Villes

Lekeitio

Historia, II. Lekeitio medieval: urbanismo. La villa está formada por dos núcleos, uno de ellos en el monte Lumentxa, sobre una colina que se destaca de ésta, en forma de creciente, y el otro a lo largo de la orilla del mar. El primero con una vía principal (Tenderia-Pisueta) desde el portal de Atea al de Elexatea. Junto a éste, la iglesia y el palacio de los Señores de Vizcaya. Por encima, la calle Yusera o Luenga y, por debajo, Beaskokalea y Utibarren. Todas estas calles son curvas por amoldarse a la topografía de la colina. El segundo tiene Arranegi como vía principal. Por encima, Ydoaldegi-La Pedrera forma otra calle paralela. Unos cantones perpendiculares a ambas dan lugar a una planta mucho más regular que la del primer núcleo. Ambos quedan unidos por la Plaza Vieja. Es posible que ambos núcleos surgieran simultáneamente pero es probable que la primitiva población se redujera, a excepción de algunas torres, como la del Arenal, de los Yarza y la de Licona, a la falda de Lumentxa cuya posición le permitía fácil defensa. El que uno de los cantones de Arranegi se denominara Uribarria apunta en este sentido. Es más curioso el que, de los cinco portales que se abrían en la muralla que se conservó hasta el siglo pasado, hay dos con el vocablo atea, lo que es una redundancia, y son los dos que se abren a la vía Tendería-Pisueta (Atea y Elexatea). Además uno de ellos se denomina también el Portal Viejo, lo que indica una mayor antigüedad. En el privilegio de 1325, doña María Díaz de Haro, después de donar a los pobladores la Iglesia de Santa María, con los dos tercios de los diezmos, rentas, heredades, etc., de la misma y sus propios egidos para que puedan poblar, añade: Otro si les damos todo lo que es de dentro de la cerca que hera de Santa María e mio que lo hayan para poblar...". Doña María, a los seis años de conceder el privilegio, tiene que ordenar que "todos aquellos que han poblado casas en la dicha villa e non son idos de morada a ellas que bayan de pies e de cabeza a morar a las dichas sus casas". Esto hace sospechar que esta reticencia en ir a habitar en las casas que habían construido pudiera ser debida al temor de las asonadas de los banderizos, lo que, de estar protegidos por una muralla, no debería tener razón de ser. Claro que si la villa había comenzado a extenderse por la marina, una parte de la población quedaba fuera de la supuesta muralla. Para procurarse protección se construyó la muralla que perduró hasta el siglo pasado. La mayoría de los autores datan esta muralla en una concesión de Alfonso Xl, de 1334. Sin embargo Labayru afirma que el documento es apócrifo, por lo que es difícil precisar en qué fecha se levantó. De todos modos se debió de construir por entonces, pues en 1381 el Concejo de la Villa prohibió que se levantaran en su recinto casas fuertes, lo que indica que la muralla ya existía. De la muralla se derribó la parte comprendida entre la iglesia y el cementerio para abrir el acceso a éste, y la que desde el portal de Atea iba a lo largo de la Avenida de Pascual Abaroa, excepto en un corto trecho, próximo al portal de Apallua. El resto, desde la altura del cementerio hasta el portal de Atea, se conserva. Una parte queda oculta por una tapia con una hornacina construida por las dominicas, pero el resto se puede seguir pues hay un camino que la bordea. La colina sobre la que está asentado el núcleo antiguo de la población es de naturaleza caliza y los procesos de disolución habían originado un relieve bastante abrupto en la parte alta. La torre vieja de Uriarte perteneciente a los Urquiza y su vecina la de Uriarte, están asentadas sobre dos peñascos y el relieve a su alrededor se ha suavizado posteriormente mediante fuertes rellenos. Este tipo de relieve no facilitaría el trazado de las calles. Es lógica por eso la forma curvada de la vía Tenderia-Pisueta que