Léxico

CARRERA

Trayectos, plazas y recorridos. Las apuestas y desafíos tenían lugar en siglos anteriores por carreteras, caminos o senderos de monte. Las distancias eran largas y el atleta, más que correr, marchaba a paso rápido. José María Gamboa, pastor de Aralar, contaba de apuestas entre pastores, poniendo como lugar de salida la conocida «Casa del Guarda» y haciendo el trayecto hacia el Santuario de San Miguel o hacia el refugio de Igaratza, y vuelta. En el año 1954 se celebró un sonadísimo desafío entre dos pastores: Alberto Mendilueta, de Huarte Araquil, y Manuel Iriarte, de Bustinza. El recorrido era de la Casa Forestal a San Miguel y vuelta, sobre 9 km. de recorrido, resultando ganador Manuel Iriarte. Félix Arregui, Isidro Lacunza y Juan Arregui son pastores que han intervenido en apuestas por monte, singularmente en el trayecto entre Lacunza y Casa Forestal (Aralar) y vuelta. Otro trayecto por monte es la distancia entre Baraibar e Igaratza (Aralar), con tiempo máximo de I hora y 13 minutos; y de Arruazu a la Casa Forestal (Aralar), en 40 minutos. No hace muchos años, el 14 de agosto de 1966 exactamente, a las 6 de la mañana, salió José Artola Murua, de Lacunza, Nav., para llegar al pueblo de Amézqueta, Guip., a través del monte, llevando sobre sus espaldas una carga de 50 kilos. Pretendía batir el record establecido por otro amezketarra, Pedro Sagastume, que había empleado 4 horas I minutos y 24 segundos, en el año 1948. Cubrió el recorrido en 3 horas, 40 minutos y l0 segundos, en medio de una intensa lluvia. El 27 de mayo de 1960, dos pastores, Justo Arruti y Bernardo Arín, se desafiaron en el trayecto entre Alzoazpi y la chabola del pastor de Usalde en el término municipal de Azcárate, Nav., debiendo de efectuar uno de ellos el recorrido por carretera y el otro por monte, con una distancia aproximada de 13 km. Cuando los desafíos trascienden públicamente, cada pueblo pone un poco de su orgullo en el korrikalari. Se tiende a evitar entonces que la suerte pueda influir en el resultado, buscándose trayectos fijos. Esto permite confrontaciones, no sólo con el oponente de turno, sino también con todos los que antes le precedieron en el mismo itinerario, pues las marcas anteriores quedaron recogidas. Surge entonces la ilusión de batir los records, nuevo aliciente en las apuestas. Se buscan, pues, recorridos y distancias tradicionales. Quizá el más conocido sea el trayecto Zarauz-Aya, escenario de muchísimas apuestas, que culminaron en aquel trágico 21 de mayo de 1922. El desafío era entre el belga De Nys y Etxenagusía. Salió el vasco, con ventaja, a las 11,30 de la mañana, bajo un sol implacable. El belga lo hizo a las 11 horas 33 minutos y 45 segundos. De Nys tardó en recorrer los 13 km. que separan ambas poblaciones en 54 minutos y 5 segundos. Etxenagusía cayó asfixiado en la cuneta, muriendo a las 8 y media de la mañana del día 23. A finales del siglo pasado acostumbraban a disputarse sobre distancias más largas, siendo tradicional el, recorrido de Aya a Guetaria y vuelta. Dentro de las pruebas de larga distancia, que corresponden a los andarines decimonónicos de la blusa, abarca, pantalón largo y faja a la cintura, citaremos el trayecto Tolosa-Pamplona-Tolosa, con 124 km. de recorrido, sobre el que intentaron probar sus fuerzas muchos atletas vascos y en el que «Naparzar» culminó su vida deportiva, el año 1908, a los «Juanagorri», padre e hijo, que se turnaban a relevos. Un andarín vasco-francés, en octubre de 1903, batió los records de distancia. Se llamaba «Marquestan», y era natural de Anglet. Por una apuesta, a los 64 años de edad, hizo la distancia entre Burdeos y París (600 km.) en 5 días. Otra distancia clásica era de Pasajes o Rentería hasta el alto de Gainchurizqueta, ida y vuelta. Citaremos la apuesta entre los andarines San Juan, de Oyarzun, y Alberdi, de Pasajes, que despertó enorme interés en la zona a principios de siglo, pues, además de los 1.000 reales que jugaban los atletas, hubo infinidad de traviesas entre sus respectivos partidarios. Ganó San Juan, en 52 minutos, mientras. su contrario llegaba 10 minutos más tarde. En Vizcaya, en el siglo pasado, era tradicional el trayecto Durango-Bilbao, en ocasiones con vuelta. Fue famoso trayecto la llamada «legua de Lecumberri» (6.040 