Danse

Fandango - Jota - Orripeko -Trikitixa

Las primeras referencias al fandango son de comienzos del siglo XVIII (Nuñez 1999), siendo en este momento la primera conocida la del entremés El novio de la aldeana. El Diccionario de Antigüedades lo describía de este modo en el año 1735: baile introducido por los que han estado en los reinos de Indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo. La relación con América y su carácter alegre, por tanto, se subrayaron desde el primer momento. En este sentido la desinencia ngo se ha tomado a veces como prueba de su origen africano o afroamericano. Este primer fandango era al parecer cantado, y tenía un esquema muy concreto, que es el que más o menos se ha mantenido hasta hoy día: copla cantada en modo mayor y ritornelo instrumental en modo de mi con cadencia andaluza. Sobre estos ritornelos compusieron en el siglo XVIII algunos autores de primera fila fandangos muy conocidos, como son los de Scarlatti, Boccherini o el padre Soler. Ese tema debió de ser muy conocido también en Vasconia: en el cuaderno del tamborilero Fernando Ansorena Izaguirre, fechado en 1885 aparecen cinco versiones distintas del mismo. Es un fandango muy habitual entre los txistularis, y a día de hoy forma parte también del baile de la era de Estella. He aquí su comienzo:

Partitura

Este tipo de fandango se puede relacionar muy fácilmente con otras danzas habituales en la Península en el siglo XVII, y especialmente con las que utilizaban ostinatos armónicos, como la folía, los canarios o la zarabanda, esta última también muy mencionada en Vasconia. Según algunas descripciones, especialmente realizadas por viajeros extranjeros y especialmente franceses, esta danza era muy indecorosa debido a sus movimientos sensuales. Quizás por ello Iztueta toma de Zamácola su teoría sobre el origen del fandango. En su opinión la influencia oriental en éste era muy grande, ya que expresaba la parte más atrevida del amor. Proveniente de Cartago, hizo caer las costumbres antiguas de Roma, y a través de los árabes se había mantenido en España (1824:146). Especialmente famosa se hizo la sensualidad del fandango en Francia, y en 1809 se estrenó en París el vodevil Le Procès du fandango, ambientado en San Juan de Luz, en el que se describían los intentos de prohibir esta danza venida de España por su carácter impúdico (Batcave 1914).

Sin embargo, este tipo de fandango, el más conocido a nivel mundial, tiene poco que ver con el que se toca y baila hoy día en Vasconia. Para fray Bartolomé de Santa Teresa (1816:137), por ejemplo, el pandangua era muy indecoroso, pero sus descripciones parecen mostrar otros matices: el problema era el gran contacto físico ya en la cara, ya en los brazos, ya en el vientre, ya en el costado. En las palabras de Humboldt en su diario de 1801 (1923:207), toda clase de chocarrerías, brincos, movimientos indecorosos, pero a los cuales les falta toda sensualidad de estímulo. Desde nuestro punto de vista, pues, más que indecorosos, violentos y desmañados. Seguramente esto justificaba la decepción de Victor Hugo cuando vio el fandango vasco (Martínez Salazar 1995): los bailarines se movían con agilidad armoniosa, pero sin inspiración, sin fuego, sin arrebato, sin voluptuosidad... Sin embargo, en estas partes se centraron las discusiones y polémicas en el siglo XVIII.

Y, por descontado, las reformas ilustradas. Según Iztueta, en efecto, los alcaldes de Fuenterrabía y Hernani habían prohibido el fandango en sus pueblos (1824:144). Con todo, en determinado momento confiesa que se bailaban después de la soka-dantza en algunos lugares de Guipúzcoa (1824:230). Por tanto, el fandango debió de ser bastante habitual en Vasconia ya en el siglo XVIII. Y tanto fray Bartolomé como Iztueta y Humboldt lo relacionan con el arin-arin ya a principios del siglo XIX. Es de notar, por ejemplo, cómo en 1745 el Diccionario Trilingüe aparece el término fandango aunque se diga de idéntica forma en vascuence y castellano, así como la contradanza, pero no se mencione a la jota.

Por lo que parece, la jota surgió más tarde que el fandango, y en algunos lugares, especialmente en el norte de la Península, tiene tendencia a confundirse con él. El ritmo ternario es su característica común más notable, y en opinión de Miguel Manzano (1995), como hemos dicho, el mejor modo de escribirla no es el usual en compás de 3/4 ó 3/8, sino en 6/8, a razón de dos compases de 3/4 ó 3/8 por cada uno de 6/8. Esas seis corcheas normalmente se organizan en tres grupos de dos, 2+2+2, es decir, como un 3/4, pero a menudo aparece la organización contraria, que es característica de este género, de dos grupos de tres, 3+3. El repertorio es fundamentalmente oral, basado en coplas de octosílabos, y los ejemplos instrumentales, siendo pocos, suelen tomar referencias vocales. Como se observa, estos criterios definidores de la jota tampoco funcionan, al igual que los del fandango, en el caso vasco. Aquí la mayor parte del repertorio es instrumental y raramente se utilizan esas hemiolias y polirritmos.