Concept

Banu Qasi (version de 1977)

Historia, II. Desde ahí envía a su hijo Mahomed en demanda de Tudela, donde se halla nuevamente fortificado el indomable Muza. Pero no hubo lugar a la lucha. Comprende éste que no le es propicio el momento y envía a su Emir mensajes de paz. Abderraman II siempre liberal y generoso cuando se acercan a él humildemente, acepta la proposición y repone a Muza en todos sus honores. Este correspondió en adelante participando en sus empresas tal como el rechazo de los normandos que habían desembarcado en Sevilla. Lupo ibn Muza y Galindo Enekones siguen el ejemplo del tudelano. Esta paz se ultimó en el año 845. Como balance de los tres años de lucha contra el Emir y de los resultados obtenidos, el Wali rebelde salió ganancioso. Su reducido reino de Tudela logró ir ensanchándolo hasta tomar proporciones respetables. Si bien debió humillarse en pedir la paz a Abderramán II, también es verdad que dos generales habían sido tomados prisioneros en la derrota de Sesma. Triunfos por derrotas, Muza sale ganacioso hasta el punto de que, andando el tiempo, tiene la osadía de titularse «Tercer Rey de Hispania». Su influencia en Al Andalus fue creciendo por momentos hasta llegar a ser decisiva en muchas querellas interiores. Los normandos habían aparecido en las costas de España y, vencidos en tierras de Galicia, habían desembarcado en Lisboa el 2 de agosto del 844. El gobernador de la ciudad informó a Abderramán y éste, al mismo tiempo que se dispuso a resistirles con sus tropas, llamó a las armas a los guerreros de las fronteras de Al-Andalus, y entre ellos, especialmente, al ya famoso caudillo de la tierra del Ebro. El emir le escribió recordándole los lazos de clientela o mauladía que unían a los Banu Kasi y a los Omeyas desde que el abuelo de «Muza» había abrazado el islamismo; y le rogó que acudiera en su auxilio para luchar con los feroces piratas paganos a quienes llamaban mayuses en el Al-Andalus. Entre tanto los normandos habían abandonado Lisboa y mientras una parte de sus naves había ocupado Cádiz y operaba en la provincia de Sidonia, la mayoría de ellas, remontando el Guadalquivir, tras apoderarse de la Isla Menor, había asaltado y saqueado Sevilla. Para organizar la resistencia, Abderramán envió al Aljarafe las tropas que pudo movilizar urgentemente, y en seguida organizó un gran ejército y confió su mando al eunuco Nasr, su favorito. Muza escuchó la orden del emir y llegó a Andalucía al frente de una hueste poderosa. Temeroso quizá de una traición, en Carmona estableció su campamento, aparte y separado del que ocupaban los visires. Muza preguntó a éstos por los movimientos de la tropa enemiga y de ellos supo que todos los días salían destacamentos normandos con rumbos diferentes, hacia Firiz y hacia Lecant y hacia las partes de Córdoba y Morón. El bravo muladí preparó enseguida una celada a los mayuses en las inmediaciones de Sevilla. A media noche se emboscó con su gente en la Alquería de Quintos de Muafir, al sur de la ciudad; colocó un vigía en una antigua iglesia y esperó el paso de las fuerzas invasoras. Con la aurora salieron de Sevilla varios miles de piratas, aparecieron frente a Quintos, el vigía anunció su presencia con la señal fijada, Muza les dejó internarse camino de Morón y, cuando marchaban descuidados, cayó sobre ellos por la espalda y los pasó a degüello. El éxito completo de la gente de Muza fue seguido de una gran