Monastères

Monasterio de Roncesvalles

Fundación y consolidación. Pese a decirse que su construcción fue ordenada por el mismísimo Carlomagno en memoria de los caídos en la batalla allí acaecida, fue fundado un primer hospicio, a petición del Rey Alfonso el Batallador, por el obispo de Pamplona Sancho de Larrosa en 1127. Este hospicio, distinto de San Salvador de Ibañeta, fue emplazado en lo alto de Ibañeta, en un lugar donde se sabía que habían perdido la vida, víctimas de tormentas, frío y lobos, muchos peregrinos. Para regirlo, el obispo creó el 16 de junio una cofradía compuesta por clérigos y laicos interesados en ejercer la caridad hospitalaria en el lugar. Años después, en 1132, trasladó el establecimiento al llano, donde se halla actualmente, y lo dotó de rentas estables procedentes de las iglesias de Aezcoa, Esteribar y Erro. La comunidad quedó regida por un prior canónigo de Pamplona y un cabildo de canónigos regulares de obediencia agustiniana. Cinco años después consagró el Papa todo ello con lo que la fundación quedaba consolidada. El lugar elegido, las resonancias carolingias del paraje -se creó una capilla de Roldán- y el auge de las peregrinaciones harían de la hospedería un paso obligado desde finales del s. XII.