Concept

Carreteros

El transporte de personas y de cargas ha tenido una gran importancia en todas las épocas, habiéndose utilizado los más diversos medios, siendo los carros uno de los más destacados, sobre todo en los pueblos en los que han predominado la agricultura y el pastoreo, así como en las guerras del pasado.

En nuestro país, la construcción de los carros se ha realizado tradicionalmente por carpinteros especializados en esta actividad, los carreteros, siendo lo más frecuente el encargo unitario de ámbito local o comarcal, basado en un modelo muy experimentado en cada zona, aunque con frecuencia los artesanos fabricantes, a petición del cliente introducían modificaciones para adaptarlo a la carga a transportar o al terreno donde se iban a utilizar.

Aunque se han construido numerosos tipos dependiendo de la zona, básicamente se distinguen dos, el de la vertiente cantábrica, "gurdixa", de dos ruedas macizas, sin radios, unidas rígidamente al eje de madera que gira con ellas y en donde se soporta una cama o armazón de madera de 2,5 mts. y una vara o "pertuza" con una longitud total de 5,40 mts., en la que se uncían vacas o bueyes. A su vez, en zonas como la Ribera navarra o La Rioja alavesa, en el carro habitual las dos ruedas eran de radios de madera y llantas de hierro, de 1,40 mts. a 1,60 mts. de diámetro, eje fijo de hierro forjado, sobre el que giraban, armazón también de madera aunque con numerosas piezas de hierro forjado para su refuerzo. Disponían de dos varas entre las que se enganchaban las caballerías.

Un constructor del primer modelo fue Florentino Idigoras de Elgoibar, conocido como Urkiola-txiki, quien desarrolla su actividad durante 52 años, y hasta cumplir los setenta, en su taller cercano al puente de Txankakua. En Valtierra (Navarra) la familia Litago ha construido desde 1.870 y hasta hace pocos años los carros utilizados en la zona.

En ambos casos, inicialmente el trabajo se efectuaba totalmente a mano, utilizando azuelas, hachas, garlopas, sierras de mano, barrenas y formones, para posteriormente mecanizar el proceso. Los hermanos Litago entre 1940 y 1945 introdujeron las sierras de cinta y cepillo, taladros para madera y metal, sierra para tablones con banco móvil, así como curvadora de llantas para madera, todos ellos accionados por un sistema de transmisión general mediante ejes y poleas. Las frecuentes carencias de electricidad obligaron a disponer de un motor Lister. Este taller disponía también de fragua y yunque donde se forjaban las piezas de hierro que reforzaban el carro de madera.

El taller de Elgoibar introdujo hacia 1.950 la sierra de cinta y el cepillo, aunque su proceso de fabricación mantuvo el carácter fundamentalmente artesanal.

En ambos casos la construcción de carros se complementaba con otras producciones, que en el caso de Idigoras eran principalmente leras y estructuras para tejados que él mismo montaba y los Litiago construían galeras, carros de cuatro ruedas (de hasta 8 tn. de carga), así como arados y otros aperos agrícolas.

Los carpinteros en general y de manera particular los carreteros, tuvieron tradicionalmente una buena consideración social y unos ingresos superiores a los que desempeñaban oficios que pudieran considerarse que requerían conocimientos y esfuerzos similares.