tiende a rodear el cerro en zona menos abrupta. El primer puerto lekeitiarra estuvo en la ría de Lea. El acceso natural del valle del Lea al puerto instalado en su desembocadura es el de la vía Tenderia-Pisueta, ya que construir un camino por la orilla de la ría ofrecía dificultades. Es a lo largo de este camino donde se empezaría a constituir la población, dominada o protegida por la vieja torre de Urquiza. Junto al camino, en un promontorio rocoso sobre la playa, se construye la iglesia y al otro lado del camino el palacio de los Señores de Vizcaya. Más allá el relieve es muy fuerte para establecer la población, es decir que la iglesia y el palacio se establecieron en el extremo del pueblo cuando este, probablemente había adquirido un cierto desarrollo. Fuera del núcleo urbano algunas torres, como la de Zubieta en el arenal, que se edificaron en distintas épocas. No es probable una población dispersa ya que el terreno no era propio para cultivos en la zona caliza que era la próxima al núcleo urbano. Por eso más tarde el cultivo fundamental es la vid en bancales, el mimbre que se utilizaba para atar las parras y los naranjos, que no son los cultivos usuales de un caserío vasco. El establecimiento de la población a lo largo de un camino indica la existencia de un tráfico a lo largo de éste, es decir, que si Lekeitio hubiera hecho una pesca de subsistencia únicamente, se hubiera establecido como Motrico o Elanchove en las peñas de Esunza. Las torres de Urquiza y de Yarza (Zubieta) situadas a ambos lados de la población probablemente surgieron posteriormente al establecimiento de ésta en un afán de controlarla. En 1215 Fortun Sánchez de Licona (Licona el viejo) compra a Lope Ochoa de Urquiza la torre vieja de Uriarte. Lope García de Salazar no nombra a los Licona en el Libro XXI de sus Bienandanzas e Fortunas, como si no los considerara de ilustre progenie y, cuando trata de Martín Pérez de Licona y sus luchas con el linaje de Yarza, dice "que era un mercadero mucho rico". Si la compra de esta torre, que por su posición debía ser más antigua que la del Arenal, es una toma de posiciones del burgués advenedizo frente al viejo linaje, indica que los Licona habían adquirido ya una fuerte posición económica, lo que a su vez supondría la existencia de un cierto tráfico comercial, a comienzos del XIII. La construcción de la muralla plantea una serie de problemas, ya que siendo Lekeitio un concejo de la tierra llana es difícil que los banderizos le permitieran edificarla. Es posible que por alguna razón de defensa fueran los señores de Vizcaya, que tenían allí su palacio, los que la promovieran, pero es raro que no le dieran en ese momento el fuero de villa. El otro problema es el de la datación que es imposible por el momento. Si existió la muralla debía seguir, por encima del pueblo, el trazado actual y, por debajo, debía ir desde Atea, bordeando Uribarren, hasta la iglesia. Probablemente tendría tres portales: Atea, Elexatea y otro más sobre la que luego sería la Plaza Vieja, hacia donde convergen varias calles del núcleo antiguo. El fuero produce un desarrollo de la población y de la actividad en la ría. Los pleitos con Ondárroa por la carga de madera para construcción naval y de viviendas es un indicio claro. La población se extiende a lo largo de la marina donde la arena permite el varado de las embarcaciones ligeras, pero el tráfico pesado continúa en la ría. Para dar mayor seguridad se amplía la muralla para que rodee la zona de expansión. La torre del Arenal queda dentro del recinto. Es posible que éste sea el momento en que los Adán de Yarza se trasladen a Zubieta, en la tierra llana, aunque sigan manteniendo la torre intramuros. La muralla no evita que, de cuando en cuando, lleguen las asonadas al interior de la villa (Ref. Valle Lersundi, Joaquín del: La primitiva villa de Lequeitio, BRSVAP, 1977, 171-175).