metros), para cuyo recorrido solía considerarse, como límite insuperable de rebajar, los 20 minutos. Era carrera difícil, toda ella en cuesta, desde Lecumberri al alto de Azpiroz. Durante años, el record lo tuvo Joaquín Sucunza, de Huici, en 20 minutos 32 segundos. Chiquito de Arruiz lo batió el 2 de octubre de 1959, empleando 18 minutos y 57 segundos y tres quintos. Los 17 km. que separan Villabona y Aya fueron escenario de numerosas pruebas. Ofrecía el recorrido todas las variantes posibles, desde el trayecto (de Villabona a Asteasu), la cuesta arriba pronunciada (de Asteasu a Andazárrate) y la cuesta abajo (de Andazárrate a Aya). Sobre este trayecto recordaremos el desafío entre Miguel Aldaz, de Oria, y Francisco Aldareguía, de Aldaz, Nav. Miguel Aldaz empleó en el recorrido 57 minutos 27 segundos, no sacando a Aldareguía (59 m. 5 s.) los dos minutos necesarios para resultar vencedor. En este mismo trayecto, entre Villabona y Aya, tuvo lugar aquella sonada apuesta celebrada el 26 de enero de 1936 entre los korrikalaris José Aldasoro y Pedro Ugalde, ambos de Andoáin. Pedro Ugalde daba 10 minutos de ventaja a su rival, siendo ganada por Aldasoro por 26 segundos de diferencia, empleando 1 hora y 18 minutos justos en el recorrido. En febrero de 1958, Chiquito de Escoriaza empleó 23 minutos, 48 segundos y un quinto en recorrer la distancia entre la iglesia de San Pedro y el refugio de Gorla, trayecto muchas veces recorrido por los andarines durante más de un siglo. Particularmente dura es la carrera entre Elgóibar y el alto de Azcárate (6 km. aproximadamente de cuesta). El 18 de abril de 1931, el korrikalari Eizaguirre, de Madariaga, fijó un tiempo de 23 minutos y 50 segundos, que perduró durante años. Varios atletas «amateurs» y profesionales realizaron pruebas secretas para batir esta marca, sin conseguirlo, hasta el 3 de agosto de 1947, en que el vizcaíno José Plaza Gabiola empleó 22 minutos, 22 segundos y cuatro quintos. Miguel Aldaz se comprometió, en apuesta, a rebajar el tiempo, suspendiendo el intento el día anterior a la prueba, fijada para el 19 de mayo de 1957. Ultimamente en Vizcaya se ha impuesto una prueba clásica. La salida se da en la Plaza del Ayuntamiento de Llodio y, pasando por la ermita de Santa Lucía, fuente del Espino y Monte Pagasarri, se llega a la Plaza de España, de Bilbao. La distancia es de unos 18 km., todo por monte. El record actual lo tiene el bilbaíno Isaac Rueda, en 1 hora y 17 minutos,que batió la marca anterior del llodiano Daniel Molinuevo, de 1 hora y 37 minutos. Otras pruebas clásicas en Vizcaya son las subidas a montes, para batir records, como las del Pagasarri, Archanda, monte San Sebastián (Valmaseda), Ganecogorta, Kolitza, Serantes, etc. Las apuestas entre andarineshace ya años que desaparecieron. No así en Guipúzcoa, núcleo geográfico del País Vasco y, por tanto, donde se mantienen con mayor fuerza sus tradiciones seculares. En estas clásicas pruebas de andarines, donde a trechos el atleta debía marchar al paso, recuperando el aliento tras una empinada cuesta, hay unos personajes dignos de ser recordados: son los mikeletes volantes, que acompañaban por relevos al atleta en los lugares más frecuentados por el público, manteniendo el orden entre los seguidores agolpados en ambas márgenes de la carretera. Con su boina y su capa ondulante al viento trotaban al lado del andarín en los momentos difíciles de la carrera, sobre todo al comienzo de la misma y ya cerca de la llegada. Cuando la carrera es más espectáculo que desafío, procuran los organizadores llevarlo a un recinto cerrado. 1903 es el año en que se construyen las plazas de toros de San Sebastián, Tolosa, Azpeitia y Eibar. Comienzan, a partir de esta fecha, a prodigarse las carreras en los ruedos de estas plazas. Hay una verdadera fiebre en San Sebastián. Citaremos como ejemplo las siguientes pruebas en marzo de 1907: Día 21 de marzo: Apuesta entre los andarines de Sara (Francia), Juan Arrouferia y Vicente Lahetjuzán, contra Ignacio María Aldat, de Orio, Guip. La distancia eran 16 km., pudiendo relevarse libremente los franceses en cualquier momento de la prueba. Se atravesaron 1.000 pesetas. Día 25 de marzo: Manuel Múgica, de Amezqueta, contra dos franceses de Sare, sobre 17 km. Día 28 de marzo: Apuesta