Concejos

SARASA

Urbanismo y construcciones civiles

El casco urbano se asienta en una zona elevada, con varias calles que siguen el trazado de las curvas de nivel, dando al conjunto una disposición rectilínea. A pesar de ello el lugar resulta escarpado, y las casas deben a menudo adaptarse a la pendiente y a la irregularidad de los solares. A la entrada del pueblo encontramos una casa de gran superficie en planta y marcada horizontalidad, similar a ejemplares que hemos visto en Ochovi y el lugares más occidentales aún. Los muros van enlucidos, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques de los muros, y presenta dos alturas, bajo tejado en pabellón. Lleva vanos rectos.

Más adelante encontramos el antiguo palacio de cabo de armería de Sarasa, hoy en estado de abandono y en franco deterioro. En 1276 era señor del mismo Fernando Gil de Sarasa, que por entonces ya ostentaba el escudo, compuesto por un rastrillo, que aquí veremos reproducido. La planta presenta una disposición general en "U", dejando un semipatio abierto hacia la más favorable orientación. Resta en pie un ala residencial, edificada probablemente en el siglo XVI, con tres alturas y tejado a doble vertiente. Los muros van con sillares de buen tamaño, aparejados a hueso. La puerta es un medio punto de gran formato, compuesto por trece dovelas muy largas y con la rosca achaflanada. En la clave luce un escudete con el rastrillo del linaje. En la planta noble se abren tres ventanas rectas, una de las cuales conserva una cancela de forja, y aparece descentrado un escudo rococó, de finales del XVIII, que repite, entre otras, las armas ya descritas en la clave y en el sello céreo que el señor de Sarasa usaba para el siglo XIII. En alto se abren dos ventanitas cuya disposición, al igual que en el resto de los vanos reseñados, responde más a la lógica interna que a razones de simetría o estética, a pesar del carácter cuidado y elegante de la fachada. En el extremo opuesto del palacio se levanta una torre de aspecto medieval, con planta cuadrada, muros en mampostería concertada y considerable altura, que aprovecha hábilmente la pendiente del terreno para ganar en prestancia. Remata en alto con una cornisa de piedra y un tejado en pabellón, aunque parece evidente que en su día tuvo su adarve defensivo, tal vez con una estructura en madera, tipo cadalso. Es también obvio que constituye el origen primero del palacio de Sarasa, y que se erigió en zona dominante, con comunicación visual directa con otras torres y palacios como los de Ochovi, Ordériz o Aldaz, para contribuir al cierre estratégico de esta zona de paso hacia la capital.

Siguiendo hacia la zona alta del pueblo, encontramos la casa parroquial, adosada a la iglesia, con muros enlucidos y tres alturas, ventanas rectas y acceso escarzano. Desde este punto desciende otra calle, en la que un inmueble adaptado al terreno y muy arreglado se abre con un arco de medio punto, probablemente reaprovechado, con nueve dovelas cortas, rosca moldurada y clave con estrellita inscrita en un círculo. Sigue otra casa con dos alturas, muros enlucidos con las sabidas excepciones, y vanos rectos a excepción del medio punto de la puerta. Más adelante, un caserón de gran superficie en planta y tres alturas muestra rasgos que veremos repetidos en lo pueblos más occidentales, como los muros enlucidos con cadenas de sillar, la puerta de medio punto, las ventanas rectas que en el piso noble llevan antepechos, y los tragaluces en alto.

En el centro del pueblo se abre una plaza, presidida por un lavadero de obra, muy remozado, que lleva adosada una fuente con pilar y "aska" de abrevar. En el remate lleva la fecha de 1911. Cerca hay una fuente medieval, con un cuerpo apuntado de sillarejo, en el que se abre un acceso de medio punto. Siguiendo por esta calle encontramos otras casas que repiten características arquitectónicas ya reseñadas, ocupando a menudo solares irregulares y adaptándose a la pendiente del terreno.

Ermitas

Pérez Ollo cita la ermita de Santa Catalina de Alejandría, hoy desaparecida, que estuvo asociada a un despoblado medieval llamado Sarbatxu, y cuyo término fue luego conocido como Sarluz. Tenía dos fuegos u hogares en el año 1350, que se mantenían en 1366, aunque el lugar se había despoblado para el año 1427. En el año 1800 sólo quedaban los muros perimetrales de la ermita, cuya memoria se ha perdido a día de hoy.

La ermita de San Bernabé tuvo antiguamente la advocación de San Salvador, y fue iglesia del desolado de Sandaña, que se encontraba entre Erice y Sarasa, en la ladera del monte. El lugar tenía cuatro fuegos en 1350, reducidos a tres en 1366, y se había despoblado para 1427. En el año 1796 fue inspeccionada por el obispo visitador Igual de Soria.

Hoy en día presenta una planta rectangular, dividida en cuatro tramos desiguales, de los que uno hace de cabecera. Los muros son de sillarejo, someramente escuadrado, y al interior van enlucidos. El acceso se abre en el lado de la Epístola, en el segundo tramo, con arco rebajado. Tiene además dos tragaluces abiertos en el muro testero y en el lado de la Epístola, junto a la cabecera. Se cubre con una techumbre a dos aguas, sobre estructura de madera, aunque se conservan tres arcos fajones apuntados, testigos del origen medieval de la ermita.

