Toponimoak

Baiona. Historia

En el siglo V diversas invasiones asolaron el país; sin embargo la dominación efectiva de éste por los visigodos no es probable siendo muy posible que se contentaran con conquistar sólo las llanuras de la Novempopulania (vieja Vasconia), parte integrante de Aquitania. En el 581, son algunas tribus vasconas las que hacen incursiones al norte de los Pirineos. Afortunadamente, Baiona está alejada de las grandes vías de comunicación, lo que la preservó un tanto de las devastaciones. A comienzos del siglo VI Aquitania pasó a ser provincia franca; esta dominación, a pesar de que el estado de insumisión fue permanente, le fue favorable ya que su comercio y sus relaciones se acrecientan. Baiona está en poder de los francos; al morir Clotario, la villa pasa a depender de uno de sus hijos, Sigiberto. En el tratado de Andelot -28-XI-587- Gontrán, rey de Borgoña, entrega a su sobrino Childeberto II, rey de Austrasia, la ciudad de Baiona (Lapurdo), entre otras tierras y ciudades. El siglo VII marca, con la creación del Ducado de Vasconia (602), un jalón importante en la historia de las relaciones vasco-francas. El ducado, establecimiento regular al mando de un duque dependiente de los reyes francos, se convertiría paradójicamente en foco de rebeldía hasta conseguir, en el siglo siguiente, su independencia efectiva.

  • Los normandos

Después de la rebelión de los duques vascones contra la tutela de los reyes francos, rebelión que triunfa finalmente hacia el año 832, los navegantes vikingos remontan el Adur y se apoderan de Baiona en el año 844, fundando en ella un establecimiento básico para sus terribles expediciones armadas en Vasconia, gran parte de la cual asolaron. Baiona, la ciudad que Nicolás Bertrand describe como pagana (Baionam paganico more viventem...) figura entre las ciudades novempopulanas destruidas. Más de un siglo después de esta sorpresiva irrupción, fuera del ámbito normando, Vasconia va a elegir como soberano a un rey navarro, Sancho II Abarca (970-994). Baiona permanece bajo dominación normanda.

En esta época el comercio se sustenta sobre los minerales de los Pirineos y la pesca de la ballena -en la que los normandos eran duchos-, que llegó a adquirir con el tiempo una importancia capital. Se piensa que fueron estos habilísimos marinos los que transmitieron a los habitantes de esta parte de la costa vasca los adelantos y tradición náutica que luego habían de ser proverbiales en Laburdi.

  • Predicación de San León

Diversas leyendas sitúan la llegada del apóstol de Lapurdum en los primeros años del siglo IX. Llegó -según ellas- por el camino llamado "camin roumiou" y dirigiéndose a una eminencia cercana al Nive, se construyó una choza para vivir hasta su muerte. Después de varios viajes por la costa -bosques de Gipuzkoa y Navarra cantábrica-, volvió a Baiona donde fue decapitado, el año 892 aproximadamente, por los normandos. Sin embargo, el culto de este santo no se remonta más allá del siglo XI. El Libro de Oro de Baiona comienza a hablar de él a partir de los siglos XI y XIII: barrio, fuente, parroquia, puerta de su nombre.

Dubarat, autor que ha estudiado el tema con profundidad en Le Missel de Bayonne, cree que pudo ser San León un obispo vasco martirizado por cualquiera de los sucesivos pueblos invasores -visigodos, musulmanes o normandos- o por sus mismos compatriotas, los vascos. Jaurgain llega más lejos al considerar hipotética su misma existencia. Pero la existencia de una iglesia dedicada a San León, mencionada en el siglo XII, y numerosos nombres tradicionales no parecen avalar la tesis de este último investigador.

Baiona, capital del vizcondado navarro de Lapurdi (1023-1193). En el año 986, Guillermo Sancho, duque de Vasconia, atacó a los normandos a los que derrotó, y fundó en la diócesis de Aire un monasterio dedicado a San Salvador. Después de esto los normandos fueron batiéndose poco a poco en retirada. Fruto de las necesidades defensivas originadas por el largo período de invasiones, es la estructura social que emerje por esta época. A mediados del siglo XI, Lapurdum (Baiona) es el núcleo de un señorío hereditario regularmente gobernado por señores dependientes del duque de Vasconia o Gascuña, vasallos éstos, a su vez, por vía hereditaria, del rey de Navarra D. Sancho el Mayor (Regnante... in omni Gasconia... en documento de 1023 y 1032). Para agradecer la ayuda prestada por el navarro contra el conde de Toulouse, Sancho Guillermo, duque de Vasconia, habría cedido a su monarca la jurisdicción directa sobre las tierras de Lapurdi y Baja Navarra hacia 1020. En el año 1023, Lapurdi fue erigido oficialmente en vizcondado en la persona de Lupo Sancho, uno de los parientes de Sancho-Guillermo, duque de Vasconia, por el rey de Navarra Sancho el Mayor.

