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Bilbao. Economía 1975-2000

La década de los 90 fue la del cambio, la del verdadero cambio de la ciudad tras el precedente período convulso. Pero, la apuesta de Bilbao no ha de contemplarse únicamente atendiendo al plano económico, sino a la simbiosis de la reestructuración económica y la regeneración urbana. La nuevas iniciativas urbanísticas han constituido y constituyen un incentivo económico y, a su vez, la reorientación de la economía bilbaína ha transformado la urbe. La perspectiva territorial tampoco se ha pasado por alto. El Bilbao de hoy es el Bilbao metropolitano, por lo que las propuestas diseñadas han partido de la base de la organización funcional de dicho espacio y, en consecuencia, los planes de actuación puestos en marcha han asumido la recuperación del mismo desde una perspectiva integral.

Desde este punto de mira, comenzaron a trabajar a principios de los noventa las distintas administraciones, instituciones, asociaciones y demás agentes públicos. En 1992 el Ayuntamiento de Bilbao aprobaba su Plan General de Ordenación Urbana, que entraba en vigor tres años después, siendo asumido por la Diputación vizcaína y el Gobierno Vasco. Al proceso, se sumaban la Sociedad Pública Bilbao Ría 2000 y la iniciativa privada, a través de Bilbao Metrópoli 30. Como balance, una serie de operaciones estratégicas concertadas que han tenido como objetivo prioritario la renovación urbanística y la revitalización económica del Bilbao metropolitano. El fortalecimiento de los servicios y el comercio han marcado la pauta económica, la planificación y ordenación urbanística y la mejora de la calidad medioambiental han arbitrado el otro paquete de medidas para la consecución de los objetivos propuestos.

Los resultados saltan ya a la vista. Las viejas industrias, instalaciones portuarias y trazados ferroviarios han sido suprimidos o expulsados del corazón de la ciudad, como se ha producido en Abando-Ibarra. En su lugar, en una superficie de aproximadamente de 340.000 m2, han comenzado a levantarse diferentes centros de servicios (culturales, hoteleros, ocio y recreo, etc.) y edificaciones de uso residencial, que se han acompañado de espacios verdes y de esparcimiento. Por su parte, Amézola se ha desprendido de la estación ferroviaria de mercancías que le separaba del Ensanche histórico y los barrios meridionales, y Bilbao La Vieja camina ya hacia su regeneración social y urbanística.

La cultura ha constituido el otro reto de Bilbao. Los primeros logros se han constatado en la moderna área de servicios proyectada en Abando-Ibarra, donde se han levantado el Museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna. En las cercanías de éste último, el Museo Marítimo Ría de Bilbao se encuentra próximo a abrir sus puertas. Pero, no han sido las únicas actuaciones, si bien éstas se han contemplado como actuaciones estratégicas dado su potencial revitalizador de la economía, inclusive a nivel supralocal. La ampliación del Museo de Bellas Artes, la habilitación del Museo Diocesano en el convento de la Encarnación, la creación de los talleres Bilbao Arte y el cambio de funciones de la iglesia de La Merced, convertida en escenario para múltiples usos y actuaciones, son otras de las iniciativas culturales más destacadas.

Tanto las funciones de la ciudad como la ocupación laboral de su población habían variado ya de orientación para mediados de la década de los ochenta. La industria tan sólo daba ocupación a un 28,7% de la población bilbaína por esas fechas. Sin embargo, la imagen era aún la de una ciudad industrial, dada la fuerte presencia de establecimientos fabriles, instalaciones portuarias y almacenes, en el mismo centro urbano, en el eje que desde Ripa se extiende hasta Olabeaga. Y, aunque Bilbao no debe desechar su pasado industrial, su paisaje, su imagen se ha transformado.

En este sentido, también han contribuido a ello, el Plan integral de saneamiento de la ría, el plan estratégico de residuos sólidos urbanos, la ampliación y mejora de los accesos rodados (Metro, desdoblamiento de Enekuri, túneles de Artxanda), la descongestión del tráfico en la ciudad y la ampliación del aeropuerto y del Puerto en el Abra exterior, puerto que además albergará las instalaciones que han sido desalojadas de la ciudad. En concreto, la expansión continuada del puerto de Bilbao se ha debido a que constituye "un elemento sin par de desarrollo regional" (Llorens, 1987 : 97).

Pero, el mercado laboral no se recuperado aún del todo. Persisten niveles de desempleo que, en el territorio vertebrado por la ría, superan la media de la Comunidad Autónoma Vasca, lo que hacen de este espacio la asignatura pendiente de la reestructuración económica, junto con el cinturón industrial de San Sebastián. La promoción pública de suelo y construcciones industriales ha quedado patente en los municipios de Abanto, Erandio, Muskiz, Ortuella y Zamudio, donde nuevos espacios productivos acogen a las iniciativas empresariales renovadas o de reciente creación. Y en cuanto a Bilbao se refiere, desde la administración local, se han articulado medidas, tales como el programa público de Empleo-Formación que, para favorecer la inserción laboral de jóvenes, imparte Lan-Ekintza en la Escuela Taller de Uribitarte, el semillero de empresas que dicha sociedad municipal gestiona para el desarrollo de proyectos empresariales (Bilbao La Vieja) o la Escuela de Segunda Oportunidad de Bilbao (Agirreazkuenaga, 1999: 157-159).