Concepto

Apariciones en Vasconia

A partir de 1919, la idea de unas imágenes de algún modo vivas dejó de ser una concepción limitada al ámbito de la gente sencilla del campo, pues desde la primavera de aquel año decenas de miles de vascos, tanto rurales como urbanos, desde profesionales liberales hasta pescadores, visitaron Limpias, una localidad próxima de Cantabria, con la esperanza de ver moverse al Cristo de la Agonía.

La popularidad que ya con anterioridad tenían en Navarra los dos misioneros capuchinos cuya misión provocó las visiones de Limpias, así como el entusiasmo de los peregrinos navarros al volver de Limpias, debieron de contribuir a varias apariciones ocurridas en Navarra en 1920 en las que hombres, mujeres y niños vieron cómo cierto número de crucifijos de iglesias parroquiales se movían o cobraban vida por unos momentos. El caso más popular fue el de Piedramillera, iniciado el 11 de mayo; pero también hubo visiones en Berbinzana a partir del 22 de mayo, y en Mañeru a finales del mismo mes. Aquellos sucesos, a los que el obispo José López de Mendoza negó publicidad en la prensa navarra por temor a desacreditar las visiones de Limpias y el propio catolicismo, fueron poco conocidos fuera de la comarca inmediata. Todavía se conocieron menos las visiones de una monja agustina de Aldaz, María de los Dolores de Jesús y Urquía, quien en las décadas de 1920 y 1930 vio moverse una estampa del Cristo de Limpias en respuesta a sus oraciones.