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TUDELA (PATRIMONIO ARTISTICO Y MONUMENTAL)

Fortificaciones. Del castillo de Tudela, uno de los más importantes del reino navarro, no ha llegado hasta nuestros días más que vestigios de carácter arqueológico, a causa de la reutilización de sus restos después de la demolición a principios del siglo XVI, tras la conquista castellana, y las guerras del siglo XIX que consumaron su destrucción. Situado en el cerro de Santa Bárbara, donde hoy se alza el monumento al Sagrado Corazón, en una posición altamente estratégica y fronteriza como tuvo Tudela y dominando el paso del Ebro. Existía en la época de Leovigildo; durante la dominación árabe perteneció a los Banu Qasi, que hicieron de Tudela la capital de sus estados; luego a los Tuchibíes, y más tarde taifa independiente, hasta llegar a la conquista cristiana de 1119. A fines de este siglo era fortaleza, palacio, prisión y cementerio. Servía de recinto exterior a la ciudad en dos tercios de su perímetro, correspondiendo el cuarto al Ebro, con nueve torres en la Mejana, entre el puente y el cantón de la Trinidad, y otras seis entre este punto y la puerta de Calahorra. En una cota superior había otro recinto fortificado, el castillo propiamente dicho. Los dos recintos se completaban con dos fosos. En una eminencia enfrente del castillo y ciudad, rodeada hoy por los ensanches, subsiste la torre de Monreal, atalaya al otro lado del Queiles que completaba el sistema defensivo tudelano, citada en el siglo XIII y que ha llegado a nosotros en una reedificación de 1873. El estudio arqueológico de la misma señala tenía planta rectangular, varios niveles y un aljibe -conservado en gran parte y cubierto por bóveda de cañón- en el inferior. El acceso principal estuvo frente al barrio de San Miguel y su puerta mayor tenía el nombre de "Ferrenna"; la ladera frente a este acceso formaba una gran plaza con un edificio, el "Porch", donde los monarcas impartían justicia. Coronaba la defensa la llamada "torre de Don Menjón". Una interesante reconstrucción del sistema de fortificaciones nos ha llegado de la mano de José Vicente Díaz Bravo, de mediados del siglo XVIII: "Estaba toda la ciudad cercada de una muralla fuertísima, nueve palmos de ancha; toda de piedra de sillería. Daba principio por el rincón que hay, en la puerta del mercado, que en nuestros tiempos fue abadejería; seguía por casa de Agustín Cerreote y haciendo allí un medio ángulo, seguía hasta casa de los Virtos, Don Félix de Borja, y por todo el Mercadal, hasta la casa de Miguel Sagastibelza. De aquí seguía, sin dejar paso a la ciudad, por casa de los Torrijas, hasta encima la fuente de las Carnicerías. Sobre ésta había una torre muy fuerte, y aun se ven vestigios, que defendía la puerta de los Alvazares, que correspondía a la entrada de la plaza nueva. Seguía la muralla por la casa primera de la plaza nueva, dejando fuera el sitio de la casa de Manuel de Sola. Aquí formaba otro ángulo y seguía hasta casa de Don Jerónimo del Bayo y unos vagos que eran de Don Miguel de Eza; luego corría por el barrio de San Julián hasta la puerta de Zaragoza, de donde seguía hasta frente el molino del río Queiles, que estaba en el sitio de la casa llamada del salitre. Proseguía, cercando toda la huerta del Rey, donde había varios torreones a manera de baluartes y una torre muy fuerte que se llamaba Torre de Hor. Seguía la muralla por la casa de Martín Ruiz y aquí había otra torre muy fuerte y elevada, que se llamaba la Torre Monreal, y seguía la muralla por la calle de Papa Lleca hasta unirse con la exterior del castillo. Otra muralla daba principio en la puerta de la morería: era ésta la que hoy llamamos puerta del Mercado; estaba defendida de dos torres muy fuertes y elevadas, a cada lado la suya; desde la que estaba a la izquierda, entrando, corría la muralla por la casa de Rodríguez, Garcés, el Cofrete, y volvía a unirse con la muralla de la Morería, por casa de Don Ignacio de Mur. Sobre el río de Mediavilla, iba otro trozo desde la casa de Joaquín Garbayo, y subía en derechura hasta la cárcel vieja, en la puerta de Calahorra, y seguía por toda la cava dando vuelta al castillo; había varios baluartes, castillos y torres, y algunos hemos conocido en nuestros tiempos. De la puerta de Velilla, comenzaba otra, que seguía la huerta de Dominicas, Dominicos, hasta unirse con una fuerte torre, que hoy se ve al embocadero del río de Mediavilla, en la ciudad. La puerta del Postiguillo estaba al salir de los Zurradores al río Queiles y de ella salían dos trozos de muralla. El uno corría por la huerta de Dan Francisco Aperregui, Padres Carmelitas descalzos, hasta unirse con la muralla de la puerta de Velilla. El otro comenzaba de casa de José Román, casa y jabonería del convento del Carmen y cruzaba hasta el granero de la ciudad; aquí formaba un ángulo y volvía por casa Góngora hasta unirse a la muralla de la puerta de Albazares. Desde casa de don José García corría otro trozo de muralla por toda la calle de las Herrerías y subía a unirse con la muralla de la puerta de la Morería, y lo que hoy es calle de Herrerías, entre las dos murallas, era un foso muy profundo." También conocemos su planta en 1800 a través del plano de Alejandro de Retz, en el que la torre de Don Menjón (con toda probabilidad, "donjon" como torre del homenaje) se denomina de Santa Bárbara. Sólo queda una estancia rectangular con los muros en talud con dependencias abovedadas de medio punto de ladrillo. Vestigios asimismo de la torre de Flor (Hor la llama Díaz Bravo), al O. La campaña de excavaciones efectuada en 1997 en el cerro, dejó al descubierto partes importantes de las murallas del castillo correspondientes a la ampliación realizada en el siglo XIV, reinando Carlos III. En los rellenos de los siglos XVI y XVII aparecieron restos cerámicos y piezas numismáticas del siglo XV y XVI.