Concept

Herreros

Una de las herramientas empleadas para trabajar la madera es el "barreno ojo de barril salomónico" que posiblemente debe el nombre a su utilización para hacer los agujeros de los toneles por donde se introducen y extraen los líquidos, así como al retorcido de una gran parte de su cuerpo.

Aunque su uso más extendido es para taladrados mayores de unos 10 mm. de diámetro, para lo que se le hace girar a mano, su empleo en el agujereado de las traviesas (para la sujeción a los rieles del ferrocarril) ha hecho que sea relativamente conocido.

El "barreno ojo de barril salomónico" básicamente es una barra, de diámetro variable según el tamaño del barreno, con el retorcido indicado y una gruesa cabeza en uno de sus extremos agujereada transversalmente, donde se introduce un mango de madera que sirva para sujetarlo y hacerlo girar con ambas manos.

Tradicionalmente lo han fabricado los herreros, calentando en una fragua una barra redonda de medidas adecuadas para obtener la herramienta deseada, aplastando a martillazos sobre un yunque uno de sus extremos para conseguir la parte plana o paleta. Tras un nuevo calentamiento y sujetarlo en un tornillo de banco, se retorcía manualmente la paleta, para posteriormente, a lima y con una piedra abrasiva natural conseguir el filo de un extremo. Una vez obtenida la forma deseada se templaba la pieza tras un nuevo calentamiento en la fragua y sumergiéndola rápidamente en agua.

Actualmente en la industria la cabeza y la paleta se obtienen en forja con estampa, pero el retorcido salomónico se sigue haciendo artesanalmente a mano.

Para conseguirlo se calienta la paleta en un pequeño horno hasta alcanzar el rojo vivo para posteriormente apoyándola sobre un pequeño yunque golpear a mano con un martillo a fin de obtener dos pequeños salientes en uno de sus extremos.

Tras sujetar una extremidad en un útil giratorio, que va unido a una rueda en forma de timón de barco, la otra se introduce en una ranura fija que lo inmoviliza y a continuación se hace girar la paleta dando vuelta manualmente a la rueda con suavidad, consiguiendo el retorcido de la paleta.

El trabajador gira la rueda y controla visualmente el avance del retorcido, que debe ser uniforme en todo su recorrido. Como quiera que esto no ocurre, debido a que ni el espesor de la pieza ni el calentamiento son uniformes, enfría la zona que considera bien retorcida, vertiendo agua sobre la misma, mediante un bote, consiguiendo de esta forma el retorcido definitivo de esta parte para continuar con la operación.

Aunque el proceso artesanal requiere habilidad y oficio, el trabajador consigue hacerlo en unos 30 segundos por barreno, gracias a la experiencia adquirida.

A continuación vuelve a calentar y golpeando el barreno otra vez con el martillo sobre el yunque, da forma a los pequeños salientes de su extremo de trabajo, que se afilan posteriormente.

La cabeza obtenida por estampación, se une por soldadura y se da un tratamiento térmico a todo el conjunto.

Aunque se han realizado intentos para automatizar el proceso, las dificultades para conseguir la forma deseada y la rapidez y buenos resultados conseguidos por el proceso artesanal, en los que la habilidad del trabajador es decisiva, así como la decreciente demanda, han hecho que se siga fabricando esta herramienta en gran medida con los mismos sistemas utilizados en el pasado.