Parroquia de San Martín de Tours

Es un templo edificado en el siglo XVI, todavía en un estilo tardogótico. La planta, de cruz latina, consta de una sola nave, articulada en tres tramos, más un ámbito cuadrado que unifica crucero y cabecera, esta última rematada en testero recto. A los lados se adosan dos capillas laterales, que conforman los brazos del transepto. El acceso se practica desde el lado meridional, muro de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va protegido por un pórtico de piedra sobre pilares. En el muro frontero se aprecia el volumen exterior de la escalera intramural de acceso al coro y a la torre. La sacristía, por último, es un espacio cuadrado y proporcionalmente reducido, adosado a la cabecera por el lado de la Epístola.

Los muros van aparejados en sillarejo menudo pero regular, y al interior van enlucidos. Para dar luz al interior se ha abierto un rosetón abocinado y moldurado, en el lado de la Epístola de la cabecera, así como un vano recto practicado en el mismo lado pero en el primer tramo. El coro alto, del siglo XVI y situado a los pies de la nave, tiene arco de embocadura escarzano y balaustrada de madera.

En cuanto a la cubrición del templo, cada uno de los tres tramos recibe una bóveda de terceletes, mientras que en la cabecera la tracería es estrellada. Los nervios transmiten los empujes a los muros perimetrales merced a ménsulas situadas a media altura. Las capillas reciben crucería simple, igual que la sacristía, mientras que el bajo coro lleva bóveda estrellada.

Al exterior del templo se levanta la torre, que va sostenida por el primer tramo de la nave. Lleva planta rectangular y fuste poco desarrollado, abierto por medios puntos donde se encuentran las campanas. Por el lado de la Epístola, como se ha dicho antes, hay un pórtico de piedra, abierto por dos arcos de medio punto que apean en pilares de sección cuadrangular. Encima se sitúan otras dependencias parroquiales, abiertas por tres ventanas rectas. El interior de este pórtico recibe una cubierta plana con viguería de madera. Cobija una portada gótica, abierta en un paño resaltado del muro, con arco de medio punto con guardalluvias, y abocinamiento salvado por cuatro arquivoltas baquetonadas, que apean sobre otros tantos pies derechos con basas y capiteles. En los estribos que flanquean este vano se han labrado sendos motivos, de raigambre circular, con flores sexapétalas inscritas.

En el interior preside la nave el retablo mayor del siglo XVII, obra romanista de Domingo de Bidarte (1531-1632), bajo la advocación de San Martín de Tours. Su traza consta de banco, dos cuerpos de tres calles, y ático tripartito que se remata con frontones curvos en los lados y triangular en la calle central. Se articula mediante columnas jónicas en el primer piso, corintias pareadas en el segundo y pilastras en el remate. En cuanto a la iconografía, en el banco aparecen los cuatro evangelistas, alternados con las escenas relivarias de la Última Cena y el Lavatorio de los pies. En el primer piso vemos la Oración en el huerto, y el Prendimiento, enmarcando una pequeña talla de la Virgen con el Niño, gótica de fines del XIII o comienzos de la centuria siguiente. En el segundo cuerpo vemos los relieves de San Martín partiendo la capa con el mendigo en Amiens y la Misa del santo, centrando la talla central del titular, en bulto redondo y representado como obispo de la ciudad de Tours. En el ático figuran las tallas en bulto de San Antonio y San José con el Niño, más dos santos obispos situados sobre los soportes extremos de las calles laterales, además del Calvario central, en cuyo frontón bendice el Padre Eterno.

En el muro del Evangelio y dentro del brazo septentrional del transepto, encontramos el retablo de la Virgen del Rosario, obra también de Domingo Bidarte y ejecutado en lenguaje romanista. Su arquitectura consta de banco, cuerpo tripartito y ático entre aletones, rematado por frontón curvo y articulado mediante columnas de orden compuesto. En el banco figuran los relieves de dos santas portando palmas y libros, con la escena central de la Visitación. En el cuerpo, se suceden Santa Bárbara, una Virgen del Rosario posterior, barroca del XVIII, y Santa Catalina de Alejandría. En el ático preside una Anunciación. Del muro de la nave cuelga en este lado un Crucificado romanista del XVII, de naturalista y potente anatomía.

En el transepto sur encontramos un retablo de traza idéntica a la de su colateral simétrico, y obra del mismo autor. En este caso está dedicado a San Blas, y en el banco se representan relieves de los cuatro Padres de la Iglesia, San Agustín, San Jerónimo, San Ambrosio y Santo Tomás. En el cuerpo aparecen los relieves de San Antonio Abad y San Sebastián, flanqueando una talla en bulto del titular San Blas, representado como obispo.

En el bajo coro hay una pila sacramental medieval con pie y copa semiesférica decorada con gallones, y en la sacristía se custodian diversas piezas de ajuar litúrgico, así como un Crucificado barroco del XVII.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)