La jurisdicción del vizconde de Lapurdi se extiende sobre toda Lapurdi, incluida, desde mediados del siglo XII, la baronía de San Juan de Luz, y es posible que sobre parte del país del Bidasoa: territorios guipuzcoano-navarros incluidos posteriormente en la diócesis de Baiona. Su residencia inicial y posterior, hasta la supresión del vizcondado (1193), estuvo en Baiona donde los vizcondes construyeron el torreón de Floripes -derrivado por Vauban- y alrededor de él, parte de los edificios que constituyen hoy el Cháteau-Vieux. El primero de los vizcondes, Lupo Sancho, cedió al cabildo de la catedral esta iglesia con sus dependencias [1059-1069, Libro de Oro], la cuarta parte del diezmo de todo el vizcondado y la décima parte de los peajes percibidos a la salida y a la entrada de las dos puertas de la ciudad. Los habitantes por su parte obtuvieron el derecho de pastoreo a media jornada de las murallas. Sin embargo esta dependencia directa de Lapurdi respecto al reino de Navarra será, hasta fines del siglo XII, contestada por los duques aquitanos.

Al acaecer la muerte de Sancho el Mayor, el duque Eudón, sucesor de Sancho Guillermo como duque de Aquitania, deja de ser feudatario de Pamplona, menos en algunos territorios fluctuantes de la Vasconia ducal que prosiguieron prestando vasallaje al rey de Navarra (Moret: Anales..., t. III, p. 61). Baiona, sede de la capitalidad del vizcondado de Lapurdi, depende pues, hasta finales del siglo XII, de Aquitania y Navarra según el momento. En el terreno eclesiástico, el reinado de Sancho el Mayor, fue aún más importante por convertir a Baiona en la sede episcopal de su nombre, hacia el año 1030, con Lapurdi, valle de Arberoa, villas de Irissarry, Iholdy y Armendarits, el país de Cize, de Ossés y de Baigorry, sustraídos a la diócesis de Dax, a los que hay que agregar un territorio situado a ambas orillas del Bidasoa, hoy en su mayor parte navarro y, el resto, guipuzcoano (Jaurgain: La Vasconie t. I, p. 208) y cuya historia posterior puede verse a lo largo de este artículo.

Durante esta era vizcondal el mercado de Baiona fue declarado privilegiado y exclusivo para la venta de ballenas, atunes, lampreas y peces pescados en la Gave, Adur y el Nive hasta Sordes, Hourgave y Villefranche. Además estos privilegios eran extensivos a la pesca costera desde Cap Breton hasta Fuenterrabía. En 1070 la población franqueó sus murallas y se extendió por la campiña circundante. El grupo principal de este ensanche natural tomó el nombre de barrio de las "Tanneries" (Curtidurias). Entre las nuevas construcciones que tomaron como eje la actual calle Thiers figuran dos hospitales y una iglesia parroquial. Fortún II Sancho, hace donación, hacia el año 1095, de media ciudad a la catedral de Baiona: mediae civitatis terram, a porta meridiana usque ad portam quae ducit ad portum... (Libro de Oro), reservándose sólo el derecho de administrar justicia. Hacia 1098 nueva donación: el cabildo de Baiona recibe el diezmo del tráfico portuario y todos los ingresos percibidos en calidad de peaje: deciman portus Baionensis et totius pedagii... (Libro de Oro). Vemos pues que el poder eclesiástico crece extraordinariamente en detrimento del vizcondal, que fácilmente rematarán los ingleses.

Baiona debe al duque de Aquitania, Guillermo IX el Trobador la primera carta de franquicias. Este acontecimiento y el hecho de ser el puerto marítimo natural del reino de Navarra prepararán la expansión y prosperidad que conoce en el entrante siglo XII la sede vizcondal de Lapurdi. Ese mismo año es puesta la primera piedra del puente sobre el Adur (supra mare Baione) en presencia del obispo Martres (Raimundus) y el Vizconde Bertrand (Bertrando, Baionensi vicecomite). Al extremo del puente, en la orilla derecha del Adur, comenzará a alzarse un nuevo suburbio llamado originalmente Cap-dou-Pount y más tarde Saint-Esprit. El abuelo de la famosa Alienor, Guillermo IX, sentó los fundamentos de una nueva muralla que abarcaba en su interior toda la márgen izquierda del Nive acogiendo así el barrio situado al pie del recinto romano. Los restos de esta fortificación eran aun visibles a finales del siglo XVII;

"Esta se apoyaba en la antigua muralla hacia la mitad de la calle Orbe, corría a lo largo de la calle Pont-Mayou o Chégaray y se detenía en el Nive, para continuar, en la otra orilla, por la margen izquierda del Adur, que bordeaba hasta la extremidad del hospital militar actual: allí torcía y seguía la dirección de Mousseroles hasta el Chateau-Neuf, de donde, por una línea casi perpendicular, volvía al Nive, ante la Torre de Sault. Dos cadenas tendidas durante la noche sobre el Nive, desde los dos extremos de la villa, completaban el cierre de la ciudad"

(Balasque: Etudes... t. I, p. 96).

