Villes

Barakaldo (version de 2005)

Se sumó, en calidad de anteiglesia, a la tierra llana vizcaína (merindad de Uribe), en 1384, por concesión del Señor de Vizcaya, D. Tello, y mediante el pago de una cantidad estipulada y «por poderío de Vizcaya, e del solar de Butrón, a pesar de los de Retuerto, porque los vecinos eran más poderosos, e en el tiempo que el solar de Muñatones fue mucho decaído por la guerra de las casas de la sierra de San Martín». Dice también D. Lope García de Salazar que en esta tierra hubo tres linajes preeminentes: Retuerto, Susunaga e Irauregui. Atribuye la mayor antigüedad al primero. Galindo Retuerto casó con una hija natural de Fortún Sánchez de Salcedo, señor de Ayala, que dio a la vida a Juan Iñiguez de Retuerto, que casó con M.ª Sánchez, hija de Pedro Sánchez Porra de Muñatones. De estos Retuertos desciende uno de los fundadores de la iglesia. Los de Susunaga, según el mismo cronista, eran oriundos de Artecona, sobre San Pedro de Galdámez «ca en Galdames nunca ovo ome labrador e un fijo de aquel que moraba en Artecona pobló en Susunaga de Varacaldo e moltiplicó allí e casaron en el linaje de D. Sancho López de Varacaldo» o linaje Retuerto. A los Irauregui los hace descender del linaje de los Munsayos de Guipúzcoa que casaron con gentes de Zorroza. En el año 1370 una feroz guerra de bandos se enciende en Baracaldo: los hijos de Juan Ibáñez de Retuerto matan a Rodrigo Ibáñez de Irauregui y a Juan Negre de Susunaga para vengar la violación de una joven amante de Zurixe, hijo de Ferreros, por parte de los hijos de Rodrigo Ibáñez. «E esta fue la primera sangre vertida en Varacaldo e por estas muertes fueron sentenciados y echados de la tierra e fueronse a la frontera de moros y sirvieron dos años en la villa de Tevardales». Pudiera parecer que la historia había acabado, pero ello no sería propio de una época en la que la obediencia a la ley civil había acabado de gestarse (Hermandades); los desterrados vuelven al cabo del tiempo con el perdón real creyendo que todo se ha olvidado: «e estando alborozados todos por su venida, diciendo que no les había de valer el perdón, y estando Ferreso e sus fijos e sobrinos en una casa de Sobrado de Rodrigo Ibáñez de Retuerto, hermano de Ferrero, en Landaburu, levantáronse las Hermandades y los Alcaldes y con ellos Gonzalo de Butrón y Marín Sánchez de Leguizamón, e cercáronlos en aquella casa e levantáronse Juan Sánchez de Salazar y Pedro Fernández de la Sierra y todo el solar de Muñatones e sus valedores para los socorrer, e llegados en Sesto grand gente, e andando tratos entre ellos y tobiendo seguro de ocho días, diéronles fuego antes del día, Gonzalo Gómez, e los contrarios, y de Leguizamón, y saltando fuera de la casa, mataron con las armas al dicho Ferrero, e sus fijos y sobrinos e algunos parientes, que no dejaron uno, también a los que no eran acotados como a los otros». Así fue cómo el linaje de Retuerto quedó «abateçido», representado sólo en la persona de dos niños de dos años, Juan Ibáñez de Retuerto e Iñigo Sánchez, hijos del asesinado Ferrero; dice Lope García que al cabo de 20 años estos niños tomaron venganza matando a Sancho García Cardo de Muñatones, a otros de Somorrostro, a Ocho Ortiz de Arteaga, que era uno de los bravos Susunagas, y a Irasuegui, el que había provocado la matanza y la quema del bando contrario hacía veinte años. Los jóvenes fueron «acotados», o sea puestos al margen de la ley y desterrados. Como todos los banderizos en caso parecido, éstos se fueron a guerrear, esta vez a Portugal «fasta que ganaron perdón del Rey e sosegaron en la tierra». En 1420 se reanuda la guerra; los de Retuerto caen en una encerrona en el Nocedal de Retuerto y mueren varios, entre ellos Sancho Tapia de Retuerto, con lo que continúa la lucha ese mismo año. Después lucharon Pedro Porra y los de Retuerto con los de Irauregui en Ibarra. Alrededor de los veinte años después (1438) ocurrre una nueva matanza: Fortún Ibáñez de Aldarando y sus hijos mataron a Ferrando de Irauregui y a su hermano «e fueron otros mal feridos e corridos los de Irauregui». Y en 1440 otra: los dos hijos del cordonero García de Basarrate matan en un arbolado a Martín Abad de Irauregui, siendo la causa que «este Martín Abad se le echaba públicamente al mayor de estos hermanos con la mujer, seyendo vecinos, e burlaba de él por detrás». En el año de 1442 la joven y pujante burguesía de Bilbao ordena una expedición a Baracaldo, celosa por la mantención de sus privilegios: «Levantóse todo el Concejo de Bilbao a campana repicada y entraron en Baracaldo diciendo que facian azoque (feria) y ventas y reventas en los molinos de Zubileta, Retuerto y otros lugares, y llegaron a Retuerto y quemaron los molinos de allí y combatieron a Pedro Porra que estaba en la su casa...» Después de herir y matar a la gente de Retuerto, los burgueses marchan a Landaburu y luchan contra la parentela de los Irauregui, Susunaga y Retuerto a los que hacen pasar un mal rato para iniciar a continuación la retirada. «E si esperaran un poco más, fueran peor, ya que era llegado Lope García de Salazar -cuenta el mismo protagonista- e sus fijos e parientes en socorro de Pedro Porra, su hermano». En 1463 vuelve a llegarse a las manos entre bandos: Pedro de Salazar y Lope de Salazar de Retuerto, hijos de Pedro Porra, matan a Rodrigo de Irauregui y al hijo del abad de Landaburri. En 1499 el señor de la casa de Luchana y condestable de Castilla, D. Pedro Fernández de Velasco, intentó erigir a Baracaldo en una rival de la floreciente Bilbao edificando para ello una villa y puerto «junto a las sus torres de Luchana», proyecto que, como se sabe, no logró realizarse. En el s. XVII se renuevan las ordenanzas de la ante-iglesia. Los manuscritos se encontraban tan deteriorados e ilegibles, que en concejo general se decretó coordinar nuevos capítulos para su gobierno. El decreto fue del 3 de septiembre de 1614 y fueron confirmadas por el teniente corregidor el 4 de abril de 1615 en Bilbao. Constan de 64 artículos aprobados por el vecindario de la ante-iglesia. En 1664 Baracaldo se queja ante las Juntas Generales de Guernica por medio de sus apoderados de que, a pesar de tener ejecutoria para la explotación del mineral de Somorrostro, les impedían los vecinos de los tres concejos -San Salvador, Sestao y Santurce- hacerlo, tomándolos presos y multándolos (Labayru).