sobre 150 vueltas a la plaza (23 km. y medio), entre Martín Izaguirre, de Hernani, contra Antonio Aranguren, de Zarauz. Las pruebas continuaron en abril y mayo, y, pasado el verano, en septiembre y octubre. Pero hoy se ha perdido ya el sabor de aquellas viejas estampas de los andarines del siglo pasado, corriendo los caminos del País con su vara de avellano en la mano, su boina y su faja. Antes de 1903 las competiciones montadas con ocasión de las Fiestas Patronales solían llevarse, para la comodidad de los espectadores, a la plaza del pueblo, como la celebrada en 1893 en Azpeitia. Las carreras en la plaza principal del pueblo sólo de cuando en cuando se ven ahora. Recordamos el desafío en la plaza de Aya, el 18 de enero de 1959, sobre 8 km. de distancia, entre Irunchiberri (30 minutos, 42 segundos) e Iruncho (31 minutos, 4 segundos). En el frontón de Rentería, escenario de cientos de apuestas y desafíos de todo tipo, se celebraron también muchas pruebas de korrikalaris. Citaremos la del 24 de junio de 1906, entre Sebastián Lasa, de Alegría, y un francés, Juan Bacho de nombre, prueba que atrajo a miles de personas a Rentería. Hace unos años se celebraron desafíos en el estadio de Berazubi (Tolosa), en el velódromo de Anoeta (San Sebastián) y en el hipódromo de Lasarte. En este último escenario se desarrolló la carrera entre Aldaz e Irízar, sobre 12 km. de fango y agua, el día 14 de diciembre de 1958, resultando vencedor Aldaz, en 42 minutos y 48 segundos. En las actuales apuestas de korrikalaris se ha reducido considerablemente las distancias fijadas para las carreras. La mayoría se hacen sobre 10 km., en ruedo. En otros tiempos casi siempre rebasaban los 20 km. Es curioso señalar aquí cómo el vasco, que ha aprovechado para apuesta y competición cuantas oportunidades le ofrecía el trabajo y la vida diaria, no haya utilizado en ello la carrera de los animales. Una explicación válida podría ser la casi total ausencia de animales de monta en el País Vasco. Efectivamente, ni el ganado caballar ni el mular, ni el asnal, tuvieron nunca importancia en nuestra región, principalmente por el tipo de producción agrícola más apropiada al ganado vacuno y ovino. El caballo del País no ha servido de animal de monta al vasco, aunque sí de carga. El casero, generalmente, conduce el caballo por la brida, caminando delante y no montado. No han existido en el País competiciones rurales de carreras, montando a caballo, salvo contadas excepciones, en las provincias francesas. Tampoco el baserritarra es aficionado al hipódromo, espectáculo creado para un mundo del que está separado mentalmente de forma total. De vez en cuando, en las pequeñas aldeas y en forma festiva, solían celebrarse carreras de burros o «asto-ariñeketak», utilizando los jóvenes como montura el pequeño burro enjuto y sobrio del caserío. En estos últimos años, la localidad alavesa de Llodio, otrora perteneciente a Vizcaya, organiza el Campeonato del País Vasco de «asto-ariñeketak». En Vizcaya se van prodigando cada vez más en los últimos años las carreras de burros. Todas ellas están sometidas al control de la Federación Vizcaína de Atletismo, que exige, para esta prueba, la presentación de una póliza de Seguros que ampare el jinete y a terceros. Las «astoariñeketak», como decíamos, se celebran en muchas localidades vizcaínas: en Bolívar, el día de San Juan; en Carranza, el día de San Ignacio; en Castrejana... Las más famosas pruebas tienen lugar en Lejona, donde el II de septiembre de 1970 se celebró el Campeonato de Vizcaya. Siguiendo el ejemplo del ciclismo las carreras fueron a dos mangas: en línea y luego contra reloj. El resultado final, tras los 4 km., fue:

1.º "Platero"7' 06"2.º José María Rubio 11' 12"3.º Juan Ignacio Bilbao 15' 15"4.º Juan José Zabala 16' 12"5.º Jesús García 18' 12"

En cuanto a carreras de caballos creemos que sólo se han dado una vez, concretamente el 16 de agosto de 1959. Participaron José Ramón Arsuaga Mendizábal, del caserío «Alamberro», de Aduna, contra Santiago Odriozola Otegui, del caserío «Camino», de Aduna. El primero montaba un caballo y Odriozola una yegua de su propiedad. El recorrido era desde el puente. de Aduna hasta la plaza. Ganó Arsuaga la carrera en 2' 14" 4/10 por 2' 20" I/10 de Odriozola.

Rafael AGUIRRE FRANCO