En este barrio se daba acogida a la población errante mediante la concesión del derecho de vecindad que la protegía de toda persecución y le daba el derecho a gozar de los recien conquistados privilegios fiscales y comerciales de los vecinos habituales de la ciudad alta. Entre el Adur y el Nive, la aglomeración o foris-burgus de la actual Pequeña Baiona fue admitida en el recinto de la villa recibiendo el nombre tradicional de Bourg-Neuf. Es en esta misma época en que la villa abandona su antiguo nombre de Lapurdum para pasar a llamarse en los documentos oficiales Baiona. La villa crece y se expansiona multiplicando sus comunicaciones con las otras localidades en respuesta a las nuevas necesidades del comercio marítimo del que Baiona detentaba ya el monopolio.

Así es cómo se acaban los dos puentes, uno sobre el Adur y otro sobre el Nive -Bertaco o Panecau- para poner en contacto a la ciudad con los mercados de las Landas, el Béarn, Lapurdi y Navarra y el Bourg-neuf. Hacia 1141 se comenzó la construcción de la catedral gótica. El auge de la villa, como se ve, tuvo su arranque en el comercio marítimo; las materias resinosas, los vinos, los productos extraídos de las ballenas abastecieron a este comercio y a las industrias locales del siglo XII mediante un cabotaje activo por las costas de la Península Ibérica, Bretaña y la Normandía. Al abolirse el "droit de coutume", antigua imposición que gravaba en un 5 % la mercadería de exportación, gran cantidad de gente vino a establecerse en la floreciente ciudad preparando así el espléndido desarrollo que habría de conocer algo más tarde durante la ocupación inglesa. Baiona conoce ya un embrionario derecho mercantil.

Asedio de Baiona por Alfonso el Batallador, rey de Navarra y Aragón: 1130-1131. Algo debió de suceder entre el nuevo duque de Vasconia y de Aquitania, Guillermo X el Teólogo, y el rey de Navarra, el inquieto D. Alfonso I. Parece ser que Alfonso el Batallador movilizó sus tropas sobre Baiona para defender los derechos de su fiel vasallo Gastón del Béarn a la vacante dejada por la muerte del vizconde de Lapurdi. García Sancho, muerto sin herederos directos. Cuestión de límites o cuestión de jurisdicciones feudales, el caso es que el navarro se dirige a sitiar Baiona en octubre de 1130 aprovechando las paces de Támara firmadas con Castilla en Julio de 1127. Es en esta ciudad donde D. Alfonso concede fuero a Corella (documento de Comptos datado el 26 de octubre 1130 in illo castello de Bayona...) Durante su estancia que se prolonga a noviembre del 1131 firma diversos documentos, entre los cuales destaca su disparatado testamento, de 1131. El sitio y rápida toma de Baiona parece haber sido una advertencia a la ambiciosa política de Guillermo, sobre todo si tenemos en cuenta lo que dice Risco, que

"antes de apoderarse los ingleses de Baiona y de la región hacia Navarra y el río Vidaso, todo este territorio pertenecía a los reyes de Pamplona, no menos que la Baja Navarra, que siempre poseyeron"

(España Sagrada, t. XXXII, Madrid, 1878, p. 161).

Guillermo X sin embargo, trasmitió a su hija, la famosa Alienor, su pretensión sobre las tierras vascas a su muerte (1137): toda Aguitania, la Gascuña, la Basclonia y la Navarra hasta Ibañeta (monje de Vézelay). En vísperas del advenimiento de los Plantagenet, Baiona era gobernada por la familia vizcondal que comenzó por Lupo Sancho, y se extinguió, a fines del siglo XII con Guillermo Raimundo de Sault, pasando en el siglo XII por ocho vizcondes: Lupo Sancho en 1023; Fortún Sancho en 1059; Sancho García en 1070; García Sancho en 1120; Bertrand en 1140; Pierre Bertrand en 1170; Arnaldo Bertrand en 1174 y Guillermo Raimundo de Sault en 1193.

En el año 1152, Alienor, duquesa de Aquitania, contraía matrimonio con Enrique de Plantagenet, futuro Enrique II de Inglaterra. El título de duque de Aquitania recayó así, naturalmente, en el hijo de Alienor, Ricardo Corazón de León, y en los soberanos ingleses descendientes suyos. Baiona, y con ella todo el país, cambió de gobernantes; este cambio afortunado abría a sus navíos los puertos y los mercados del reino de Inglaterra. Así se explica el extraordinario auge que a pesar del cambio de desembocadura del Adur (Capbreton), cobró la villa durante los tres siglos de gobierno anglosajón gracias a los privilegios y exenciones de que la hicieron objeto sus soberanos.

