Monarchie et Noblesse

García V Ramírez el Restaurador

El reino de Pamplona se encontraba cercado entre dos reinos que frenaban su expansión, y García Ramírez se vio en la obligación de mantenerse a la defensiva, haciendo uso de una intensa actividad de diplomacia que se alternaba con periodos de belicosidad.

En un primer momento las relaciones entre el rey de Pamplona y el rey de Aragón fueron tirantes, hasta que, entre diciembre del año 1134 y enero de 1135, tres emisarios de García Ramírez y tres de Ramiro se reunieron en Vadoluengo para llegar a un punto de encuentro en torno a las potestades y los límites de ambos reinos. Uno de los tres representantes de García Ramírez en Vadoluengo, D. Ladrón, decidió la restauración del reino con el peso favorable de sus condados. García se constituía rey de Pamplona pero bajo el vasallaje de Ramiro II, y como fronteras acordaron señalar los mismos límites que estableció Sancho "el Mayor". Asimismo se acordó otorgar a Ramiro, dado su cercano parentesco con el rey anterior, el título de "padre de García", estableciéndose entre ambos monarcas una relación pseudo-paternofilial.

La iglesia por su parte, pareció admitir la restauración del reino, pero no reconoció inmediatamente a sus gobernantes como reyes. La iglesia denominó"duques" a los reyes pamploneses hasta el año 1196.

Unos meses más tarde, en mayo del año 1035 en Nájera, García se alejará del rey aragonés para aliarse con Alfonso VII de Castilla. García firmaba en julio de este año como rey de Pamplona, Álava, Vizcaya y Tudela, a la vez que guardaba vasallaje al rey castellano como emperador. Alfonso VII reconocía formalmente como rey a García, ampliando así su red de vínculos vasalláticos, y éste a su vez renunciaba a ampliar sus dominios en la Rioja, en el reino de Zaragoza y la tierra de Soria. García se sumó a la corte del emperador castellano y juntos avanzaron sobre la ciudad de Zaragoza. En septiembre de este mismo año, Alfonso VII entregó a García en encomienda el señorío de Zaragoza.

La alianza entre García Ramírez y el rey castellano se rompió en el verano de 1136, cuando Alfonso VII se acercó a Ramiro el Monje, recuperó el señorío de Zaragoza y atacó las fronteras navarras junto con las tropas aragonesas. La lucha se inició por el dominio de los señoríos occidentales -Álava, Vizcaya y Guipúzcoa- del reino pamplonés, dependientes del conde Ladrón. En septiembre de este año el conde Ladrón rendía vasallaje al rey castellano, del que posteriormente recibió el gobierno de Viguera.

Tras aguantar bien el ataque inicial y ante la unión establecida entre aragoneses y catalanes, el rey García firmó el 20 de octubre de 1137 la paz con Alfonso, mientras que continuaba la guerra contra Aragón, guerra en la que el avance navarro no conoció derrota. En 1137 el rey sitió Ablitas y ocupó Malón, Fréscano, Bureta, Barillas, Razazol y llegó a las inmediaciones de Gallur. En este lugar derrotó el 10 de abril de 1138 a las tropas catalano-aragonesas, dirigidas por Ramón Berenguer IV, yerno del rey Ramiro de Aragón y conde de Barcelona. El ejército de Alfonso VII había acudido al auxilio de los catalano-aragoneses, pero en vista de los acontecimientos se replegó sobre Nájera.

En 1139 los navarros tomaron y ocuparon Sos, Filera, Petilla y Gallipienzo. Al mismo tiempo, García entregó a la catedral de Santa María de Pamplona la jurisdicción de las iglesias navarras que hasta entonces eran dependientes de sedes aragonesas.