Industriak

SOCIEDAD DE CORRALIZAS Y ELECTRA DE ARTAJONA

La cuestión de las corralizas.

Es sabido que estas grandes extensiones de tierra comunal de la zona media y sur de Navarra, con usos ganaderos, agrarios y diversos usufructos (derrota de mieses, leña y pastos) además de una renta para el ayuntamiento en caso de alquiler de hierbas y aguas, llegaron a representar una cuestión de gran trascendencia social y económica en el tránsito del feudalismo tardío al capitalismo. La experiencia histórica más recurrente fue una secuencia marcada, primero, por la privatización del uso del suelo y no de la propiedad dominical (entre la guerra napoleónica y la primera carlistada, además del efecto inducido por la desamortización de Madoz); segundo, por los conflictos entre nuevos propietarios y antiguos usufructuarios (entre la paz isabelina y el sexenio revolucionario); y tercero, por el rescate de esos predios por el municipio y, cuando eso no fue posible, una conflictividad social latente con estallidos y motines periódicos (con desigual intensidad a lo largo de la Restauración y saldados de manera sangrienta en ocasiones). La no resolución del conflicto hizo que durante la II República las corralizas fuesen la expresión de la lucha por la tierra en Navarra y una de las razones de la represión asesina sobre los trabajadores del campo durante la guerra civil. Por eso el ejemplo de Artajona contrasta por su singularidad.