En efecto, Enrique II otorgó a los bayoneses el monopolio de los fletes en el Adur y redujo los derechos de importación percibidos en Inglaterra sobre los vinos de Gascuña, uno de los principales recursos de Baiona. Sus descendientes hicieron otro tanto. También se prohibió la venta de pescado fuera de los mercados bayoneses. La burguesía fue rápidamente ganada por la magnanimidad de estas mediadas; sin embargo los señores aquitanos y los vascos, irritados por el gobierno del intruso -hay que tener en cuenta que, después de los Reyes de Navarra, la autoridad legítima a sus ojos era Alienor, derecho que el inglés respetó poco- encabezados por sus vizcondes se alzaron en armas en 1167 aunque tuvieron que deponerlas pronto. Dado además a la abolición de la servidumbre e impuestos señoriales y a otorgar fueros y franquías tenía que enagenarse forzosamente a la nobleza.

Ricardo Corazón de León, duque de Aquitania: 1169-1199. Dedicado a la administración del ducado de Aquitania durante la primera sublevación, fracasada, contra su padre (1173-1174), Ricardo, que será rey de Inglaterra en 1189, confirma, reformándolo (introducción del Senescal, etc.) el Fuero otorgado por el duque Guillermo hacia 1125. Ricardo concedió este fuero para favorecer a la burguesía bayonesa en lucha abierta contra el rapaz obispo Fontaner, pero, para evitar ganarse la enemiga de la iglesia, otorgó a ésta los derechos sobre el matadero de la villa. La eximió también de los derechos de justicia sobre la mitad de la ciudad. El vizconde no figura como firmante, lo cual demuestra su total eclipsamiento. Ricardo realiza su segunda visita a Baiona en 1174 ó 1175 y otorga a los comerciantes bayoneses la franquicia de los peajes que pagaban en el Poitou, Aquitania y Gascuña, con carácter de perpetuidad.

Pero también contra él se alzan los señores gascones y vascos. La sublevación mayor, que relata Rogerio Hoveden en un escrito de 1177, abarcó a gran parte de Gascuña, en especial Dax, la Baja Navarra y Lapurdi con su capital, Baiona, en la que se hizo fuerte el vizconde Arnaldo Bertrand. Ricardo asedió y tomó una por una las ciudades sublevadas; Baiona duró diez días: Deinde obsedit Bajoniam civitatem, quam Ernaldus Bertrandus Vicecomes Bajoniae contra eum munierat, et infra decem dies cepit... Los vizcondes de Lapurdi abandonaron entonces la sede tradicional del Vizcondado, Baiona, y se retiraron a Ustaritz que desde entonces, hasta la Revolución de 1789, fue la capital de Lapurdi. También fruto del reinado de este monarca inglés, y duque aquitano, es la Carta de Malhechores de 1189, que no sólo reglamenta el comportamiento urbano sino que rompe definitivamente con el poder señorial del vizconde de Lapurdi al establecer que el baile del señor sea colocado fuera de la ciudad de Baiona y observe lo estipulado en la carta.

El novelesco matrimonio de Ricardo con la navarra Berenguela (1190), hermana del rey Sancho el Fuerte, sentará las bases de una más sólida armonía entre vascos e ingleses. La Baja Navarra, Zuberoa y Lapurdi fueron objeto muy probable de una amistosa transacción en la última década del siglo XII: la primera quedó definitivamente dentro del reino navarro (Sexta Merindad) y las otras dos provincias permanecieron dentro del marco aquitano, regidas por duques ingleses. En Lapurdi, la transacción fue sancionada por un hecho de importancia: la venta, en 1193, de todos los derechos sobre el vizcondado por el vizconde Guillermo Raimundo, sucesor del derrotado Arnaldo Bertrand. Navarra pasa así a un segundo lugar, importante eso sí, pero segundo, definitivamente. Los reyes ingleses son ahora señores de Lapurdi y, por la ausencia de poder feudal intermedio, señores directos de la provincia.

Fuero otorgado a Baiona por Ricardo Corazón de León, sin fecha, probablemente de 1174.

"Que todos, presentes y por venir, sepan que Yo, Ricardo, hijo de Enrique, rey de Inglaterra, conde de Poitiers, duque de Aquitania, he dado y concedo para siempre a mis queridos ciudadanos de Baiona los fueros y derechos que Guillermo, conde de Poitiers, estando presente Raymond de Martres, obispo de Baiona, les concedió cuando comenzó a edificar Baiona.

A saber:

Cualquiera que haya venido a Baiona o venga a continuación para establecerse en ella, sepa que le es otorgada franquicia, en tierra y mar, en las landas y en los bosques, en todo lo que pueda recorrer (ida y vuelta) en un día, con la condición de que después de una estancia continuada de un año y un día, satisfaga los derechos adeudados al dueño del suelo que ocupa, si aún no es propietario del mismo...

