Régimen Térmico. El régimen de temperaturas de nuestro país viene dado por las relaciones que se establecen entre las dos áreas de fuerte amplitud u oscilación que constituyen la meseta ibérica y la masa de los Pirineos, por una parte, y, por otra, por el área de débil oscilación que constituye el golfo de Gascuña.
Invierno. En invierno, el golfo de Gascuña, que se halla todavía tibio, garantiza a la zona costera una temperatura media que ronda los 9° al E. de Guetaria y sobrepasa esta cifra en toda la parte inferior de Bizkaia; en cuanto a la vertiente septentrional, tanto la parte inferior del bajo Pirineo continental como la zona costera peninsular en la que comprendemos toda la cuenca del Nervión, gozan de máximas medias superiores a los 12° y si, bajo la influencia del anticiclón de Europa central, bajan las mínimas medias al E. del Bidasoa de 4° a 1,7, tanto en Gipuzkoa como en Bizkaia inferior no descienden de 5,2° y 5,8° respectivamente. Por el contrario, la masa fría de los Altos Pirineos y de la meseta ibérica hace que reine al E. de Pamplona y al S. del Ebro una temperatura media inferior a los 7°: los valles del Aragón, del Ebro, del Arga, del Ega conocen aún máximas medias comprendidas entre los 10,8° y 11,2°, pero las mínimas medias se escalonan entre los 3,3° (Pamplona) y 1,4° (Huesca). Resumiendo, si la diferencia entre las máximas y las mínimas medias alcanza 8,6° en Jaca, al pie de las altas cadenas pirenaicas, 8,7° en Logroño, al pie de la meseta ibérica, y 7,5° en Pamplona, ésta no depasa los 6,8° en San Sebastián.
Primavera. En primavera esta situación experimenta una modificación completa. Como consecuencia del brusco calentamiento de la meseta ibérica, la temperatura media al S. de las altas cadenas pasa a 14,8° en Huesca; las medias mínimas suben a 7,3° en Huesca y 8,8° en Pamplona y las máximas medias experimentan un alza mucho mayor pasando a 18,8° en Pamplona lo que da lugar a una diferencia de 10° en esta ciudad. Por el contrario el golfo de Gascuña o Bizkaia, al calentarse con menor rapidez que la península ibérica, procura a toda la vertiente septentrional de la cadena una media térmica inferior a la de la vertiente S.: las mínimas medias son las mismas en la costa que en Pamplona -lo que prueba que el régimen de temperaturas del golfo y de la meseta ibérica, al dejar de ser el que era en invierno, todavía no es el que será en verano- pero las máximas medias son netamente inferiores a las del interior (15,9° en San Sebastián) lo que muestra que la atmósfera oceánica sigue siendo fresca. Como consecuencia, la diferencia entre las máximas y las mínimas medias en San Sebastián bordea sólo los 7,3°.
Verano. Este régimen térmico se extrema en verano. Durante esta estación la temperatura media sobrepasa los 21° en casi toda la vertiente meridional de la cadena: si se constatan mínimas medias de 15° a 16°, las máximas medias son generalmente superiores a los 26° (27,9° en Pamplona, 29,7° en Sangüesa). Entre esta vertiente meridional recalentada y la vertiente N. refrescada por el golfo de Bizkaia, el contraste es aún más fuerte que en la primavera: al N. de las altas cadenas, la temperatura media es inferior a los 20° y entre Hendaia y Bilbao apenas alcanza los 19° a lo largo de la costa. Mientras el pie de monte pirenaico continental, debido a su latitud y a sus vinculaciones con el área continental del centro de Francia, presenta máximas medias de 24,° a 27°, toda la parte de la vertiente septentrional situada al O. del Nive ofrece máximas medias que descienden hasta los 22° en San Sebastián contrapesadas por mínimas medias de 14,5°, de manera que si la diferencia entre las máximas y las mínimas medias alcanza los 13,5° en Jaca y los 11,9° en Pamplona, en San Sebastián apenas llega a los 7,1°.
Otoño. Entramos ahora en un nuevo período de transición durante el cual se prepara el régimen invernal. El cuadro de las temperaturas medias muestra que en la parte de la vertiente septentrional situada al E. del Nive, la media térmica estacional disminuye 6° bajo la influencia del enfriamiento sensible del macizo central francés, pasando así a ser inferior en 2° a la de la costa guipuzcoana o vizcaína. Entre ésta y la vertiente meridional de la cadena tal diferenciación no ha podido todavía efectuarse porque la meseta ibérica, situada a una latitud mucho más meridional que el centro de Francia, se enfría más tarde que éste siendo así que el interior de España está todavía imperceptiblemente más caliente que la costa. El enfriamiento de la zona pirenaica progresa considerablemente hacia el O. alcanzando casi el Ebro; por otra parte se constata que el enfriamiento del interior de España, incluso del valle del Ebro, es más rápido que el de la región costera, siendo la disminución de la temperatura del orden de los 8,4° en Sangüesa contra 3,8° en San Sebastián y 4° en el resto de la región litoral salvo Biarritz en el que, debido a la influencia del enfriamiento del macizo central francés, el descenso de la temperatura es de 5,3°, constituyendo esta estación una zona de transición entre la costa peninsular y el pie de monte pirenaico continental vascos. El examen de los cuadros de máximas y de mínimas medias de otoño permite completar estas observaciones. En tanto que las máximas medias de la vertiente meridional están más por encima de 1 a 2° que las de la vertiente septentrional, las mínimas medias bajan por debajo de los 10° en el bajo Pirineo continental, en las cadenas situadas al E. del puerto de Belate así como al S. del Ebro, mientras que a lo largo de la costa, entre San Sebastián y Gernika, suben por encima de los 11°: se esboza así un enfriamiento de la vertiente meridional de la cadena, preludio del régimen de invierno.
