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METALURGIA (PREHISTORIA)

Prehistoria vasca.
Evidencias de la primera metalurgia en la Prehistoria vasca. Las piezas analizadas de la primera metalurgia vasca son hoy poco más de medio centenar: sus lotes más nutridos son los de punzones (dieciocho analizados) y hachas planas y de rebordes (quince), seguidos por los de puñales de varios tipos (nueve ejemplares).

I. Los punzones o leznas. Constituyen un efectivo notable que acompaña con frecuencia a los restos depositados en los dólmenes y en las cuevas sepulcrales (¡un lote de once se halló en la de Gobaederra!). Se supone que fueran un instrumento de uso habitual doméstico; su tipología concreta (de base apuntada, de base truncada, dobles, anchos) sugeriría diversos modos de sujeción y acaso de uso especializado. De los hallados en Euskal Herria han sido sometidos a análisis completo catorce punzones de cobre (los once de Gabaederra, uno de Ulogoena Norte y dos de Los Husos I) y dos de bronce (procedentes de la cueva de Guerrandijo y del depósito funerario del Puerto de Herrera). Además de esos ejemplares podemos recordar otros punzones no analizados, procedentes tanto de cuevas de habitación (Santimamiñe, Padre Areso) como de contextos funerarios dolménicos (dos en La Cañada, el largo ejemplar de Mina de Farangortea, uno en Debata Realengo, unos de tipo de brújula en Obioneta Norte e Igaratza Sur, etc.) o el recogido en el sitio de Echauri.

II. Las puntas de flecha. Han sido sometidas a análisis tres de estas piezas: una del dolmen de Obioneta Sur-con aletas y un pedúnculo prolongado por contera- y dos -de pedúnculo y aletas- de la cueva de Los Husos y del dolmen de Ausokoi. Entre estos lugares donde se recogieron puntas de pedúnculo y aletas recordaremos las cámaras dolménicas de Obioneta Sur, Alto de La Huesera, Baratzeko Erreka, Mina de Farangortea, la tumba de Lamikela (en Alava: con dos ejemplares) o en sitios al aire libre (como los navarros de Corraliza de Tirapu, Javier, Lezaun y Montejurra-Ayegui). Algunas de esas piezas (como se sugiere en la proporción de un 2,8% de estaño en la analizada de Ausokoi) pueden ser algo tardías dentro de la etapa eneolítica. ¿Qué relaciones culturales (funcionales, cronológicas, de inspiración) existen entre esos elementos metálicos y las "otras" puntas de flecha similares de la época, talladas en sílex? Otro tipo característico de los ajuares asociados habitualmente a los depósitos con cerámica campaniforme son las llamadas puntas de Palmela. Tienen (de acuerdo con el prototipo portugués) sección aplanada y el cuerpo de su hoja de contorno foliforme, prolongándose por un muy largo pedúnculo apuntado. Los cuatro ejemplares más característicos que conocemos proceden de los dólmenes de Sakulo (en Roncal: dos piezas que halló J. Maluquer de Motes en excavación), del de San Sebastián Sur o II (en Cuartango: por J. M. de Barandiarán) y del lugar de "La Custodia" en Viana. Apellániz (1973: 191,264) atribuye a este mismo tipo de Palmela sendas piezas del dolmen de La Cascaja (en La Rioja) y de Obioneta Sur (en Aralar), que son demasiado anchas de hoja y cortas de pedúnculo, a mi entender: desde luego que el ejemplar de Obioneta se puede atribuir a la categoría de los pequeños puñales de lengüeta (lo mismo que otra supuesta "Punta de Palmela" citada en el mirce 11 B de los Husos).

III. Los "puñales". Son piezas apuntadas con hoja destacada (más larga o más corta) y algún acondicionamiento de la base (lengüeta o espiga, orificios para remaches en los más modernos) que asegure su enmangue. Del grupo de los puñales de lengüeta (largos o cortos) se han analizado aproximadamente la mitad de los hoy conocidos: los procedentes tanto de depósitos en cueva (tres de Gobaederra, uno de Aitzbitarte IV) como de un sepulcro bajo roca (un puñal triangular del Puerto de Herrera) y de un dolmen (Obioneta Sur). También han sido sometidos a análisis de composición por espectrografía un puñal con remaches de la cueva de Los Husos, un puñalito del dolmen de Goldanburu y un puñal con lados convexos de Gobaederra: En el repertorio de puñales vascos se pueden recordar, además de los citados, sendos ejemplares de la cueva de Orkatzategui (recién publicado), el buen tipo largo de lengüeta del nivel superior de la cámara dolménica de San Martín, de la cueva de Atxuri o uno más hallado en Puerto de Herrera.

IV. Las hachas. Las hachas metálicas de cobre o de bronce en estas épocas y latitudes ofrecen una tipología básica en cuatro clases bien distinguibles, de más antiguas a más recientes: a. hachas planas, normalmente de cobre: son piezas esbeltas de sección aplanada y de planta rectangular o trapezoidal alargada, presentando un corte o filo ligeramente abierto en abanico. Se atribuyen al Eneolítico propio, perdurando en épocas posteriores con algunas diferencias formales. b. hachas de rebordes, como una evolución quizá de las anteriores, cuyo contorno general semejan pero con los bordes laterales matados y levantados (en reborde) y con un filo más abierto en abanico convexo. Suelen ser de "bronce tierno" o ya de evidente aleación: propias del bronce pleno. c. hachas de talón (con o sin anillas laterales) y d. hachas de cubo: pertenecen ya a épocas tardías, son siempre de bronce, desde fines de la Edad del Bronce pasan a la del Hierro. Quedan, por ello, fuera de esta consideración de ahora. Conozco, en citas publicadas, cerca de cuarenta hachas planas en el ámbito pirenaico occidental, concentradas la mayoría en Vizcaya y en Navarra. Por lo que se sabe del tipo, se supone que son de los utensilios más antiguos de la metalurgia del Sudoeste europeo: surgen estratigráficamente en el Eneolítico y son bastante frecuentes en yacimientos de la "Cultura de Los Millares" en el Sudeste español. Varias de nuestras piezas han sido halladas fuera de yacimiento o sin control de las circunstancias de su precisa posición estratigráfica. Tal sucede, por ejemplo: con un lote de catorce hachas metálicas de cobre o de bronce que se hallaron en 1909 en terrenos del caserío de Becútegui (en Iruzubieta- Marquina) de las que sólo dos (planas) han podido ser controladas ahora; con la colección del Museo de Navarra (procedente de los depósitos de la Cámara de los Comptos Reales); o con sendos ejemplares sueltos de Kutxinobaso (Cenarruza) y alaveses de Délica, Víllodas, Trespuentes, etc. Una docena de esos ejemplares han sido analizados en los laboratorios del Landesmuseum de Stuttgart: son ocho de la colección del Museo de Navarra (cinco de ellas de bronce), una de Iruzubieta-Marquina, una de Doñane (Treviño), una de Délica y una del yacimiento de Los Husos. En el Eneolítico de Santimamiñe se recogió una pieza de cobre, de dimensiones pequeñas y filo: estaba enmangada en un fragmento de asta y se la calificó como gubia o cincel.