Concepto

Carnavales de Navarra

Si bien el Carnaval fue prohibido gubernamentalmente en 1936, a lo largo del siglo XX se han ido sucediendo bajo el empuje de ciertos colectivos, el mantenimiento y la recuperación de diferentes festejos que han llegado hasta nuestros días fuertemente enraizados.

Junto a los más conocidos de Ituren-Zubieta y Lantz, observamos la aparición de jóvenes disfrazados, o semidisfrazados, en cuestación: los cortejos con indumentarias propias de otro tiempo como en Igantzi, u atemporales como en Oronz-Mugairi; los grupos de postulantes con ropas de caseros como en Etxarri-Aranatz y Ihabar, o de rojo y blanco como en Arantza y Lesaka (Goittarak y Fraindarrak); y los desfiles de personajes varios convertidos en cortejos complejos (Asociación de Caldereros de Irunea), o a imitación de los pueblos importantes (Donostia con los Kaldereroak e Iñude-Artzaiak, trasvasados a Bera).

En un afán de volver al pasado pero con los cambios de primer orden nacidos del bienestar social, algunos elementos no tienen el mismo sentido que en otros tiempos: comer y beber en abundancia ante la llegada de la consabida Cuaresma; hacer cuestaciones para obtener a cambio unos productos, y dinero, en épocas de cierta precariedad; o divertirse por la falta de baile durante los cuarenta días siguientes.

El ajusticiamiento de antiguos personajes incrustados en la historia local (Miel Otxin, Atxon Zarkua y otros) junto a los de nueva fábrica (Aldabika), los concursos de disfraces y exhibiciones de diversos tipos de baile en lugares públicos o en locales cerrados, las celebraciones en txokos y sociedades gastronómicas, las fiestas en asociaciones y discotecas, la preparación y desfile de disfraces en colegios e ikastolak, las creaciones y representaciones con fines de espectáculo y lo que los medios de comunicación de masas nos ofertan y ofrecen, conforman a grandes rasgos muchas de las posibilidades de hoy en día en el campo lúdico.

Cada año surgen nuevas fórmulas de entretenimiento y otras se van difuminando. El mantener cada componente conlleva un sobre-esfuerzo que no está al alcance de cualquiera. Es más, la historia actual, lo mismo que aporta nuevas tendencias, nos informa qué ha sucumbido, de todo lo nuevo creado.

El Carnaval en Nafarroa es espontaneidad, donde se mezclan las antiguas formas, las adaptaciones y las nuevas conceptualizaciones. Se buscan continuamente referentes que puedan sobrevivir. Pero, como bien sabemos, el reto y el consiguiente mantenimiento suele ser difícil llevar hacia delante.