...Si alguno de los habitantes quisiera abandonar la ciudad e instalarse en otro lugar, tendrá plena facultad de vender sus casas, jardines, praderas, molinos y otros bienes que pudiera poseer. Mi senescal, cualquiera que sea, debe prestar ayuda y protección a todos, sobre mis tierras y más allá de ellas...

...Además, si alguno ocasionare daños a mi senescal o a mis hombres, cada uno está en la obligación de perseguirlo en una expedición para vengarlo del daño o la injuria recibidos, debiendo pagar 6 sueldos el que se negara a ir.

Pero, si en el caso de que el senescal haya ya recibido compensación por el daño o no hayan sido objeto de menoscabo ni él ni sus hombres, quiera de todas formas hacer una expedición, nadie estará obligado a seguirle...

...He otorgado además a todos los Bayoneses que puedan llevar su pesca a todos los lugares donde quieran, sin pagar impuestos a menos de que estén asociados con extranjeros.

He otorgado, en fin, que todo senescal que envíe yo a Baiona, antes de entrar en funciones, preste juramento a los bayoneses de respetar sus fueros. Los testigos son..."

[Traducción del extracto publicado en francés por M. Sacx en Bayonne et le Pays Basque.].

El texto original, en latín, puede consultarse integro en la obra de Balasque, Etudes, t. I, pp. 412-414.

Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra desde 1189, y Felipe Augusto de Francia decidieron formar dos convoyes para Palestina. Uno de ellos debía de salir de las costas de la Provenza y el segundo, a las órdenes de Ricardo, de los puertos de Burdeos y Baiona. La flota armada de Baiona fue puesta al mando del obispo Bernard de Lacarra que asistió con sus gentes a la toma de San Juan de Acre, después de haber saqueado Lisboa a su paso. A su regreso por tierras austríacas, Ricardo cae prisionero (1192). Muere en 1199.

La política expansionista de Alfonso VIII de Castilla, ha progresado, mientras, hacia el norte. Poco después de la muerte de Ricardo Corazón de León, el castellano se apoderó de Gipuzkoa quedando así sus posesiones lindantes con las de los ingleses. No le faltarán pretextos para seguir progresando. Ricardo había reconocido a su hermana Alienor, casada con el castellano, ciertos derechos sobre Gascuña y se prepara éste a reivindicarlos, con ayuda de Felipe II Augusto de Francia. El rey de Navarra, Sancho El Fuerte, al que acababa de arrebatársele Gipuzkoa, anuda una fuerte alianza con Juan Sin Tierra para salir al paso de la entente franco-castellana que amenaza con invadir los dominios de ambos monarcas. En 1201 (Pacto de Chinon) y 1202 (Pacto de Angulema) los dos reyes se prometen mutua ayuda y comunican los acuerdos a los bayoneses (Rymer: Faedera, conventiones...).

Este mismo año, en el mes de agosto, el rey Sancho el Fuerte de Navarra, otorga una Real Carta a la ciudad de Baiona por la cual toma bajo su protección a los burgueses de la misma con todas sus pertenencias, permtiéndoles libre tránsito desde la Huerta de Baiona por todas las tierras del reino navarro mediante el pago de los peajes acostumbrados. Es condición estipulada que si el rey quisiera levantar esta proyección tendría que avisar al concejo de Baiona con tres meses de antelación y otorgaría un salvoconducto de un año a los bayoneses que se hallaran en Navarra para que pudieran asegurar sus bienes y personas. En reciprocidad a estas ventajas, los de Baiona se obligaban a asegurar los caminos de mar y tierra a los vasallos del rey de Navarra y a no ayudar a enemigo alguno de la Corona de Navarra salva la fidelidad que los de Baiona debían al Rey de Inglaterra.

Efectivamente, en 1205 Alfonso, tras organizarse una apreciable clientela entre la nobleza y el clero de Gascuña -Bertrand de Lacarra, Fontaner, obispo de Dax, vizconde de Tartas, Gastón del Béarn- invade la región. La población de Baiona cerró las puertas al castellano y éste tuvo que retirarse después de haber incendiado la ciudad. El obispo Lacarra fue expulsado y pasó a San Sebastián durante algún tiempo.

Fuero Municipal o Coutumes de la ville fue dictada por Juan sin Tierra el 19 de abril del año 1215 sobre la base de la carta de La Rochela; se formaba así en Baiona una comuna, municipalidad independiente cuyos derechos y privilegios no fueron puestos en duda hasta la conquista francesa. Al final del siglo XII, la organización de Baiona, análoga a la de las otras ciudades de Gascuña, comprendía un colegio de doce jurados asistido por un concejo y en ciertos casos por todos los habitantes llamados a participar en las deliberaciones.

