Udalak

Mañeru (2002ko bertsioa)

Celebra fiestas el 30 de junio. Carnaval en Mañeru. El domingo de Quincuagésima daba comienzo el Carnaval. Este día por la mañana, los mozos desayunaban en sus casas y asistían a la misa mayor. La fiesta del martes de Carnaval principiaba por la tarde, cuando salían a la vía pública las mozas, los jóvenes y algunos casados, disfrazados y con máscara. Todos éstos eran los «carátulas», que cuidaban en no ser reconocidos. Los «carátulas» paseaban por todo el pueblo, con un palo o una escoba en la mano, y eran asimismo varios los que llevaban una linterna de asa, con una bujía encendida. Estos tipos carnavalescos, a la luz mortecina de sus faroles, presentaban una estampa algo triste en la noche desapacible de invierno. El entretenimiento principal de los «carátulas» solía ser el de no dejar en paz a los espectadores no disfrazados, a quienes hostigaban hasta el pajar de alguna casa. Durante estos días de Carnaval, en las familias de Mañeru no faltaban, tanto al mediodía como a la noche, las consabidas patas y orejas de cerdo rebozadas, y las ensalmadas o «tortas de chanchigor» elaboradas con manteca de cerdo, canela y azúcar. Después de la cena de nuevo en ronda por la calle, entre salto y salto los «carátulas» sustraían de los balcones a su alcance las viandas que las amas de casa dejaban a la fresca. Las horas corrían y la fiesta proseguía; pero la algarabía callejera daba paso al sereno y sosegado canto de la aurora, a las seis de la mañana. Los «auroros» de Mañeru recorrían el pueblo. Uno de ellos era el campanero o campanillero, y con tres toques de campanilla iniciaban el canto y con otros tres lo concluían. Los «auroros» salían todas las mañanas, desde la festividad de San Miguel -el 29 de septiembre- hasta el domingo de Pascua de Resurrección. En el resto del año lo hacían únicamente los domingos y en las jornadas festivas, así como en los tres días de las anteriores a la Ascensión. El canto de la aurora quebraba el silencio de la calle; el miércoles de Ceniza el «aurora» llamaba a los vecinos en reposo: Despierta hombre, despierta, despierta para tomar la ceniza en la cabeza, y allá podrás contemplar que al cabo de poco tiempo en el polvo has de parar entre la podre y gusano hasta el Juicio Universal. No desprecies este aviso que el Señor te viene a dar, despierta como te digo vamos a misa a rezar. [J. Gar. L.: «C. en N.»].