Sculpteurs

Torre Berastegui, Quintín de

Escultor vizcaíno, nacido en Bilbao el 18 de abril de 1877 y muerto el 15 de octubre de 1966.

Pensionado por la Diputación de Vizcaya, estudia en Barcelona y más tarde en París, datando sus primeras exposiciones de 1923 y 1927. Retratista de grandes calidades, entre su obra se cuenta gran número de bustos y figuras en bronce y mármol. Destaca Quintín Torre por haber resucitado el arte imaginero clásico español del Siglo de Oro. Por encargo también de la corporación provincial realizó para la Semana Santa bilbaína Oración en el Huerto (1924), Descendimiento (1926) y Las tres cruces (1946).

Su padre era pintor. Se aficionó a la escultura en el taller de un modesto imaginero: Serafín Basterra. Estudió en Barcelona y luego en París pensionado por la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Bilbao. Allí frecuentó el taller de Francisco Durrio.

A su vuelta tomó contacto con la producción de Rodin y Meunier. Así, a la influencia de los modernos maestros europeos, se le unió la de los imagineros vallisoletanos con los que tomó contacto al visitar la ciudad castellana. Es de ese momento de donde arrancan sus bustos policromados, sus cabezas de santos y vírgenes, etc.

De entre sus obras destacan: El timonel, Cargador de Bilbao, La lanzada, Dolorosa, Cabeza de San Juan, Monumento al poeta Ramón Basterra, inaugurado en 1935, etc. Sus obras se encuentran en poder de la Cofradía de la Santa Cruz de Bilbao (para la que realizó algunos pasos como el de La Lanzada, etc.) y el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Luis de Castresana (Bilbao, 1974), lo ve así:

"Después de un largo olvido, los grandes imagineros castellanos y andaluces, los que tan prodigiosamente supieron manejar la gubia, los que dieron a la madera tan apasionados estremecimientos, influyen en muchos escultores de su patria. Quieren éstos, ahora, reanudar la tradición que se tenía menospreciada y darse al aprendizaje de todos los conocimientos del viejo oficio de tallar, encarnar, dorar, estofar... Quintín de Torre lo hace con un especial cariño y una singular habilidad. Por encima de las influencias que ha ido recibiendo a lo largo de sus viajes por Francia, Alemania, Italia, Austria, Bélgica, Inglaterra y Suiza, yo le encuentro ésta de los clásicos españoles: realismo, expresividad y un modelado vigoroso (...). No todos los bustos de Quintín de Torre han sido policromados con acierto. En algunos la coloración dada al mármol borra las calidades de esta materia gloriosa, dándole aspecto de cera".