Invierno. En invierno, el golfo de Gascuña, que se halla todavía tibio, garantiza a la zona costera una temperatura media que ronda los 9° al E. de Guetaria y sobrepasa esta cifra en toda la parte inferior de Bizkaia; en cuanto a la vertiente septentrional, tanto la parte inferior del bajo Pirineo continental como la zona costera peninsular en la que comprendemos toda la cuenca del Nervión, gozan de máximas medias superiores a los 12° y si, bajo la influencia del anticiclón de Europa central, bajan las mínimas medias al E. del Bidasoa de 4° a 1,7, tanto en Gipuzkoa como en Bizkaia inferior no descienden de 5,2° y 5,8° respectivamente. Por el contrario, la masa fría de los Altos Pirineos y de la meseta ibérica hace que reine al E. de Pamplona y al S. del Ebro una temperatura media inferior a los 7°: los valles del Aragón, del Ebro, del Arga, del Ega conocen aún máximas medias comprendidas entre los 10,8° y 11,2°, pero las mínimas medias se escalonan entre los 3,3° (Pamplona) y 1,4° (Huesca). Resumiendo, si la diferencia entre las máximas y las mínimas medias alcanza 8,6° en Jaca, al pie de las altas cadenas pirenaicas, 8,7° en Logroño, al pie de la meseta ibérica, y 7,5° en Pamplona, ésta no depasa los 6,8° en San Sebastián.
Primavera. En primavera esta situación experimenta una modificación completa. Como consecuencia del brusco calentamiento de la meseta ibérica, la temperatura media al S. de las altas cadenas pasa a 14,8° en Huesca; las medias mínimas suben a 7,3° en Huesca y 8,8° en Pamplona y las máximas medias experimentan un alza mucho mayor pasando a 18,8° en Pamplona lo que da lugar a una diferencia de 10° en esta ciudad. Por el contrario el golfo de Gascuña o Bizkaia, al calentarse con menor rapidez que la península ibérica, procura a toda la vertiente septentrional de la cadena una media térmica inferior a la de la vertiente S.: las mínimas medias son las mismas en la costa que en Pamplona -lo que prueba que el régimen de temperaturas del golfo y de la meseta ibérica, al dejar de ser el que era en invierno, todavía no es el que será en verano- pero las máximas medias son netamente inferiores a las del interior (15,9° en San Sebastián) lo que muestra que la atmósfera oceánica sigue siendo fresca. Como consecuencia, la diferencia entre las máximas y las mínimas medias en San Sebastián bordea sólo los 7,3°.
Verano. Este régimen térmico se extrema en verano. Durante esta estación la temperatura media sobrepasa los 21° en casi toda la vertiente meridional de la cadena: si se constatan mínimas medias de 15° a 16°, las máximas medias son generalmente superiores a los 26° (27,9° en Pamplona, 29,7° en Sangüesa). Entre esta vertiente meridional recalentada y la vertiente N. refrescada por el golfo de Bizkaia, el contraste es aún más fuerte que en la primavera: al N. de las altas cadenas, la temperatura media es inferior a los 20° y entre Hendaia y Bilbao apenas alcanza los 19° a lo largo de la costa. Mientras el pie de monte pirenaico continental, debido a su latitud y a sus vinculaciones con el área continental del centro de Francia, presenta máximas medias de 24,° a 27°, toda la parte de la vertiente septentrional situada al O. del Nive ofrece máximas medias que descienden hasta los 22° en San Sebastián contrapesadas por mínimas medias de 14,5°, de manera que si la diferencia entre las máximas y las mínimas medias alcanza los 13,5° en Jaca y los 11,9° en Pamplona, en San Sebastián apenas llega a los 7,1°.
Otoño. Entramos ahora en un nuevo período de transición durante el cual se prepara el régimen invernal. El cuadro de las temperaturas medias muestra que en la parte de la vertiente septentrional situada al E. del Nive, la media térmica estacional disminuye 6° bajo la influencia del enfriamiento sensible del macizo central francés, pasando así a ser inferior en 2° a la de la costa guipuzcoana o vizcaína. Entre ésta y la vertiente meridional de la cadena tal diferenciación no ha podido todavía efectuarse porque la meseta ibérica, situada a una latitud mucho más meridional que el centro de Francia, se enfría más tarde que éste siendo así que el interior de España está todavía imperceptiblemente más caliente que la costa. El enfriamiento de la zona pirenaica progresa considerablemente hacia el O. alcanzando casi el Ebro; por otra parte se constata que el enfriamiento del interior de España, incluso del valle del Ebro, es más rápido que el de la región costera, siendo la disminución de la temperatura del orden de los 8,4° en Sangüesa contra 3,8° en San Sebastián y 4° en el resto de la región litoral salvo Biarritz en el que, debido a la influencia del enfriamiento del macizo central francés, el descenso de la temperatura es de 5,3°, constituyendo esta estación una zona de transición entre la costa peninsular y el pie de monte pirenaico continental vascos. El examen de los cuadros de máximas y de mínimas medias de otoño permite completar estas observaciones. En tanto que las máximas medias de la vertiente meridional están más por encima de 1 a 2° que las de la vertiente septentrional, las mínimas medias bajan por debajo de los 10° en el bajo Pirineo continental, en las cadenas situadas al E. del puerto de Belate así como al S. del Ebro, mientras que a lo largo de la costa, entre San Sebastián y Gernika, suben por encima de los 11°: se esboza así un enfriamiento de la vertiente meridional de la cadena, preludio del régimen de invierno.