Juan sin Tierra reemplazó esta organización por una de cien miembros: un alcalde, doce jurados, doce concejales y setenta y cinco consejeros formaban la nueva comuna bajo la denominación de "el alcalde y los cien pares". La elección del alcalde tenía lugar todos los años en una asamblea general compuesta por todos los habitantes que hubieran ejercido las funciones de jurados, concejales o consejeros. Los tres candidatos elegidos eran presentados al senescal de Gascuña que designaba al definitivo. Este fuero (Archivo de Baiona, texto en gascón), cuyas cláusulas fueron redactadas en 1273, sirvió de modelo al otorgado por los monarcas navarros a San Juan de Pie de Puerto en 1329.

Baiona, enriquecida por sus exportaciones, administrada por sus propios magistrados, protegida por Navarra, ocupó, a pesar de las veleidades del Adur, el segundo lugar en Gascuña después de Burdeos. Pero en 1224 estuvo a punto de enajenarse el favor de los reyes ingleses. Esto ocurrió con ocasión del sitio de La Rochelle por el rey de Francia, Luis VIII, que invadió Gascuña. Los bayoneses mandaron para ayudar al inglés, 30 barcos, 400 marinos experimentados y una considerable suma de dinero, pero, al ver que la plaza iba a capitular, huyeron. Los burgueses de Dax acusaron a los de Baiona de traidores. En su defensa acudió, una vez más, Sancho el Fuerte de Navarra. Germán de Pamplona cita una carta de este monarca reproducida por Champolion en la que defiende calurosamente a los bayoneses hasta el punto de convencer al joven Enrique III.

"Conste a Vuestra Nobleza -dice- que los venerables ciudadanos de Baiona fueron fidelísimos a Vos y a vuestro padre y que no deben ser condenados ni señalados con tacha alguna de infidelidad..."

El 19 de julio de 1242, tiene lugar entre viejos enemigos, ingleses y franceses. En ayuda de los primeros acudieron presteza las milicias bayonesas y a cuya cabeza, el alcalde de Baiona, Guillermo, y el proud'homme Dardir. La flota hostiga La Rochelle perdida para los ingleses en 1224. Los ingleses, tras la derrota, pierden varias plazas importantes.

El veleidoso Enrique III de Inglaterra no respetó la amistad navarro-inglesa establecida desde el reinado de Ricardo Corazón de León y asedió el castillo de Gramont (1243) en la Baja Navarra, Los Gramont eran vasallos de Navarra. En 1244, Teobaldo I, ayudado por los vizcondes del Béarn, transpasa los Pirineos e intenta reconquistar Gascuña siendo acogido favorablemente por los señores vascos y gascones. Rechazado por los ingleses, renuncia prontamente a la reconquista armada al ser excomulgado por el obispo de Pamplona. Baiona, puerta natural del tráfico navarro, sigue manteniendo viejos vínculos con el reino. En 1248 el merino, los jurados y concejo de Baiona, recibieron en su guarda y encomienda al rey Don Teobaldo de Navarra, y a su compañía, con todas sus cosas, según se expresa en el documento que sigue:

"Conoscida cosa sea á todos aqueillos qui esta carta verán, é odrán, que Nos el mayor é los jurados, é el comunal conceillo de Baiona, recebimos en nuestra guarda, é en nuestra comienda, á D. Thibalt, por la gracia de Dios, noble rey de Navarra, de Campaynna, é de Bria, cuende Palacin é toda su compayna con todas lures cosas. Si por aventura el devant dito D. Thibalt, rey de Navarra, quisiere ó quisiese entrar alguna negada en Baiona por passada, ó passare por logar ailli aderredor, ó por mar á por tierra, eill ó su compayna, que se estienda á nuestro poder, queremos e prometemos en buena fé, sen mal engayno, que él é toda su compayna passen salvos é seguros, con todas lures cosas. Otro si recebimos en nuestra guarda, é en nuestra comienda, todos sus omes é sus gentes, con todas lures cosas é con todas sus mercadurías, que vayan et viengan todas por la villa de Baiona ó por ailli aderredor que pertenezca á nuestro poder, é que vendan é compren toda manera de mercaduría pagando costumbre, si por aventura la debieren.

E si por aventura aviniese que obiésemos á contramandar esta devant dita convenienza, por mandamiento de nuestro seynor el rey d'Anglaterra, que lo ficiesemos á saber á buena fe, sen mal engayno, al devant dito rey de Navarra é á sus gentes¡ é si por aventura alguno ó algunos ommes del rey de Navarra fuessen en Baiona ó en logar que se estienda a nuestro poder, que ayan quarenta dias de espacio, pues que lis fuere feito á saber, de issir salvos é seguros de nuestra comarca con todas lures cosas: é ti por aventura alguno ó algunos ommes del rey de Navarra, non sabiendo el vedamiento que Nos feito abriamos, vinaéssen de daillen mar ó daquent mar en Baiona, ó á logar que se estienda á nuestro poder, Nos que ge lo fagamos, saber, é pues que lo sopieren que aya quarenta días de espacio por si issir de nuestro poder, salvos é seguros los cuerpos é los aberes á qualque partida quisieren ir. E por que todas estas devanditas convenienzas, sean firmes é estebles, seyellamos esta carta con nuestro seiello pendient. Actum apud Urdacium in vigili a omnium Sanctorum: anno domini M.CC.XL.VIII".

