Lexikoa

MOZARABE

Definición de los términos y características: El estudio de los edificios de carácter mozárabe o mudéjar, se ha venido haciendo por la mayoría de los autores centrándose en territorio reconquistado que distribuían en tres regiones, de las que queda excluido el País Vasco: Noroeste (Asturias, León, Galicia y norte de Portugal), Noreste (Aragón y Cataluña) y la Central (actualmente Castilla la Vieja). Aun siendo así y teniendo en cuenta que la influencia musulmana en Euskalherria se puede considerar mínima en proporción al resto de la Península, se pueden recoger algunos datos de interés. De un modo general, se considera como arte mozárabe propiamente dicho, al que cultivó el pueblo cristiano sometido a los árabes y que conserva su religión e instituciones en la medida que es posible, arabizados en mayor o menor grado. Viene a ser pues, un consorcio de elementos tradicionales latino-godos y de otros árabes. Esto se entiende para el área de dominación islámica, pero existen grandes y fuertes influjos que remiten mozarabismo en la España reconquistada, bien sea por infiltración de cristianos escapados del territorio árabe, o bien por la superioridad cultural del califato cordobés. Sin embargo, esto fue un hecho histórico que se vio difuminado bajo otros impulsos reconstructivos posteriores, y deshecho en sí mismo por la disolución del mozarabismo, hasta el momento en que de nuevo lo andaluz influye en lo reconquistado a título de mudejarismo. Así pues, teniendo en cuenta la situación histórica, se comprende que no hubiese quedado ni una sola iglesia en el territorio mantenido bajo dominio musulmán hasta el siglo XIII, y que de las zonas que fueron liberadas con anterioridad a esta época, pocas escaparon a incursiones guerreras que siempre las aniquilaban. En cuanto a características formales, el arco de herradura es su distintivo. Desde lo romano venía destacándose por su peculiaridad que se relaciona con lo asiático. En general, es un arco más cerrado que el visigótico y frecuentemente se encuadra con alfiz a imitación musulmana, usando normalmente arcos gemelos. Se suelen utilizar bóvedas de cañón y cúpulas diversas, columnas monolíticas y materiales como mampostería, ladrillo y sillares. En cuanto a lo mudéjar, si atendemos estrictamente a su significado, incluiríamos sólo el arte de los musulmanes que vivían en territorio cristiano. Pero hay que rebasar esta significación, abarcando las manifestaciones artísticas realizadas en territorio cristiano y que tengan huella islámica. En la mayoría de los casos son obras anónimas e ignorada, por tanto, la región del autor. Las pocas cuya autoría conocemos son mudéjares, o cristianos españoles influidos por el arte islámico, o artistas extranjeros sobre los que influyó el arte oriental que vieron en la Península. Esta amalgama justifica la imposibilidad de separar arte morisco (mudéjares de conversión forzosa al cristianismo) y mudéjar. Es el reflejo de la convivencia en un mismo suelo por espacio de seis siglos de cristianos y moros. La yuxtaposición de formas artísticas creadas por ambos da un acento original al arte de la Edad Media española. En cuanto a la cronología, las primeras manifestaciones de arte mudéjar se localizan en el siglo XI, entremezcladas y en la mayoría de los casos confundidas con las postrimerías mozárabes. Esta influencia artística islámica en la sociedad cristiana fue creciendo con los avances de la reconquista, con lo que alguna zona del País Vasco como Tudela, por ejemplo, permitía la permanencia de musulmanes en barrios determinados. En estos casos, para levantar construcciones recurríase a la mano de obra barata y excelente de los albañiles de la morería. Pero esta influencia oriental se localiza con mayor precisión en zonas como la andaluza, valenciana o aragonesa y en comarcas castellanas y leonesas, ignorándose en la mayoría de los estudios la zona del País Vasco por la mínima trascendencia que aquí tuvo, teniendo en cuenta el resto peninsular. Una característica del arte mudéjar son las armaduras de madera. La carpintería mudéjar triunfó desde el siglo XII en toda la península, cuya perfección dificultó, incluso casi impidió el desarrollo de las maderas románica y gótica, mucho más pobres. En el mismo siglo XV otras industrias artísticas mudéjares como cuero, tapices y cerámica adquirieron singular desarrollo. Otro enfoque que se le ha dado a este tema es la discusión sobre la existencia o no de un estilo mudéjar justificando que se ha considerado como tal la prodigiosa variedad de obras aisladas, sin más nexo entre ellas muchas veces que el orientalismo hispánico. El arte mudéjar creció en un ambiente popular (por la humilde condición de sus cultivadores y de los materiales empleados) que impidió que llegase a constituirse en un estilo propiamente dicho. En cuanto a características formales, una de las principales es su anticlasicismo, incorrecto frecuentemente, con acento popular, casi siempre expresivo, aunque en muchos casos suele carecer de sentido orgánico. En el románico de la segunda mitad del siglo XII y primeros años del XIII, se pueden encontrar formas decorativas y estructuras de filiación islámica. Entre las más características se cuentan: los arcos de herradura, los de lóbulos y entrecruzados, el alfiz, las columnas de mocárabes y con cupulillas excavadas en sus techillos; los modillones de rollos o cilindros tangentes, las celosías de lazo. En la mayoría de los casos son detalles sin trascendencia.