Écrivains

Aurtenetxe Marculeta, Carlos

Como señala el profesor Hernández, en la poesía de Aurtenetxe "las circunstancias dolorosas del tiempo y el espacio de inspiración del poeta (País Vasco, 1977-1990) no le son en absoluto ajenas. Sin abandonar el hilo conductor general de su poética llega a alcanzar altas cotas en los momentos de gran dolor ante cualquier muerte violenta, sentida siempre tan próxima y tan propia. No nos dejan indiferentes, por ejemplo, los versos conmovedores del poema Euskalerria ese dolor:

"Se ha equivocado de nuevo toda la muerte / en esta noche sin sonido. / No tengo casi tiempo de abrir todas las jaulas / que algo reconstruye a mis espaldas. / Un sitio distinto nos despide. / Todo el divorcio tratar de hacer / un tiempo de dos tiempos, una sangre / de dos sangres, / un rostro de todos los rostros cuando arden / o se apagan / en las plazas de toda oscuridad".

Aurtenetxe considera que la poesía nace de la vida y la supera. De ahí, como apunta Patricio Hernández, su virtud y su necesidad:

"Nombrar significa dar existencia a lo nombrado y otorgarle permanencia en el interior del poema. Una vez plasmado en la obra literaria queda siempre a merced del lector y no del autor. En este hecho se aprecia el paralelismo existente entre vida y literatura. Ambas se constituyen en actos irreparables, en los que no cabe posible rectificación ulterior. Y aunque la palabra poética contenga toda la realidad de nuestra existencia, una vez pronunciada deja de pertenecer al poeta. Se transforma en "palabra perdida", título general de la obra y de uno de los poemas más representativos de su quehacer poético: "Tuyo el crepitar del fuego / tuyo el declinar de las imágenes / tuyo el amargor / del mar / tuya la sublime lentitud del zarpar de las naves / sin retorno / Si algo fue de alguien / tuyo fue el rostro de la noche / en mis labios / palabra perdida". Las dos funciones primordiales que acabamos de describir: la liberación de las ataduras dogmáticas del ser humano y la búsqueda de existencia para lo nombrado, guardan coherencia y fiel reflejo en el modo de componer de Aurtenetxe. Su escritura tiende hacia la desnudez, la desposesión".

En diciembre de 2003 el museo Chillida-Leku acogió una exposición de dibujos de Eduardo Chillida, fruto del encuentro creativo entre el escultor donostiarra y Aurtenetxe. La Casa del Olvido toma su nombre del libro de poemas que Aurtenetxe escribió bajo el impacto que le supuso la exposición antológica de Chillida celebrada en el Palacio de Miramar de San Sebastián, en 1992. Un total de 26 dibujos, junto con varias gravitaciones y algunas obras en terracota, conformaron esta exposición, comisariada por Félix Maraña.