Villes

IRAÑETA

Urbanismo y construcciones civiles

Como la mayoría de los pueblos del entorno, Irañeta se ubica en una amplia zona llana, que esta vez coincide con la confluencia de un pequeño arroyo con el río Arakil. El caserío se distribuye a lo largo de un gran eje zigzagueante, perpendicular al río, en el que se suceden las escuelas, la casa consistorial, una amplia plaza y la calle que termina delante de la iglesia.

En el caserío, muy cuidado, predominan las casas de gran formato, muchas veces enlucidas, con tres o cuatro alturas y tejado a dos aguas, perforadas con vanos cuadrangulares salvo la puerta, la mayoría de las veces abierta mediante un arco de medio punto. Junto a la iglesia arranca una callecita, que comienza con la propia casa parroquial, que se compone de dos cuerpos retranqueados. Su fachada, enlucida, se abre mediante un arco de medio punto sin moldurar, y encima un balcón. Más adelante hay una casa con fachada de piedra, reformada, abierta por dos arcos gemelos de medio punto. Por encima se ven tres ventanas con antepechos moldurados y un tejado con doble alero. En la misma calle se ve otra casa de tres alturas, también reformada, con un primer piso con arco de medio punto con rosca moldurada, flanqueado de dos amplias ventanas. Por encima, dos pisos de tres ventanas, todas rectangulares y de pequeño tamaño. Ya en la amplia plaza central, llama la atención un caserón muy cuidado y de grandes proporciones, en uno de cuyos laterales, enlucido y con cadenas de sillar, muestra tres alturas y dos galerías de ladrillo y madera. La fachada principal tiene dos alturas y se abre con un arco de medio punto. Otro caserón, que recuerda a los vistos en la vecina Sakana, presenta amplia superficie en planta, tres alturas con predominio de la horizontalidad, y gran tejado a dos aguas. Va enlucido y con cadenas de sillar, y los huecos son rectangulares, a excepción de los dos arcos de entrada, de medio punto. Todavía en la plaza, una casa de aspecto severo muestra su fachada en piedra de mampostería, sin duda enlucida en origen, con sillares en el paño central, esquinas y enmarque de los vanos. Se abre también mediante arco de medio punto. Enfrente, se adosan dos casas muy arregladas, una de las cuales repite el modelo antes descrito, con amplio desarrollo en planta, tres alturas más ático y amplio tejado a dos aguas. La otra es una casita de menor tamaño, reformada con muy buen gusto, con primer cuerpo en mampostería y por encima un segundo nivel en ladrillo y entramado de madera. Calle arriba y ya en hacia salida del pueblo nos encontramos la Casa Consistorial, con tres alturas y fachada en chaflán, hoy en precario estado pero que merece sin duda una restauración. Obedece a un estilo ecléctico, propio de principios del siglo XX. Se levanta en ladrillo y mampostería enlucidos, que dejan a la vista cadenas de sillar en esquinas y enmarques. Se abre mediante un arco de medio punto, sobre este un balcón de forja abierto mediante un hueco geminado, encima el escudo de la villa flanqueado por un friso de azulejo donde se lee "CASA / CONSISTORIAL", y un coronamiento a base de arquillos de medio punto en ladrillo. Algo apartado de esta calle se encuentra un caserón de tres alturas, enlucido, con vanos rectangulares salvo el ingreso, que consta de arco rebajado muy extendido en el siglo XIX y primeros años del XX, y amplio balcón por encima. Sobre el dintel de este balcón, una inscripción reza: SE CONSTRUYÓ ESTA / CASA POR ORDEN DE DON FERMÍN ANDUEZA Y DOÑA DOLORES DÍEZ DE ULZURRUN / AÑO 1908. En una calle lateral, un arco de medio punto se cierra con una puerta en madera, en la que una mano artesana ha tallado la imagen de un carpintero, con un estilo muy tosco y popular. Tal vez de la misma mano sea otra talla, en la puerta de una casa cercana, que muestra una cabeza humana que sostiene un bulto o hatillo. Deben ser alusiones al oficio de los antiguos poseedores de estas casas.

Cruzando el río Arakil nos encontramos un puente medieval, en doble pendiente, con tres ojos de medio punto con peralte medieval, mayor el del centro, separados por dos tajamares.

Ermitas.

