Léxico

NEVERA

Bizkaia. Las primeras neveras se construyeron en Vizcaya en los comienzos del siglo XVII, siglo en el que tuvieron gran auge, manteniéndose hasta comienzos de éste. Salbidegoitia y Barinaga han podido constatar dos tipos distintos en la construcción de las neveras: 1.° Neveras que aprovechan una zona o dolina natural, con las de mayor profundidad. Se encuentran a una altitud de 1.100 metros sobre el nivel del mar, en zonas kársticas y normalmente en lugares de difícil acceso. Están mínimamente habilitadas y el trabajo ahorrado al no tener que construirla se utiliza en la obra de acceso. Tienen la ventaja de conservar durante más tiempo la nieve. Como ejemplos de este tipo tenemos en Vizcaya, la llamada Neberabaltz, situada en el monte Gorbea, y la de Orduña, en la sierra de Txarlazo. [De este tipo existen también en Elurzulo (Aralar, Guipúzcoa), en Aratz (Altzania, Alava) y en Artzanburu (Oñate, Guipúzcoa)]. 2.° Neveras construidas aprovechando desniveles terrosos o simplemente en campas de arenisca, excavando con las medidas deseadas y recubriendo con piedras de arenisca o de caliza, según la zona donde esté situada, pudiendo ser de mampostería o de sillería. Su profundidad oscila entre los 6 y los 12 metros, y su anchura de 4 a 8 metros. Según las condiciones del terreno o su altitud, suelen poseer en su base un pequeño túnel que tiene salida al exterior y sirve para el desagüe del agua que se ha ido licuando. Sobre las mismas había una construcción circular con tejado redondo, o de cuatro aguas, poseyendo una puerta y un pequeño balcón desde el que se tendía una escalera de mano. Encima de la puerta un torno de madera para subir los bloques de hielo. Algo más alto que el nivel del suelo, es decir, en la parte alta de la nevera, existía una especie de camarote o "ganbara" en la que se almacenaban hierbas y hojas secas durante el verano y otoño. A este tipo corresponden prácticamente todas las restantes neveras de Vizcaya, aunque la de Villaro y Nebarazar (Dima) no tenían tejado y sólo era el agujero artificial por encontrarse en lugares altos (unos 1.000 metros). Como ejemplo más típico y mejor conservado en la actualidad tenemos la nevera de Astikurutz (Ochandiano). El punto de destino más importante era la Villa de Bilbao, servida por casi todas las neveras del Señorío. La de Neberabaltz (Orozco) transportaba no sólo al valle de Orozco, sino también a la Villa de Bilbao y, como dice J.E. Delmas (Guía histórico..., págs. 289 y 476), que servía "para el consumo de la mayor parte de los habitantes del Señorío". En cuanto a su precio de venta y sus medidas, tenemos el problema del cambio constante de estos patrones a través del tiempo y el lugar donde se venda, Villa o Tierra Llana. Las neveras de Vizcaya, como en Navarra en su mayoría, solían ser propiedad del ayuntamiento, enclavadas en terrenos comunales, pero también han existido neveras de propiedad particular, como los casos de la nevera de Hambre y la llamada Neberondo (ambas de Arbácegui-Guerricáiz). Las que eran del ayuntamiento se sacaban a remate el día 1.° de enero generalmente. En la Villa de Bilbao, concretamente, en un principio tenía la obligación de abastecer a los vecinos de mayo a final del mes de noviembre, aunque más tarde, en 1693, se obligó a proveer de nieve durante todo el año. El rematante debía pagar al Concejo de la Villa de Bilbao la cantidad de 450 reales al año aunque por la de Neberabaltz (Orozco) se pagaba 6.000 reales, y por la de Pagasarri dos ducados anuales, en esta misma época. En las que eran propiedad del ayuntamiento trabajaban en la elaboración de la nieve personas expresamente dedicadas a ello, entre ellos el rematante, o bien pastores que alternaban con sus faenas. Solían trabajar unos 3 ó 4 hombres regularmente, que alternaban las faenas del campo con las de la nevera, aunque cuando era necesario prensar la nieve solían estar unos 15 hombres. A fines del s. XVII y durante el s. XVIII, se da un crecimiento del consumo y se construyen casas o "txabolas" junto a las neveras para su cuidado perpetuo. El momento del abandono del trabajo en las neveras de Vizcaya fue entre las dos primeras décadas de este siglo presente, aunque algunas dejaron ya en el s. XVIII, fueron por otros motivos. Ref. García Serrano y P. Lasa, Neveras tradicionales en Navarra, en III Semana de Antropología Vasca, Universidad de Deusto, abril 1973; José María Salbidegoitia y José Ignacio Barinaga, Las neveras de Vizcaya, en Kobie, n.° 5 (1974).