística, en su memoria anual (1950), refleja los diversos proyectos de construcción de edificios de nueva planta, destinados a viviendas. El total de proyectos aprobados para el conjunto de las cuatro capitales peninsulares, se refleja a continuación:

  N.º edif. N.º viviendas Miles ptas.
Vitoria
Donostia
Pamplona
Bilbao
27
51
12
46
255
271
400
1.919
12.027
23.984
31.428
149.858

En total no se llega a 3.000 nuevas viviendas, con un coste inferior a las 250.000 ptas. de la época, lo que es un fiel reflejo de la dinámica imperante en aquellos años. Esto hace que la gran mayoría de los centros urbanos del País vasco-español mantengan una estructura urbana bastante equilibrada. A partir de los años sesenta, la situación cambiará de manera drástica y su deterioro será palpable. Las cifras que se consideraban oficiales a través de los datos del Nomenclator de 1950, reflejan un parque de viviendas que asciende a casi 300.000 distribuídas de la siguiente manera: Alava 25.677 Gipuzkoa 72.769 Navarra 84.018 Bizkaia 112.968 Total 295.432 Reflejo de la política de viviendas del Estado en estos años son la Txantrea de Pamplona, San Ignacio de Deusto, Legazpi de Zumárraga, San Juan de Mondragón, Ibaeta en Donostia y Alaberga en Rentería.