Kontzejuak

SARRIGUREN

Urbanismo y construcciones civiles

Hasta la creación de la moderna urbanización, Sarriguren era una pequeña aldea de la cuenca pamplonesa, con un reducido caserío que se arremolinaba sobre un leve promontorio, con unas pocas pero interesantes casas y una torre. En el momento de redactar estas líneas, el lugar se encuentra cercado y aislado del moderno Sarriguren. La iglesia está siendo objeto de una restauración, pero en cambio el estado de las casas ha sufrido un deterioro rápido y v evidentísimo.

Debemos reseñar en primer lugar una vieja torre medieval de linaje, que fue concebida de forma exenta, con planta cuadrada, muros de sillarejo regular y someramente escuadrados, cuatro alturas y tejado a doble vertiente. Presenta huecos modernos, aunque aún es posible ver alguna saetera. En alto presenta cornisa de piedra para servicio del palomar, aunque en su día tuvo que tener algún tipo de adarve, tal vez con una estructura de madera tipo cadalso. A esta torre se adosa un cuerpo residencial de dos alturas, con una clara disposición en "L". Tiene muros de mampostería concertada, dos alturas, vanos rectos y tejado a dos aguas. A falta de más datos, no es descabellado identificar o relacionar esta torre de linaje y su edificio anejo con el antiguo palacio de cabo de armería de Sarriguren (L.A.R.N. nº 388).

Otra casa, que nos recuerda a modelos más septentrionales, presenta planta rectangular y dos alturas más desván. Los muros son de mampostería, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques. En planta baja se abre un arco de medio punto con trece dovelas, flanqueado de dos ventanas, encima piso noble con tres ventanas rectas e iguales, y ático con tres tragaluces. Otras dos casas, bastante parecidas entre sí, presentan disposiciones de marcada horizontalidad, con plantas amplias y dos alturas. Los muros, de sillarejo y mampostería, han perdido su enlucido original, y combinan ventanas rectas con accesos de medio punto. Uno de ellos, al parecer del siglo XVI, lleva trece dovelas largas, rosca moldurada y un anagrama de Jesús (IHS) muy perdido.

Como hemos dicho, este conjunto de edificios está hoy en día cercado y aislado por una valla metálica, a la espera de que las autoridades decidan su destino. Tan sólo podemos desear que estos antiguos inmuebles sean conservados, como testimonio de lo que hasta hace pocos años fue Sarriguren, que se les someta a una restauración que respete su carácter genuino y que se les de un uso digno.

Parroquia de Santa Engracia

Se trata de un templo medieval, ejecutado al parecer entre los siglos XIII y XIV. La planta consta de una sola nave, dividida en cuatro tramos y con cabecera absidial. El acceso se practica en el segundo tramo, por el lado de la Epístola, y hasta hace poco iba cobijado por un pórtico cerrado moderno. La sacristía, abierta en la cabecera por el mismo lado, era una estancia poligonal con uno de los frentes curvo para adaptarse a la curvatura del ábside. Pórtico y sacristía han sido suprimidas en la última intervención.

Los muros son de sillería, y van perforados por una ventana original rematada en arco de medio punto con derrame, abierta en el lado de la Epístola a la altura de la cabecera. Otra ventana, por el mismo lado, presenta arco apuntado cuyo derrame se salva por tres arquivoltas, que apean en columnitas con capiteles corridos. Se representan motivos propios del estilo, tales como racimos de uvas, y una escena cinegética. A los pies de la nave encontramos un coro alto moderno, ejecutado en madera.

Aunque hoy en día se cubre con un simple cielo raso moderno, la iglesia tuvo una cubierta abovedada, de medio cañón, cuyos arcos fajones arrancaban de una imposta que recorría el perímetro interior, y que apeaban en medias pilastras que a su vez transmitían los empujes a los muros de carga merced a unas ménsulas lobuladas. La cabecera recibe una bóveda de horno. En el momento de escribir este artículo la iglesia se halla en proceso de restauración, por lo que algunos de estos datos podrían verse alterados.

Al exterior apreciamos el volumen prismático de la torre, que como suele ser habitual en este tipo de templos rurales navarros se levanta sobre el primer tramo de la nave. Su fuste es corto y macizo, y remata con medios puntos para las campanas. La puerta se abre con arco de medio punto, cuyo derrame se salva mediante dos arquivoltas y guardalluvias externo. En las jambas hay dos figuras labradas, que representan, respectivamente, a un hombre portando un libro y una Virgen amamantando al Niño (Virgen de la leche o galactotrofusa).

En el interior del templo encontramos un retablo mayor barroco, ejecutado en el siglo XVII. Su mazonería consta de banco alto, un cuerpo de tres calles y ático tripartito con forma semicircular. Se organiza mediante columnas salomónicas, y tiene abundante decoración, que invade toda la mazonería. El sagrario es de la época del retablo. El programa iconográfico, proveniente del reaprovechamiento de un retablo renacentista realizado por Juan de Landa y Ramón de Oscáriz, tiene una jerarquización típica, empleando tablas pintadas en el banco y en las calles laterales, y reservando la escultura para la calle central. De este modo, en el basamento registramos las tablas de la Dolorosa y Santa Casilda. En el cuerpo, las pinturas de San José y Santa Juana de Reggio (Juana Scopelli, monja carmelitana del siglo XV) flanquean una talla de la Virgen con el Niño. Se trata de una obra de movidos plegados, que acentúan el movimiento diagonal de Jesús, que se agita risueño en brazos de su madre. En el ático, dos paneles decorativos centran una talla de Santa Engracia, de parecida concepción a la antes descrita.

En el muro del Evangelio, El retablito del Sagrado Corazón alberga las tallas renacentistas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, del XVI, pero en una mazonería posterior. Cerca encontramos un Crucificado gótico del siglo XIV, de tres clavos y con la cruz moderna. Su tamaño es algo inferior al natural, y se representa muerto, con la cabeza ligeramente ladeada, con un canon alargado y algo rígido, anatomía geometrizada y paño de pureza muy desarrollado, anudado al costado derecho y largo hasta debajo de las rodillas.

En el lado de la Epístola se encuentra el retablo de la Inmaculada Concepción, barroco tardío pero con la escultura renovada en época moderna. También en este lado registramos una pila aguabenditera situada junto al acceso, con basa cuadrada, fuste acanalado y taza con gallones.

En el bajo coro hay una pila bautismal medieval, con basa circular doble, corto fuste acanalado y copa semiesférica. En la sacristía, además de alguna pieza de orfebrería, se conserva una talla de madera representando a Dios Padre sosteniendo en su regazo a Cristo muerto, muy probablemente procedente del retablo mayor renacentista. Los ropajes son ampulosos, los gestos elocuentes, y Jesús reposa en inestable equilibrio, para mejor mostrar su martirizada anatomía.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)