victoria del musulmán en el campo de Tablada, el 11 de noviembre; los visires y los sevillanos todos entraron de nuevo en la ciudad; los normandos huyeron en sus naves no arriba hasta el castillo de Al-Zawak, para buscar a los destacamentos que el mismo día.habían marchado hacia la tierra de Córdoba; los hallaron y, navegando aguas abajo del Guadalquivir, trataron de ganar la desembocadura. Muza, con su astucia, había contribuido a salvar Andalucía de los piratas, y tras de ser tal vez agasajado por Abd al-Rahman y sus visires, tornó triunfante y orgulloso a los llanos del Ebro. 847.-.Enojado -dice Ibn Haiyan- con los ataques de que le hada objeto el amil de la Marca, Abd Allah ibn Kulayb, quien, además, se apoderó de algunos de sus bienes; lleno de rencor y excitada su cólera, aguijó contra Tudela, en cuyo interior se hallaba Ibn Kulayb, deseoso de coger a éste las vueltas. Pero Abd Allah ibn Kulayb, acogido a la solidez de su fortaleza, no le presentó combate, sino que pidió ayuda al emir Abd al-Rahman. Hizo salir éste entonces con la aceifa a su hijo Muhammad, al que. acompañaba como general Mubammad ibn Yahyá ibn Jalid. Cuando Muhammad [el infante] acampó junto a la plaza con las tropas, Muza se sometió, reconociendo su yerro e implorando perdón. El infante Muhammad se apresuró a acceder y a tranquilizarle, y, tras de confirmarlo en su puesto, avanzó con la aceifa hacia Pamplona, rodeando su tierra y entrando en ella, y causando al enemigo el más aflictivo daño.. 850.-« A fines del año --cuenta el Muktabis- volvió Musa ibn Musa al-Kasawi a sublevarse y declararse en abierta rebeldía, asolando los alrededores de la ciudad de Tudela y devastando el monte de Tarazona y Borja. Le ayudó su hermano por parte de madre, el rey Ibn Wannako, en Pamplona. Contra él salió con la aceifa Abbas ibn al-Walid, conocido por al-Tabli, y entonces volvió Muza ibn Muza al buen camino, pidiendo perdón por su falta y dando en rehenes a su hijo Ismail. El emir aceptó de nuevo su arrepentimiento, aunque tomó precauciones contra él y le exigió renovar la baya (juramento de fidelidad) y dar nuevas garantías. El rehén fue recibido por Khalid ibn Yahya, Muhammad ibn al-Wilid y Mutarrif ibn Nusair, que concluyeron con él la paz y le exigieron las garantías precisas. El emir Abd al-Rahman reafirmó a Mura ibn Muza en el gobierno de Tudela. Su hermano, el rey Ibn Wannako, señor de Pamplona, entró con él en el aman (perdón). Los hijos del emir, enviados contra Muza, se hicieron cargo, como rehén, de su hijo Ismail, tenido de su prima Maimuna. Abbas al-Tabli con el ejército volvió a la capital, por haberse pasado el tiempo de poder entrar en tierra enemiga. Apenas estuvo Ismail ibn Muza, como rehén de su padre, en poder del emir Abderramán, cuando se le escapó de las manos en Córdoba, ardiendo en volver a la disidencia de que se había separado, y desdeñoso de la holgada vida que llevaba por la amplitud de los relevantes feudos y considerables dádivas de que disfrutaba: todo lo desechó para volver a la rebeldía. El Emir ordenó que se le siguiera el rastro, y no pasó mucho tiempo sin que se lo trajeran de nuevo desde el camino de la Marca, pues había llegado al Wadi Ana, donde lo aprehendió alguien que sabia la noticia de la fuga y lo devolvió en Córdoba al emir Abd al-Rahman, que le perdonó, disculpó su falta y le volvió a dar la libre disposición de los amplios feudos que antes le había destinado».