El puerto lekeitiarra. A comienzos del s. XV había en Lekeitio una matrícula de sesenta barcos de pesca con veinte hombres cada uno; un total, pues, de 1.200 hombres. Como hemos dicho, el primitivo puerto estuvo en el Lea pasados los arenales. Ciriquiain Gaiztarro recoge estos datos (Los puertos marítimos vascongados, S. S., 1951, 189-191): "sería allí donde se construirían las naos y las pinazas a que se refiere la aludida sentencia de 1338. No sabemos que entonces hubiera muelles ni obra de fábrica ninguna que defendiera las embarcaciones fondeadas en sus aguas y facilitara las operaciones de carga y descarga, pero no tardarían en sentir preocupación por obras portuarias, pues en las Ordenanzas de 11 de septiembre de 1381 se disponía que dos terceras partes del producto de las lenguas de ballena que matasen los marineros de Lequeitio habrían de dedicarse a la reposición de muelles. Luego los había; claro que no sabemos si esa cláusula es de las Ordenanzas primitivas o de alguna adición posterior. La primera noticia referente a muelles que hallamos en los papeles del Archivo Municipal, magnificamente ordenado por el siempre benemérito Iturriza, nos viene del 4 de julio de 1468, en cuya fecha, el Concejo arrendó todos los derechos de nasaje de naves, carabelas, pinazas, etc., a Ochoa Sánchez de Mendiola, por plazo de cinco años, con la condición de que fabricase el muelle nuevo de cal y canto que estaba empezado, obligándose al Regimiento por su parte a darle la cal que fuere necesaria para la obra. En el año 1468, había pues, un muelle empezado y no debía ser el primero, puesto que se le llamaba nuevo. No queremos pasar por alto la voz "nasaje", que se emplea en el documento y que sin duda, quiere decir "mollaje", pues tanto en los expedientes de Lequeitio como en los de Ondárroa se habla de "naza" como de muelle. Lo difícil es situar este muelle y más aun, el supuesto anterior, es decir, el viejo. Mi erudito amigo y voluminoso pariente don Juan Irigoyen, con quien es preciso contar para hablar de asuntos marítimos del País, me escribe: "Para mi, el puerto de Lequeitio lo constituían varias porciones señaladas con sus nombres desde la ria canal hasta la actual porción de muelle, que se llamaba, todavía hace muchos años, Holandacomolla. La primera porción la formaba la misma ria canal aguas arriba, hasta la Magdalena, donde intentaron las anteiglesias hacer un fondeadero para sus pinazas, propósito que no era viable por la incomodidad de servirse de él para faenas de pesca e inconvenientes para la venta. Esta porción de la ria era peligrosa con las grandes mareas que modificaban tambien sensiblemente las condiciones del fondeadero inmediato, localizado en el lugar donde termina hoy el parque del Palacio de Uribarren, y que seguia hacia el casco de la Villa hasta un punto llamado Esculpe o Escolape, sobre el mismo arenal. Junto a este Esculpe existían los picaderos y rampa, que administraba la Fábrica de la Iglesia de Santa Maria, cuyo Mayordomo habia de actuar como "manobrero", en las "votaciones de barcos", varadas, y sobre todo en el levantamiento de las ballenas que traian a puerto. Fuera de estas porciones del puerto llamadas Rivera, la primera, Concha y Abra la segunda, Esculpe la tercera, con sus añadidos anejos del varadero, aparece en los documentos, muy a menudo, el nombre de Kay, defendido con obras; y mas comunmente la porción llamada Naza mayor y, a sus extremos, que corresponde a la parte final de las Casas de Aranegui, el Mueile de Holanda". Ya tenemos, pues, dibujada por la mano de Irigoyen, la línea portuaria del viejo Lequeitio, que iba en su gran parte mucho más pegada al casco antiguo de la población, que ha ensanchado su área con sucesivos rellenos, cubriendo los muelles primitivos. Pero el puerto comercial propiamente dicho debía de estar en los últimos trozos de la descripción, es decir, en la Naza mayor y en el Holandaco-Molla, que fueron, sin duda, uno de los dos, el que acabó de construir Ochoa Sánchez de Mendiola mediante el contrato del año 1468 a que antes hemos aludido. Como es natural, las obras de uno y otro muelle no se harían de una sola vez sino por trozos y en tiempos distintos, pues después del contrato con Sánchez de Mendiola, se concedió a Lequeitio una Provisión Real, en 13 de abril de 1532, para que pudiese aplicar a los barcos que entrasen en su puerto el arancel concedido por Enrique IV a San Sebastián, a fin de que se reintegrase de los 14.000 ducados que le habían costado las obras del Muelle Nuevo. Como puede deducirse por su costo, este muelle debió de ser obra muy importante para la época, tanto más que a juzgar por el nombre de Muelle Nuevo que se le da en uno y otro documento, estaba empezado ya en el año 1468, y en el año 1532 se recaban los arbitrios para su pago. Sería sin duda el que después se denominó Hollandaco-molla, seguramente porque atracaban en él los barcos del Norte de Europa, y entre ellos los holandeses que venían en gran número a comerciar a Lequeitio".

