Vétérinaires

Fernández de Larrea y Ortiz de Urbina, Silvestre

Veterinario y empresario. Nacido en Vitoria (Álava), el 31 de diciembre de 1812 y fallecido en la misma ciudad el 14 de febrero de 1878.

El vitoriano Silvestre Fernández de Larrea era descendiente de una familia de maestros albéitares y herradores. Tanto su bisabuelo paterno, como sus dos abuelos, su padre, sus tíos y primos ejercieron la profesión. Casado con María Dolores Ortiz de Elguea tuvieron doce hijos. Gregorio, el primogénito fue veterinario.

Ingresó en la Escuela de Veterinaria de Madrid en 1830, finalizando los estudios cinco años después. Esta es la "fotografía" que se puede leer en el libro de matrícula: "estatura 5 pies y una pulgada, color claro, pelo castaño oscuro, ojos castaños, nariz regular, barba redonda y lampiña".

Fue un liberal de su época. Combatió en ese bando durante la 1ª Guerra Carlista (1833 - 1839). El único cargo público que desempeñó del que se tienen noticias fue el de Alcalde de Hermandad de Vitoria.

Se le puede considerar como el primer y principal impulsor y organizador de la veterinaria alavesa: en 1840 fue nombrado primer Subdelegado de la Facultad de Veterinaria de Álava, el principal objetivo del cargo era la lucha contra los intrusos en la profesión. Gracias a sus propuestas se creó en Vitoria el puesto de Veedor Veterinario en 1855, en el que trabajó durante 23 años. También estuvo implicado en la cría caballar en la provincia entre 1850, cuando adquirió los derechos a la Diputación Foral de Álava, y 1864, que se acordó la liberalización.

Una vez terminada la guerra, Silvestre Larrea ejerció como veterinario hasta 1859, año en el que su hijo Gregorio terminó la carrera, y le liberó en el trabajo diario de todos los cargos y ocupaciones profesionales, aunque siguió figurando como titular.

En 1848 tuvo que hacer frente a una epizootia de fiebre aftosa a requerimiento de un Regidor del Ayuntamiento de Vitoria. No le pareció oportuno aislar a los animales, ni tomar precauciones de policía sanitaria, ya que la enfermedad la estaban padeciendo todos los rebaños en general y su desarrollo se producía de un modo espontáneo. Y en 1867 hubo que tomar medidas ante el aviso de la mortalidad que provocaba la perineumonía bovina en Vizcaya.

A partir de 1850, todos los productos del cerdo, para ser admitidos al consumo público, además de contar con una certificación de sanidad expedida por el alcalde de la población de procedencia, debían trasladarse a la carnicería para su reconocimiento por el fiel romanero y "uno de los peritos nombrados por el Ayuntamiento". Para este cargo se designó a Silvestre Larrea y los albéitares Vicente Armentia y Tiburcio Urbina. Además, no se autorizaría el sacrificio de ningún cerdo "sin previo reconocimiento pericial", procediéndose contra los infractores de la norma.

Posteriormente, el ayuntamiento de Vitoria decidió anunciar en marzo de 1855, "la plaza de Veterinario Veedor de la Carnicería y Pescadería, con el sueldo de mil y cien reales vellón anuales", de acuerdo con el reglamento aprobado unos días antes. Fue asignada a Silvestre Larrea.

Desde 1857 ejerció como veterinario y profesor de la Casa Modelo de Agricultura. Poco más se sabe de su actividad en esta institución docente, únicamente que cedió el puesto a su hijo Gregorio en 1864.

Además de trabajar en la sanidad animal, Silvestre Larrea fue un hombre de negocios. Heredó el "parador de Larrea", levantado por su padre en 1819 en los terrenos del convento de Santa Clara, y una "empresa de coches diligencias de caleseros", que tenía su parada en la fonda - actual calle Prado -.

A principios de 1851 se constituyó una sociedad civil, compuesta por 23 miembros entre los que se encontraba Silvestre, con el fin de construir una plaza de toros. Se ubicaría entre el actual Portal del Rey y las calles Postas, Paz y Fueros, ocupando parte de la calle Olaguíbel. La primera feria taurina se celebró los días 5, 6, 7 y 8 de agosto de 1851. Los primeros años ejerció como gerente del coso. La plaza se derruyó 28 años después.

Pero con lo que Silvestre Larrea alcanzó gran prestigio fue con la construcción del Balneario de Nanclares de la Oca, actual colegio de San José. A partir de 1860 la Diputación Foral de Álava, viendo las excelentes cualidades curativas del manantial, planteó la explotación comercial de un establecimiento sanitario. Los terrenos y los derechos de edificación fueron concedidos al veterinario. Aunque los problemas económicos habían comenzado años antes, su fallecimiento en 1878 marcó el final del centro. En 1887 el cierre era definitivo.

  • CAMARERO RIOJA, F. Historias de la veterinaria alavesa, Vitoria-Gasteiz, Círculo Vitoriano, 2006.