Juramento. En cumplimiento del «Fuero Antiguo» instaurado en tiempo de su padre, Teobaldo II juró el 27 de noviembre de l253 conservar los fueros y franquezas de la iglesia, los ricoshombres, infanzones y caballeros, a los francos y «a todo el pueblo de Navarra». En el juramento se introduce la figura del «Amo», a modo de tutor del rey y regente efectivo al frente del consejo de los 12 ricoshombres, siendo así desplazada la autoridad de la reina viuda Margarita. El amo y el consejo deberán aprobar asimismo el senescal que nombre el rey en sus ausencias. El juramento significaba en su conjunto la más amplia concesión de poder realizada por monarquía occidental alguna en su época. Disconforme con el juramento a que le obligó el reino, Teobaldo acudió al Papa y a Luis IX de Francia, cuyos conceptos políticos chocaban abiertamente con la foralidad navarra.