En 1253 recibieron también a la reina D.ª Margarita en la forma siguiente:

"Unegude causa sia, a totz aqueds qui esta carta verán é audirán, que Nos lo mayre eus jurads, en comunau conseil de Bayone, reciben en nuestra guarda, en nuestra comana le noble dame ne Margarita, por la gracia de Dieu reyna de Navarra, de Campayna é de Bria condessa Palazirna, et á Th. son fil, é todas lors compaynas, ab totas lors cauzas, si por aventure volen entrar per pasada en nostre viele de Bayone, ó passar per aucun log. dentorn, per mar ó per terram, con nostre poder sesten á bona fee sen mal engan: autre si reciberá en nuestra comana, é en nuestra enparanssa, tots sos homis é las gens ab totas lors causas é ab lors mercaderies, anná é bien per la vile de Bayonne é per aqui enbiron, qui sie de notre poder, é qui benien é compren tota manera de mercaderie, pagan las costumes que devrin.

E si por aventure avem de desmanar aquest devandit enconbentement, é per mandament de nostre seygnor lo rey d'Anglaterri, é por nos medis, que ag fessem saber á bona fee, sens maul engayn, a le devandite reyna de Navarra é á son fil é á lors gents: é si per aventure eds medis, ó aucus autres lors homis, eren en Bayone ó aucun log. or nostro poder sestenos que hayan XL dies de término despuys que eus ag. aurim feit saber de ysir saubs é segurs de nostres apertinencer, ab totas lors cauzas: é si per aventure auguns deulors homis non sabe aquest desman, que Nos aurun feit bien per mar, ó per terre, en Bayone ó en log. ó nostre poder sestenot nos quels ag fessem labeds saber, é despuys que ag saberin que hayan XL dies despassi per medische guise, quom es desus part devizat. E per que aqueds devandits conbentes entrament sian tinguds, é guarads eschedes tot corrompiment, haben seierad qaeste present carte dou seied de nostra comunra. Actum Bayone XIII Ks sebtemb. anno Dmi. M.CC.L. tercio".

Baiona abastecía a la Corte navarra de artículos exóticos y suntuarios, por la frecuentada ruta Baiona-Belate-Pamplona. En 1335, el gobernador de Navarra en ausencia de Juana II, Enrique de Sully, pone a un funcionario de su confianza al mando de la tierra de Baztán y castillo de Maya a fin de evitar los asaltos y robos de los que eran objeto los mercaderes "mulateros y viandantes" por parte de los "hijosdalgos andariegos", en su camino a Baiona (Archivo de Comptos). El comercio, tonificado con estas medidas, adquirió una envergadura europea que aún las luchas con los normandos en el siglo XIV no lograron debilitar. La ciudad poseía gran cantidad de depósitos subterráneos y no contenta con acumular mercancías extranjeras, producía por medio de sus "faures" diversas obras de armería, una de las cuales, la más apreciada, fue la célebre "bayoneta".

Las dos facciones bayonesas: apoyo de Simón de Monfort a la popular. Al amparo de la Carta de Juan sin Tierra, se halla ya constituida en el siglo XIII una alta burguesía de mercaderes importadores-exportadores que emparenta con la nobleza y constituye la facción aristo-plutocrática que monopoliza el poder municipal. No olvidemos que a su cabeza, uno de los mercaderes más ricos de Baiona, Miqueu de Mans, entronca con los Sault, familia vizcondal de Lapurdi. Los cargos, a mediados de siglo, son ya vitalicio-hereditarios y el miembro saliente elegía a su sucesor. Incluso el derecho a elegir alcalde, prerrogativa real, era ya puramente formal. La otra facción, la popular, estaba constituida principalmente por marinos y artesanos, a cuya cabeza encontraremos a Johan Dardir, Pietre Arnaud de Viéle, Pascau de Viéle y hasta el famoso Pés de de Puyane.

Es esta la facción que apoyará fielmente a los reyes ingleses mientras que la otra fluctuará al mejor postor. Emparentada esta última con la nobleza Lapurdina y gascona, no duda en aliarse con ellas en las luchas nobiliarias contra la monarquía inglesa. Por ello los reyes ingleses acabaron por dotar de hecho al partido popular -y con ello a la flota bayonesa, su fiel aliada- de la facultad de elegir alcalde, contrafuero que, con altibajos, enemistó profundamente a la facción aristocrática respecto al rey. La nobleza rural, tanto gascona como vasca, -que fuera del ámbito urbano hace causa común- se subleva repetidas veces durante el reinado de Enrique III. Las banderías nobles asaltan a los mercaderes y peregrinos en los caminos y desposeen a los campesinos. En 1248, Enrique envía a su cuñado, Simón de Monfort, para restablecer el orden.

