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Historia del Arte. Arte Romano

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Los restos escultóricos de época romana no son relevantes. De hecho, sólo se conservan en algunos museos de Euskal Herria fragmentos de piedra y de bronce, además de algunos capiteles decorados y altares votivos con inscripciones; los mejores ejemplos se han encontrado en Iruña y Oiasso. Sin embargo, el elemento escultórico más característico de la presencia romana durante este período es la estela funeraria, que destaca por la escasa ornamentación si se compara con el estilo y el gusto que predominaba en el Imperio romano. Estas estelas sustituyeron la función funeraria que cumplían las construcciones megalíticas y su uso se prolongó no sólo durante los siglos que duró el dominio romano, sino que se extendió a periodos posteriores. Como ya hemos apuntado, la ornamentación y las inscripciones son sencillas y breves, y la mayoría de las figuras que aparecen hacen referencia a seres humanos, a animales como caballos y a símbolos de la tradición figurativa celta y romana, como cruces y círculos.

Estos elementos escultóricos han sido interpretados por algunos historiadores como un claro exponente -junto a las construcciones megalíticas- de la existencia de un arte propio realizado en Euskal Herria durante este período. Sin embargo, aunque es verdad que estas estelas no son una creación exclusiva del territorio vasco -se encuentran durante este período extendidas por todo el imperio romano-, es verdad que como en el caso de las construcciones megalíticas, llama la atención la prolongación de su uso en el tiempo, la influencia que ejerció su ornamentación en la artesanía -muchos de los símbolos utilizados en los trabajos sobre madera o cuero provienen de los signos grabados en las estelas- y la extrema sencillez con la que están realizadas.

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Pero la manifestación artística más destacable de este período la constituye el mosaico. Empleado para decorar los suelos y las paredes de los templos y las viviendas más importantes, en el sur de Navarra, principalmente, han aparecido decenas de ejemplos en muy buen estado de conservación, lo que nos demuestra la existencia de una importante red de villas rurales en esta zona meridional de Euskal Herria. Los mosaicos más importantes que se han hallado en territorio navarro se localizaron en las localidades navarras de Tudela, Villafranca, Liédena y Arellano, y actualmente, se encuentran expuestos, como otros muchos restos de este período, en el Museo de Navarra de Pamplona. La mayoría representa escenas mitológicas realizadas con gran realismo y precisión, ya que corresponden al estilo del final del Imperio, aunque también los hay con escenas de la vida cotidiana y con diseños vegetales o geométricos.