Monarchie et Noblesse

Sancho Garcés II Abarca (version de 1996)

Hacía un año que los dirigentes vascones se habían reunido en Santa Eulalia de Areso, junto a la Rioja, y acordaban, en memorable concilio, la línea a seguir en el complicado laberinto político-militar en que el reino se hallaba metido. De una parte había que formalizar tratos con el nuevo rey leonés Bermudo II que, tras coquetear con Córdoba, acaba viendo destruida su capital; nada halagüeña tampoco era la situación de Castilla, la vecina más allegada, tan maltratada por el cordobés; y nada se diga de Cataluña, destruida y sin capital. Era necesario buscar una solución para sacar al reino de aquella borrasca sin precedentes. Se piensa en la Vasconia Mayor y en su duque Guillermo Sánchez, yerno del rey. En caso de necesidad extrema habría que volver los ojos al norte, como en otros tiempos. ¿No eran, acaso, hermanos los vascones del norte y habían compartido adversidad y fortuna durante siglos con ellos los vascos de la vertiente sur? Este atrevido caudillo, que tan cruelmente mandara degollar a su hijo Abd Allah, tenía otro hijo, Abd al-Rahmán, habido de su matrimonio con una princesa pamplonesa, la hija de don Sancho, llamada "La Vascona". No se sabe cómo llegó a ser su esposa ni porqué tomó el nombre de Abda una vez en la corte cordobesa. Lo cierto es que el terrible Almanzor estaba ligado directamente a Pamplona y a los vascones lo mismo que el califa Hisham, secuestrado, de hecho, por el dictador. A ese hijo se le daba familiarmente el nombre cariñoso de Sanchuelo en recuerdo del viejo monarca vasco, abuelo suyo. Quizá alguna de las treguas que se observan en su reinado obedeciera a este parentesco singular. En 992 se anuncia sorpresivamente el viaje de Sancho Abarca a Córdoba, en visita amistosa y con fines de índole diplomática. Se le preparó un lujoso y deslumbrante recibimiento. También con León se habían tejido lazos de parentesco que le aseguraban una sólida amistad. Dio como esposa de Bermudo II a Geloira (Elvira), nieta suya. Dos años habían transcurrido desde la aparatosa recepción de Córdoba cuando los asuntos políticos se complican de nuevo en Castilla. En ese mismo año de 994 desaparece de escena el célebre monarca a los sesenta años de edad y después de haber gobernado veinticuatro años durante los cuales conserva intactas tanto las fronteras como las fuerzas militares de su tierra. Se titula reinar en Pamplona cuando a todo el reino se dirige. Cuando en escrituras de interés local enumera alguno de sus títulos le gusta concretar las tres regiones o provincias principales del reino de Pamplona: Nájera (Rioja), Navarra y Aragón. Es la primera vez que suena el nombre de Navarra en caso semejante (987). En famosa donación a San Juan de la Peña se titula reinar hasta los montes de Oca entre el sur de Sedano y la sierra de la Demanda (987), determinando así sus linderos con Castilla.