852.- En este año ocurrió la batalla de al-Bayda (está situada al-Bayda, vecina a la ciudad de Baqira, en tierras de Pamplona) entre los musulmanes y los infieles al-Yalasqiyyin. El primer día del encuentro fue desfavorable para los musulmanes, de los que «hallaron el martirio no pocos», y ese mismo día Muza ibn Muza recibió treinta y cinco lanzazos que traspasaron las mallas de su loriga. Pero al segundo día los musulmanes rechazaron el ataque, yendo en vanguardia Muza ibn Muza, que a pesar de sus heridas, encendió el ánimo de los musulmanes y prestó los mejores servicios. Los Yalasqiyyin, enemigos de Dios, sufrieron la peor derrota, y la tierra quedó cubierta de sus cadáveres. En este mismo año pereció Wannaqo ibn Wannaqo, hermano por parte de madre y aliado de Muza ibn Muza.

855.- Tal importancia adquirió el caudillo Banu Kasi que fue llamado adulativamente «Espada de los Soberanos cordobeses». Es de este modo, a fuerza de talento y de bravura, de grandes dotes de político y de audacia, como fue haciéndose dueño de las riberas del Ebro, sobre todo después de que logró apoderarse de Zaragoza.

Desde la victoria de Albelda, en 851, su poderío fue en creciente: sus otras victorias contra asturianos y toledanos y contra los normandos le dieron enorme popularidad. Ahora, desde sus dos ciudades, Tudela y Zaragoza, se permitía dirigir operaciones contra astures y catalanes. En 855 se lanzó por encargo de Muhammed, a una expedición contra los alaveses que parece ser pieza de una gran ofensiva que culmina con la invasión de la Marca catalana en 866. En esta.ocasión llega hasta las vecindades de Barcelona, tomando Tarrasa y volviendo, con tan gran botín, que le permite ampliar con él la mezquita de Zaragoza. La estrategia era clara; Muhammed se encargaba de los enemigos del interior y oeste peninsular y Muza de los francos y sus aliados del Pirineo. El estado moro tudelano alcanza su máximo esplendor. Por el este y norte confina con los dominios pamploneses por Valtierra y Monjardín, Albelda y Viguera por la parte de la Rioja. La extensión de su poderío a Zaragoza y Huesca le hicieron un verdadero rey de la tierra del Ebro. Envió a su hijo Lupo como cónsul de Toledo para gobernar la plaza, alargando de ese modo su influencia hacia el interior.

Su posición de encrucijada entre francos, vascos, asturianos, musulmanes y catalanes amenazaba por sus cimientos tanto esplendor y poderío militar.

856.-En este año salió en campaña con la aceifa el emir Muhammed, que previamente había escrito a Muza ibn Muza y a las gentes de las Marcas que movilizasen tropas para unirsele y entrar con él en Alava y al-Qilac. Cuando éstas se le incorporaron, entró con ellas en tierra enemiga, a cuyos últimos confines llegó, talando sus panes y conquistando muchos de sus castillos. Realizó también una aceifa contra la Marca Hispánica, asolando Barcelona y cogiendo prisioneros a los Condes Sancho de Vasconia y Emenón de Perigord. Tomó al asalto el castillo de Tárrega. Es ese el momento culminante de Muza ibn Muza. Domina Huesca, Zaragoza y Tudela. Se titula «Tercer rey de España».

858.- Pasan los normandos por Tudela, Ebro arriba, hacia Pamplona, que saquean, tomando prisionero al rey García Iñíguez. En este tiempo, quizá por desavenencias con motivo de la invasión, Muza rompe con su cuñado García de Pamplona, aliado ahora, de los asturianos. El rey casa con la princesa astur Leodegundia.

859.- Este mismo año Muza invade el Reino conquistando un castillo no especificado.

860.-Nueva invasión devastadora de Muhammed I hacia Pamplona, sin que se oponga Muza. Cae prisionero el príncipe vasco Fortún. 861.-Se opone Muza a dejar paso libre para una expedición hacia Pamplona, alegando excusas más o menos atendibles. La operación se realiza por tierra catalana.

862.- Muere Muza ibn Muza a causa de las heridas que le había proporcionado, delante de Guadalajara, ibn Salim. Muere camino de Tudela. Ocupó su puesto Fortún ibn Muza. Dejó cuatro hijos: Lubb, Mutarrif, Fortún e Ismail. Fortún se incorporó al ejército de Jalid ibn Ubayd Allah.

872-873.- Después de un largo período de silencio los Muzas vuelven a reaparecer en la escena política. Los hermanos, Mutarrif e Ismail, se rebelan contra Córdoba, el primero en Tudela y el segundo en Zaragoza. Para ello Mutarrif debía haberse apoderado del gobernador cordobés de Tudela. Estos sucesos ocurrían en diciembre y enero, respectivamente, de 871 y 872. El emir Muhammed obró rápidamente, viniendo en persona a dirigir la operación de castigo, primero contra Mutarrif, de quien se apoderó en Tudela, y luego contra Ismail. Mutarrif ben Muza fue ejecutado, lo mismo que sus tres hijos Muhammed, Muza y Lope. En cambio fracasó el unir en su intento de someter a Zaragoza en su campaña de 873. Ismail resistió con éxito la embestida y entonces las tropas musulmanas se dedicaron a correr las tierras de Pamplona. La alianza astur-vascón- tudelana rindió sus frutos.