Los señores Lapurdinos son obligados a comparecer en Dax y se les castiga con severas multas, tanto más dolorosas cuanto más pobre se encuentra la nobleza rural debido al descalabro económico que significó la última cruzada. Pero la facción nobiliaria se recompone en 1251, y en 1252, aprovechando la ausencia de Monfort que se hallaba en Inglaterra, prepara una nueva sublevación. En 1254, dice Mathieu París, hacia la fiesta de la Purificación, Gastón del Béarn, habiendo reunido un numeroso cuerpo de enemigos del rey, tuvo el atrevimiento de querer introducirse sediciosamente en la ciudad de Baiona para apoderarse de ella. Con la ayuda de algunos descontentos, algunos enemigos penetraron en la ciudad, pero como los espíritus tenían opiniones divididas, la pequeña burguesía afecta al rey, sostenida por el pueblo bajo, arrestó a las gentes de Gastón que fueron castigadas

Esta intentona envenenó definitivamente la lucha social, como se verá más adelante. Las rebeliones de los nobles se sucedieron: uno de los últimos vizcondes de Zuberoa, Raymond-Guillermo V, murió en 1257, en lucha contra el senescal de Gascuña. Su hijo Auger de Miramont se sumó al vizconde del Béarn y alentado por Alfonso X de Castilla, participó en el cerco de Baiona que, adicta al rey inglés, no se rindió. Como se puede comprobar, Baiona era una cuerda sensible a todos los altibajos de las guerras franco-inglesas y presa apetecible para rey de Castilla.

Alentada por Simón de Monfort, el cabecilla popular Johan Dardir -de extracción sin embargo aristocrática- dirige una sublevación que derroca a la oligarquía municipal que huye o es hecha prisionera y conducida al Castillo Viejo. El golpe es apoyado, en secreto, por el futuro Eduardo I, al que los bayoneses habían apoyado con denuedo en las luchas civiles de Inglaterra. Diez años después, las luchas se reemprenden pero en 1273 juran los jefes de ambas facciones mantener la paz.

Por orden del rey (1261) se redacta, en lengua vulgar, el Fuero de Juan Sin Tierra, teniendo cuidado de suprimir "los artículos contrarios a la razón y a los intereses dei rey". Significó esta redacción un rudo golpe a la facción aristocrática monopolizadora de las libertades municipales. Baiona, aunque se negó a estampar el sello de la ciudad al manuscrito, conservó el derecho de interpretar soberanamente sus leyes hasta la dominación francesa, pero, esta potestad pasó a ser patrimonio también de la facción popular. Este es el Fuero de Baiona (copia, en gascón, en los Archivos Municipales.) que ha llegado hasta la Revolución, modificado en 1334 en lo referente a sucesión y matrimonios y profundamente mutilado en 1514, bajo la dominación francesa.

Baiona en poder franco-navarro: 1293. A fines del siglo XIII estalla una encarnizada lucha marítima entre comerciantes normandos y vascos por los mercados del norte. Una querella entre un marítimo normando y uno inglés, el año 1291 en las calles de Baiona, sirvió para desencadenar una serie de combates navales en los que los reyes de Francia, Navarra e Inglaterra tomaron parte activa declarándose cada uno partidario de uno de los contendientes. Francia y Navarra se alinearon con los normandos, sus aliados, y mientras los navíos vascos y normandos trataban de echarse a pique mutuamente, los ejércitos ingleses y franceses chocaban en tierras de Gascuña. Baiona fue ocupada por los franceses en 1293 y su guarnición fue reforzada por 200 navarros. Gran número de burgueses se refugiaron en Inglaterra. La nobleza Lapurdina se precipitó sobre el emporio bayonés, enemigo tradicional, destruyendo y sentando sus reales en las casas de los burgueses. Inglaterra tarda en reaccionar debido a la sublevación de Gales.

Por fin, en 1295, la flota de Eduardo I con los marinos bayoneses y Pascau de Viéle a la cabeza, remontaba el Adur secundada por una sublevación popular -constituida en su mayoría por los faures- y las tropas francesas, atrincheradas en el Cháteau-Vieux, tuvieron que ser evacuadas. El rey inglés concede a sus fieles súbditos bayoneses la exención de peajes en Inglaterra y Gascuña; a los faures, la prohibición de que sean introducidos artículos de hierro y, a la marina, el título de almirante a su jefe, Pascau de Vièle, nuevo alcalde. El nombramiento de alcalde fue otorgado de hecho a la ciudad que, en 1296, fue unida indisolublemente a la corona de Inglaterra. El año 1303 Francia e Inglaterra firmaban una paz provisional. También hubo un acuerdo entre el rey de Navarra, Luis Hutin, y el rey de Inglaterra: Zuberoa pasaba a depender de la corona inglesa.