Écrivains

Elorriaga, Unai

Escritor. Nació el 14 de febrero de 1973 en Bilbao.

Unai Elorriaga López de Letona aunque nació en Bilbao, es de Algorta de toda la vida. Hizo la carrera de filología vasca en la universidad de Deusto y posteriormente trabajó como profesor, y sobre todo, como traductor en el Instituto Labayru. Suyas son las traducciones de las obras de Agustín Férnandez Paz, El laboratorio del doctor Nogueira, y de Marilar Aleixandre, Sin futuro. Los primeros trabajos y artículos de Unai Elorriaga comenzaron a aparecer al final de la década de los 90 en varios medios de comunicación: Idatz & Mintz, UK, Deia, Enseiukarrean, Aizu!...; y también en publicaciones de concursos literarios: Ortzadar... Unai Elorriaga es parte de la generación de nuevos escritores que en el entorno de Bilbao comenzaron a darse a conocer a finales de la década de los 90. Pese a que su primera obra fue un ensayo literario, Literatur ideia batzuk (Labayru, 2001) Elorriaga acometió rápidamente un camino de creación literaria. Desde entonces, en sus cuatro novelas hasta la fecha, Sprako tranbia (2001, Elkar) [Un tranvía en SP, 2003 Alfaguara], Van't Hoffen ilea (2003, Elkar) [El pelo de Van't Hoff, 2004, Alfaguara], Vredaman (2005, Elkar) [Vredaman, 2006, Alfaguara] y Londres kartoizkoa da (2009, Elkar), ha conseguido ser una de las voces más diferenciadas de la actual literatura vasca gracias al especial y complejo mundo literario que ha construido; hasta tal punto, para bien o para mal, que ha llegado a ser un escritor el cual sus propuestas literarias no deja indiferente a nadie. Así mismo, el haber ganado el Premio Nacional de Narrativa de 2002 con la novela SPrako tranbia, y ser el mismo el traductor al castellano de sus obras le han colocado en una posición ventajosa de traspasar los límites de nuestra literatura. Sirva como ejemplo de ello las numerosas colaboraciones que ha realizado en la prensa estatal, precisamente en los periódicos El País, El Mundo y en La Vanguardia. Por todo ello, podemos decir que esa Unai Elorriaga se ha convertido en un escritor conocido para lectores de dentro y de fuera de Euskal Herria.

Como hemos mencionado, SPrako tranbia fue la primera novela del autor. Con este trabajo se dio a conocer e, inesperadamente, ganó el Premio Nacional de Narrativa de 2002. Desde que Atxaga ganase con su Obabakoak, no ocurría tal cosa en la literatura vasca. Siendo un escritor novel y ya ganar tan importante premio, atrajo rápidamente la atención sobre la obra y el autor. Es cierto, por otra parte, que aunque la crítica definiera el libro como especial, la novela SPrako tranbia ya había recibido bastante buena acogida entre los lectores vascos antes de ganar el premio. El impulso que supuso el premio tuvo consecuencias inmediatas en la carrera literaria de Elorriaga. Por una parte, le abrió las puertas a otros circuitos diferentes a los de la literatura vasca -el libro se ha traducido a diversas lenguas- y, por otra parte, Elorriaga eligió entonces el camino de la profesionalización para dedicarse exclusivamente a la literatura. Elorriaga es uno de los pocos escritores profesionales que cuenta actualmente la literatura vasca.

También con la novela SPrako tranbia Elorriaga dio a conocer las características principales de su propuesta literaria; es decir, estilo, juego, la influencia no disimulada que recibe de sus escritores preferidos y su mirada tierna y no dramática sobre los temas transcendentes de la vida. Otro ejemplo del éxito de la novela SPrako tranbia es la película Un poco de chocolate (2008) basado en el libro de Elorriaga. En esta SPrako tranbia, e igualmente en casi todas las obras posteriores, al hablar de la amistad, la enfermedad y la muerte, Elorriaga tiene un claro objetivo: pensar sobre la vida. Otorga importancia total a las relacciones entre la gente, a sus sueños y deseos, a esas cosas pequeñas que nos hacen personas. Así mismo, Elorriaga trata todos esos temas transcendentes con ternura y una pequeña ironía. El mismo ha confesado que le gustan las miradas especiales y pintorescas, esas que no son tan usuales en la literatura. Eso, nos vuelve a señalar las características de la poética de Elorriaga. No son, pues, de extrañar en ese sentido los juegos, greguerías, estructuras laberínticas que encontramos en los textos de Unai Elorriaga -por ejemplo, SPrako es un texto disgregado- y las casi imposibles adjetivizaciones, lo que los críticos han llamado como "pirotecnia". Precisamente, aparte de la organización textual y del tratamiento temático, es el estilo la aportación principal a resaltar en los textos de Unai Elorriaga. Además, a conseguido que sea su marca propia y le ha dotado de una voz especial en el ámbito de la literatura vasca.