Se registran cuatro en su término, San Gregorio, la Magdalena o Madalen, San Miguel Berri y San Pedro. La ermita de San Gregorio se encuentra en la salida hacia Altsasua, y sabemos que existía ya en el siglo XVI pues en ella se celebró una junta. Presenta una planta rectangular, con un ensanchamiento a modo de transepto y cabecera rematada en testero recto. Los muros van enlucidos al exterior, con cadenas de sillar, y se perforan con sendas ventanas abocinadas en los brazos del transepto. La puerta se encuentra en el lado del Evangelio, y consta de un arco de medio punto. En su interior se puede admirar una figura del santo titular, de estilo barroco. En cuanto a la ermita de San Miguel Berri, se encuentra en uno de los extremos del pueblo, y parece existir también para el siglo XVIII. La planta, muy simple, dibuja un rectángulo con muros enlucidos y tejado a dos aguas. Se ilumina mediante dos vanos, una saetera en el lado de la Epístola y una ventana cuadrangular a los pies. En cuanto a la puerta de acceso, es un hueco simple adintelado, abierto en el muro meridional. Al interior se encuentra un retablo barroco dieciochesco que lleva un cuerpo y ático. Se decora con frutas, aletones y alguna cabeza de querubín. Va presidido por la imagen titular de San Miguel, barroca.

Parroquia de San Juan Bautista

Se trata de un edificio moderno, muy sobrio y austero, edificado en estilo neoclásico entre 1807 y 1879. Obedece fundamentalmente a un plan elaborado por el arquitecto Pedro Manuel de Ugartemendía, miembro de la Real Academia de San Fernando. Tiene planta de cruz griega cuyos ángulos han sido colmatados por dependencias. Consta de una única nave de tres tramos con terminación en testero recto, además de un transepto que tiene en realidad los brazos ligeramente más cortos que la nave. El coro alto se encuentra a los pies, y la sacristía se adosa a la cabecera por el lado de la Epístola, mientras que en el lado del Evangelio se ubica la torre, que alberga una escalera de caracol. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar, salvo el cuerpo de la torre que va en sillería. La iluminación se obtiene por una ventana en cada brazo del transepto y otra en el coro. Las tres van en arcos rebajados. En cuanto a la entrada, en el brazo sur del transepto, se cobija con un pórtico moderno sobre columnas de cemento, y consta de un vano simple y sin decoración, rematado por un dintel adovelado. Por encima de este pórtico hay un frontón triangular. La iglesia se cubre con bóveda de medio cañón en los cuatro brazos de la cruz, mientras que el crucero lleva bóveda vaída La torre, levantada hacia 1847, consta de un fuste prismático rematado por cornisa, y rematada por un cuerpo de campanas con arcos de medio punto, pilastras simples y pirámides del tipo escurialense, con chapitel y rematado todo por una cruz de hierro.

El retablo mayor fue compuesto por José Aramburu Echaide a la terminación de la actual iglesia, en estilo neoclásico, pero aprovechando los materiales de un retablo romanista ejecutado por Pierres Picart y su yerno Lope de Larrea en 1574. Su mazonería consta de banco, un cuerpo con tres calles y dos entrecalles y ático rematado por frontón triangular. Se articula mediante columnas compuestas. En cuanto a la imaginería, en el banco hay relieves con la Flagelación, Jesús con la Cruz, una Piedad y una Resurrección, y en el cuerpo principal el Santo Bautismo y la Degollación de San Juan Bautista. En las calles laterales se encuentran imágenes en bulto de San Pedro, San Juan Bautista y San Pablo, mientras que en el ático hay un crucificado entre María, San Juan, San Miguel y San Fermín, y la imagen del Padre Eterno en el frontón.

En el lado del Evangelio se levanta el retablo del Rosario, que también utiliza elementos realizados por Pierres Picart. Lleva banco, cuerpo con tres calles y un tondo sobre cartela. Se articula mediante aletones, columnas estriadas y estípites. Entre las imágenes, se aprecia un San Sebastián de bulto, la Virgen del Rosario titular y un relieve de San Antonio Abad.

El retablo de San Ginés se encuentra en el lado de la Epístola, y es de idéntica traza al anterior, reaprovechando igualmente materiales precedentes. Muestra relieves de Santa Lucía y Santa Bárbara, y la imagen titular de San Ginés.

Joseba ASIRON SAEZ (2007)