Léxico

NEVERA

Navarra. Navarra, con nieves abundantes en buena parte de su territorio, posee numerosos restos de neveras además de las simas naturales aprovechadas con ese fin. Su utilización se puede documentar desde la Edad Media probablemente, siendo objeto de reglamentación en el s. XVII. En el Archivo Municipal de Pamplona y en el Archivo General de Navarra hay una rica documentación sobre los arriendos de la nieve, precios de venta, etc., que permiten hacer un interesante estudio de tipo económico sobre este producto. En cuanto al régimen de propiedad, había neveras particulares, pero la mayoría eran de los municipios que sacaban a subasta el arriendo de sus explotaciones. Casos especiales constituyen las neveras de los palacios de Olite y Pamplona. La nieve de sierras y simas era de libre aprovechamiento según la legislación navarra. Todavía existe adosado al Palacio Real de Olite, en su parte posterior, el llamado «Pozo del Yelo». El pozo es de forma cilíndrica, de unos 8 metros de profundidad; exteriormente está cubierto por una estructura de forma ovoide de 9 metros de alto, 5,50 de diámetro y 3,75 de diámetro interior, construido de piedra revestida de argamasa. La diferencia de diámetro se debe a que está formada por una doble pared que deja en medio una cámara de aire de 1 metro aproximadamente. El «Pozo de Yelo» fue utilizado desde la Edad Media; sus sucesivas reparaciones, desde el siglo XVII, están bien documentadas y han sido estudiadas y publicadas por Idoate. Así sabemos que en 1630 «se labora durante diez días en el Pozo del Yelo, las instrucciones son que quede bueno y perfecto para muchos años». En el año 1638 se realizaron nuevas e importantes obras, y en 1661, el maestro albañil Antonio Arizmendi indica como trabajo necesario en el Pozo de la Nieve los siguientes trabajos: levantar enlosado, echar bóvedas de yeso con tejado y falsa cubierta, empedrado de losa, etc. En 1739 se revoca la pared del Pozo y en 1805 se reteja. El hielo que se almacenaba procedía de una explanada próxima denominada «la Cava» donde se recogía el agua de lluvia o a falta de ésta la procedente de una acequia. Quemado el Palacio en las guerras carlistas, se siguió utilizando el Pozo de hielo entrado este siglo, realizando la explotación el Ayuntamiento de Olite. El adjudicatario se comprometía a vender el hielo almacenado, pero reservando una determinada cantidad para los enfermos. Pamplona tenía un fuerte consumo de nieve, lo que requería su aprovisionamiento en grandes cantidades. Para ello recogía nieve de las cercanías e incluso de diversas sierras de la zona (Urbasa, Andía), guardándola en pozos. Cuando la nieve almacenada en éstos no era suficiente, se recurría a traerla de las simas naturales («leceas») de las sierras. La explotación se sacaba a subasta por el Ayuntamiento, y se adjudicaba al mejor postor.