Pese a ser desconocido hasta 1834 y ser publicado por Francisque Michel tres años después, su éxito literario posterior fue enorme, como corresponde a la eximia calidad literaria que posee. En efecto, ofrece una perfecta unidad y por su estilo puede conceptuarse como una obra maestra en su género. Tema y forma vibran al unísono. Su sumario abarca cuatro partes. El estilo es sobrio, expresivo y conciso. Fantasía desbordante a veces al poetizar a sus personajes. El éxito de la Chanson saltó las fronteras al traducirse a otras lenguas en los siglos XII al XIV y sobre todo su éxito en Italia es extraordinario. Se tradujeron el poema y los Roncesvaux en dialecto franco-italiano y se compusieron otros cantares como L'entrée d'Espagne y la Prise de Pampelune ésta de Nicolo da Verona. Se compuso, además, en italiano, La Spagna movimiento rolandiano que culmina en el Renacimiento con Orlando furioso, de Ariosto, y Orlando Innamorato, de Boiardo. En tiempos modernos en el propio País Vasco se han dado algunas composiciones como el debatido Altabiskarko Kantua, de mediados del siglo pasado (1845) de Garay Monglave y L. Duhalde; Orreaga, de Arturo Campión, traducido a varios dialectos euskéricos; Roncesvalles, de Hermilio de Olóriz; Orriaga, de Xabier Diharce (1977); Orreaga, de Ramón Inzagaray (en euskara); Orreaga, pastoral de Piarres Larzabal (1964); Ibañeta, pastoral de Junes Casenave (1978); y El cantar de Roncesvalles, de Bernardo Estornés Lasa, de 2.936 versos, traducida al euskara por Ignacio Goikoetxea "Gaztelu". La realidad de lo sucedido en Roncesvalles lo cuentan los cronistas francos contemporáneos a la derrota de Carlomagno en el día 15 de agosto del año 778, por los vascos.