Con este estilo especial Elorriaga busca constantemente sorprender al lector, para atraparle con la lectura y sea invitado a continuos juegos. Esa intención, por otra parte, esta muy en consonancia con la idea que Elorriaga tiene sobre la literatura. En su opinión, la lectura tiene que sorprender constantemente al lector, le tiene que ofrecer algo que este no espera. Hay que decir sobre el estilo que éste surge tras un meticuloso trabajo. En ese sentido Elorriaga a menudo se aproxima a una cierta lírica. En sus textos las frases y párrafos están medidos y esculpidos con gran conciencia. Cuida las eufonías de las palabras y por medio de una adjetivación especial, que hace que los elementos adquieran adjetivos totalmente alejados de los que en si los caracterizan, consigue sorprendentes e inusuales metáforas y epifanías. A esta escritura también añade elementos y características del lenguaje oral: castellanismos, repeticiones, diálogos, frases no subordinadas... Esta escritura, además de sorprender al lector, le ayuda a fijar el discurso.

La poética surrealista de Unai Elorriaga tiene origen en sus escritores preferidos, en los textos de los escritores cuyas influencias se dejan entrever, al fin del cabo, en la literatura de Faulkner, Julio Cortazar, Rulfo y Borges. Esos y también autores de comienzo del siglo XX son del gusto de Unai Elorriaga, autores que pensaron y crearon en los años veinte del pasado siglo.

Al de dos años de haber publicado SPrako tranbia apareció la segunda novela de Elorriaga, Van't Hoffen ilea (2003, Elkar). El autor, para realizar dicho trabajo consiguió la beca del premio Igartza de 2002. En esta obra profundizó en la senda que había comenzado con la obra anterior. Básicamente, Elorriaga nos ofreció en esta novela el punto de vista no dramático sobre la muerte. Sin embargo, con esta obra, cuya forma es dispersa, no consiguió todo el éxito que se esperaba. Aun más, aunque una parte de los lectores y de la crítica alababan las virtudes del libro, otra parte, por el contrario, mostraba bastantes dudas hacia la literatura de Elorriaga. He aquí algunos aspectos resaltados por Iban Zaldua:

"(...) la estructura más que un fuerte pilar más bien parece una excusa, y finalmente los capítulos de narraciones que parecen el objetivo principal no están bien unidos, y eso puede dificultar la lectura. Los cuentos, por otra parte, y salvo excepciones, se quedan el la mayoría de casos en meros apuntes, y no tienen profundidad (...)"

Al mencionar las influencias de otros escritores también Iban Zaldua:

"A veces han comparado a Elorriaga con Julio Cortazar, y el propio autor ha confesado que es una de sus principales influencias. Y acaso es verdad: en VHI se pueden encontrar, por ejemplo, los ecos como los de la obra Un tal Lucas (1979) del escritor argentino. Pero a mi me parecen que son solo ecos: Como antes he señalado, los juegos de Cortazar, como por ejemplo en el propio Un tal Lucas, tienen una indiscutible intención revolucionaria, en el sentido etimológico de la palabra (y el político también, muy a menudo), y yo no percibo tal cosa en las novelas de Elorriaga".

Y al hablar del estilo, Iban Zaldua y otros críticos coinciden en decir que, precisamente, el estilo es el objetivo primordial en la literatura de Unai Elorriaga.

En cualquier caso, pese a las críticas, Unai Elorriaga ha seguido fiel a su estilo, no hay más que reparar en sus últimas novelas, Vredaman (2005, Elkar) y Londres kartoizkoa da (2009, Elkar). En cuanto a su acogida y críticas se puede decir que los detractores y defensores de Elorriaga han ido a la par. El anticipo de la obra Vedraman ya venía en la novela Van't Hoffen ilea. En esta novela Vedraman, la cual se divide en cuatro narraciones, Elorriaga dirigió su foco hacia la historia de un niño. De una de esas narraciones derivaría posteriormente el libro infantil Matxinsaltoaren belarriak (2006, Elkar), hasta ahora la única obra que ha realizado Elorriaga en ese ámbito. Por otra parte, en la novela Londres kartoizkoa da (2009) se ha percibido un gran cambio en el tratamiento del tema. Por primera vez, en esta novela Unai Elorriaga desarrollaba un tema concreto, en este caso la denuncia de la dictadura. Este cambio ya aparecía en la obra de teatro, la cual ha pasado bastante desapercibida, Doministiku egiten dute arrainek (2008, Letranómada).