Arteagas contra Yarzas. El año 1414 (leemos en las Bienandanzas de Lope García de Salazar), lucharon en esta villa los Arteaga contra los de Yarza, que la poseían en feudo. Contra éstos se había levantado Martín Pérez de Licona, rico mercader, que de tiempos atrás tenía pendiente un arreglo de cuentas con los Yarza. Para ello reunió a los suyos, y ayudados por los hombres de Arteaga, penetraron en la villa trabándose la pelea en las mismas calles...

El incendio de 1442. Lequeitio, que era junto con Bermeo una de las mayores villas del señorío, fue devastado por un incendio el año 1442. Por este motivo Juan II y Enrique IV lo eximieron de una parte importante de los impuestos. Los Reyes Católicos hicieron otro tanto agradecidos por la conducta de los habitantes de Lequeitio frente al pirata Colón. En 1490 se inicia la construcción de una muralla interior que actúe de cortafuegos en caso de incendio. Esta muralla no divide la población en partes aproximadamente iguales, sino que parte en dos el núcleo moderno de población dentro del recinto. Posiblemente pensaran que al estar casi separados ambos núcleos había pocas probabilidades de que el fuego pasase de uno al otro. El incendio de 1595 se encargó dice V. Lersundi- de demostrar lo contrario.

Los herejes de Durango en Lekeitio. Recoge Iturriza estas interesantes noticias: "Por los años de 1460 poco más o menos anduvo Fray Guillén de Abbosa y otros religiosos de Franciscos menores predicando en Durango herejías, y los beneficiados de Lequeitio solían ir a la dicha villa a predicar y desengañar a los incautos durangueses. Y en una ocasión, sabiendo dichos beneficiados que Fray Guillén con sus religiosos estaban en una casería cerca de la iglesia de San Baerrani de Campazairraga, de la jurisdicción y arciprestazgo de Guernica, los cogieron y llevándolos a Lequeitio para remitirlos a Calahorra, levantáronse muchos legos en defensa de los falsos predicadores; y a no haberse escapado dichos clérigos a una casa fuerte, los hubieran matado, como todo ello consta en unas Deposiciones y probanzas fehacientes que he visto del año 1463 en razón de erigir los heremitorios de Ispaster, Amoroto y Guizaburuaga en parroquias sacramentales como de facto se fundaron el año 1519, según la Bula del Papa León X" (Iturriza, Antigüedades de Vizcaya, Registro I, pág. 238). En la página 383, entre otras curiosidades de Lequeitio, dice el mismo Iturriza en una nota: "Murió Fray Alfonso en 1442", refiriéndose, sin duda, al jefe de los herejes de Durango.

Primera casa-ayuntamiento. El 10 de diciembre de 1523, el señor de Vizcaya, desde Burgos, concede al municipio de Lequeitio la facultad de construir su casa ayuntamiento, la cual costó 3.000 ducados. Se edificó en el cementerio de la parroquia de Santa María (Estanislao Jaime de Labayru: "Historia General del Señorio de Vizcaya", t. IV, p. 126).