878.- Este año Muhammed I se había desentendido de las rebeliones en la Marca Inferior, lo que le dejaba en libertad para atacar la Marca Superior y principalmente a los banukasis. El ejército, al mando de al-Mundhir, hijo del emir, y llevando como general al-Walid ibn Ganim [Dchammad, dice ibn Hayyam] empezó por Zaragoza, que recorrió, talando cuantos sembrados pudo y destruyendo los caseríos. De allí se alargó a Tudela y a todos los territorios que dominaban los Banu Kasi, cuyos panes taló.

Después atacó las tierras de Pamplona, acabando con sus sembrados y árboles, arruinando muchos de sus castillos y matando a gran número de sus habitantes. De Pamplona, probablemente por la vía Burdeos-Astorga, se dirigió a León donde debía confluir con otra columna procedente del centro. Velozmente Alfonso II de Asturias, aliado de vascos y banukasis, derrotó por separado a la columna del centro, en Polvoraria, y a la procedente de Pamplona, en Valdemora. Como resultado de estos encuentros se acordó una tregua por dos años. Fueron liberados varios prisioneros y entre ellos el primogénito navarro Fortún Garcés.

879-881.- Cumpliendo la tregua fueron respetadas las fronteras de los Banu-Kasis y de los vascones.

882.- Ismail ibn Muza persistía en su rebelión, dueño de Zaragoza. Un poderoso ejército omeya, de ochenta mil guerreros, llega de Córdoba.para reducirle. El asedio, que duró veinticinco días, no dio resultado. Igual fracaso omeya ocurre cuando atacan a Tudela, en poder de Fortún ibn Muza. En ese crítico momento Ababdalah (Muhammad ibn Lope) traiciona a los suyos y se une a los cordobeses, en Borja. Después penetraron en el reino pamplonés por Cellorigo, Alava, defendido por el conde Bela Jiménez. De ahí pasan a Castilla, atacando la fortaleza de Pancorbo, defendida por el conde Didaco. El ejército cordobés cruza el río Esla, dirigiéndose hacia León. Enviaron al rey leonés un hijo de Imorail ibn Muza como inicio de las conversaciones y a Fortún ibn al-Azala capturado en Tudela. Los dos banukasis rescatados fueron inmediatamente devueltos a sus familias. Muhammad ibn Lupo regresa de la campaña contra el reino pamplonés y León y llega a sus señoríos en medio de un ambiente familiar hostil. Y no sabiendo las razones, su tío Ismail ibn Muza y su primo Ismail ibn Fortún se vieron en la necesidad de recurrir a las armas. Movilizaron un ejército de siete mil para atacarle. Ababdalah los esperó en una región abrupta. Al acercarse los dos parientes cometieron la imprudencia de subir con unos pocos guerreros a un promontorio. Ababdalah, que se hallaba allí, se avalanzó vertiginosamente sobre ellos, capturándolos uno tras otro a los dos Ismail, junto con otros prestigiosos banukasis. Los encerró en el fuerte de Viguera y se encaminó a Zaragoza, que tomó sin resistencia. Acto seguido mandó un embajador al emir, ofreciéndole su fidelidad. El emir se la probó exigiéndole los prisioneros o la ciudad. Colérico Ababdalah, hizo las paces con sus familiares presos y se rebeló de nuevo. En agradecimiento, su tío le entregó el castillo de Valtierra y su primo la ciudad de Tudela. Y todavía tuvo tiempo en ese 882 para arremeter al rey pamplonés por su frontera oriental, el valle de Aibar.

883.-Ante los continuos ataques de los condes Didaco, de Castilla y Bela, de Alava, Ababdalah entró en tratos de paz con Alfonso III de Asturias. Al recibir estas noticias al-Mundhir, hijo del emir Muhammed, repitió la expedición del año anterior, casi con idénticos resultados. Todo el territorio Banu Kasi fue castigado, incluso la región de Deyo, pero no cayó en poder de los omeyas ninguna ciudad. 884.- Vende la plaza de Zaragoza a Muhammed I por intermedio de su cuñado Ramiro de Pallars. Ismail ibn Muza fortifica Lérida y hace frente con éxito al conde de Barcelona, Vifredo el Velloso. La situación Banu Kasi va empeorando por momentos: ataques de los condes Didaco, de Castilla, y Bela, de Alava, y la presión de los Tudchibies, de Aragon, a cuyo jefe Abd al-Rahman ibn Abd al-Aziz le había confiado el emir tener a raya a los Banu-Kasis.