La transcendencia de los actos se encuentra unida directamente al poso tradicional y al nivel local, espacial, que abarca la celebración. Mientras en Santiagomendi, ermita y monte de Astigarraga, se organiza una romería a la que acuden vecinos del pueblo y de los alrededores, llevando velas como ofrenda a la iglesia y, una vez finalizada la misa, los presentes ocupan las campas para comer, en Irun lo singular es escuchar el concierto ofrecido por la Banda de la ciudad, en el que tiene lugar la interpretación de las Polcas "Mari Celi" y "La fille d'Eve".
O, así como en Gasteiz, se festeja con una feria de ajos, una carrera de burros y el "día del blusa" sirviendo de preámbulo a las fiestas de la Virgen Blanca, en Elizondo, una comitiva con músicos, dantzaris, kilikis y corporación se dirigen a la iglesia para, después de misa mayor, danzar sin descanso en la plaza las diferentes mutil dantzak propias del valle.
En estos pueblos cuentan con elementos que, generalmente, conforman los programas oficiales, más o menos tradicionales, más o menos actuales: la diana; la salida de comparsas de gigantes y cabezudos; las actuaciones de grupos de danzas vascas; los partidos de pelota a mano; las exhibiciones de arrastre de piedra y cortes de troncos; los bertsolaris; los pasacalles de txistularis; la sokamuturra; las comidas campestres; los concursos gastronómicos; los conciertos musicales; las verbenas; o salida del toro de fuego, entre otros muchos.