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DURANGUESADO

Escenario de lucha de bandos. Durante las guerras de bandos, el Duranguesado se convirtió en uno de los escenarios habituales de las mismas. Juan de Muxica tenía en 1416 el arriendo de las rentas reales de Juan II en 1.500 maravedies. Otros linajes célebres poseían fuerza y dominio en la comarca. Con ellos tuvo que vérselas el corregidor y veedor de Vizcaya, Juan Martínez de Burgos, por los años 1420-1430, así como con el concejo y justicia de Durango y con el obispo de Calahorra y su vicario general, debido a las alteraciones que se registraron con motivo de la demolición del campanario de la iglesia de San Torcaz. Tanto el corregidor como los alcaldes de la tierra del Duranguesado, Rodrigo Ibáñez de Bérriz y Pedro Martínez de Echaburu, fueron excomulgados y Juan Martínez pereció en el campo de Arbildua, cercano a Bermeo, en lucha contra los seguidores de Muxica y Villela. Según se lee en las Bienandanzas..., en esta tierra mataron Furtud Garcia de Avendaño y Martín Roys de Avendaño a Ruy Sanches de Zaldivar, con otros diez hombres, siendo la causa el que les "contrariaba el mando de la tierra", y de aquel día en adelante existió siempre enemistad entre los de Avendaño y los de Zaldívar. Villabaso relata en un artículo que reproducimos del "Seminario Pintoresco Español" (1856, pp. 395-396) algunas de estas luchas: "Dias de luto y consternacion habia proporcionado a la villa de Durango el inquieto y revoltoso caballero Fernando de Zaldivar, antes de proporcionarle los que nos proponemos trazar, pero si todos tienen hechos dignos de estudios de narración, ninguno como el que nos proponemos dar a conocer á nuestros lectores, la muerte del causador, y de muchos de sus auxiliares son los resultados de esta última tentativa contra el reposo de tranquilos ciudadanos. El año 1468 Zaldivar cansado de la inacción de algunos años, declaró la guerra á la villa de Durango, arrastrando tras sí al caballero Pero Ruiz de Ibarra que vivía y tenia una torre en las inmediaciones de Elorrio. Pronto se decidieron los principales caudillos de Vizcaya por estas banderías; juntándose Juan Alonso de Mujica, señor de Aramayona, á los rebeldes Zaldivar é Ibarra; y su rival Pedro de Avendaño á las villas amenazadas. 1200 infantes y 150 jinetes de caballería del conde de Salinas, presentó Avendaño en Elorrio, dejándolos bajo la conducta de su hijo, Juan, Juan Briviesca y otros capitanes de la casa de Haro; colocándose él en la villa de Durango. La primera operación del esforzado Juan de Avendaño fue poner cerco á la torre de Ibarra, guarnecida solamente de 150 hombres, gente insuficiente para defenderla largo tiempo. Mujica que vió el aprieto en que se encontraba su aliado, amenazado por buena y decidida gente, con magníficas lombardas de batir, pidió al Marqués de Santillana 60 caballos, que bajo las órdenes de Juan de Leiva y Lope Hurtado de Salcedo fueron puestos á su disposición: Caballeros fueron estos, los primeros que pisaron la tierra de Vizcaya, y esto para grande mal suyo. Pero estos socorros eran insuficientes, la situación de Ibarra no mejoraba, y si cada día era mas desesperada, por lo cual Mujica llamó en su ayuda á los Salazares, los que no obs tante la maldición que recibieron de su padre, por ir á talar las tierras de su aliado Avendaño, se adelantaron con 300 de sus parciales hasta cerca de Durango donde se reunió un ejército de 4.000 hombres y 80 caballos, y gruesas lombardas traidas de tierra de Santander por el infatigable y enconado Mujica, que á todo se arriesgaba por herir a su poderoso rival. En frente de Durango desecharon las proposiciones de paz que les hizo el Corregidor Juan Garcia de Santo Domingo, y dispusiéronse á atacar á la villa de Elorrio de la cual habían ya salido algunas gentes á escaramuzar. Los hijos de Lope García de Salazar, Fortun Gomez y Ochoa Gomez eran los encargados de asentar las lombardas, para cuya operación adelantáronse con 600 hombres de Butron. Apenas habian comenzado á sentar sus reales y establecer las baterías, la gente que habia quedado atras con el Juan Alonso, no se sabe si por traicion ó por uno de esos incomprensibles misterios de la Providencia, empezó a huir, al decir de Lope de Salazar, "desarrancadamente" arrojando los pavesas en tierra mas de 3.000. Esta huida sin motivo, sin temor de ningun enemigo, ha permanecido hasta ahora envuelta en el misterio, aunque nosotros nos inclinamos á creer fuese una traición. Lo cierto es que apercibidos los de la villa del desórden de los enemigos, salieron precipitadamente y cargando de improviso sobre los pocos que en el campo quedaban, mataron á Gonzalo de Salazar, Fortun Gomez de Butron, Ochoa Abad, Juan de Butron, hermanos bastardos; á Juan Alonso Ochoa de Butron nieto de Ochoa, y Gonzalo Gomez, siendo herido en la cara Gonzalo de Salazar el mas valiente entre tantos valientes, tiró el pavés, sacó la espada y sostuvo un reñido combate con varios, matando el caballo de Juan de Avendaño que de Elorrio habia salido, é hirieron al mismo, hasta que al fin tuvo que rendirse al número cayendo muerto gloriosamente, y á su lado Pedro de Salazar de Montaño, Men Sanchez de Bañares y Ochoa de Loízaga; siendo presos Juan de Salazar, su hermano, con siete heridas, y Ochoa de Salazar los cuales siendo llevados por dos hombres por expresa órden de Avendaño fueron, segun se asegura, muertos en las puertas de la villa. De la gente de tropa tuvieron doscientos muertos, huyendo los demas desordenadamente por la cuesta arriba; de los cuales muchos murieron ahogados por la sed y el cansancio, y entre ellos Fernando de Salazar, Rodrigo de Achurriaga y Pedro de la Bárcena, con mas 45 hombres, parte de ellos heridos. Entre los de Butron y de Mujica contábase entre otros á Gonzalo de Guecho, Juan de San Juan, bastardo de Butron, Ochoa de Unzueta y otros varios. También fue herido en las piernas de dos saetas el caudillo Juan Alonso de Mujica. El triunfo ocasionó la toma de la torre de Ibarra, Ermua y sus tierras. Pocos días después murió junto a Durango Fernando de Zaldivar, y también su aliado Diego de Basurto con gran contentamiento de los vecinos y naturales de la villa. Lo que la crónica no nos dice es que fué de Ibarra. Probablemente arrastraría una vida penosa. Un año después el conde de Haro desterró de las tierras de Vizcaya á Avendaño y Mujica, los cuales dos años mas tarde debieran combatir en Munguía en su contra".