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Real Sociedad de San Sebastián

La década de los 30 fue una de las más complicadas de la historia de la Real. Sin embargo, desde el punto de vista deportivo, curiosamente, comenzó muy bien. De hecho, en la temporada 1930-31 sólo la diferencia de goles impidió que la Real se proclamara por primera vez campeón de Liga. El campeonato no comenzó bien para el equipo donostiarra, dirigido por el inglés Harry Lowe, con un empate frente al Alavés en Atotxa y una derrota en Bilbao, pero los blanquiazules encadenaron una racha de seis victorias consecutivas que le colocaron como líder de la clasificación desde la 5ª a la 12ª jornada. En los 4 partidos siguientes la Real sólo pudo obtener un punto y llegó al final del campeonato empatada a 22 puntos con Athletic y Racing Santander. La diferencia de goles dio el título al equipo bilbaíno y dejó a los donostiarras en tercera posición.

El 14 de abril de 1931 se proclama la II República y una de las medidas del nuevo régimen fue la supresión de los títulos y símbolos monárquicos. Como consecuencia, la asamblea general ordinaria de la Sociedad de Fútbol de San Sebastián celebrada el 27 de junio de 1931 acordó "cambiar el nombre del club por el de Donostia F.C., manteniendo la insignia y diseño actuales, con la única variante de la corona real que será sustituida por el escudo de San Sebastián". Tras la guerra civil el club recuperó su nombre tradicional.

La progresiva profesionalización del fútbol con el consiguiente aumento de los gastos fue la causa de las dificultades económicas por las que atravesó la Real en esta etapa de su historia. La imposibilidad de hacer frente a los sueldos de los jugadores obligó al Donostia a irse desprendiendo de sus mejores elementos con la consiguiente merma de su potencial deportivo.

Tras un par de años en los que la única alegría deportiva fue la consecución del Campeonato Regional en la temporada 1932-33, pareció que en la temporada siguiente el equipo comenzaba a remontar el vuelo, pero sólo fue un espejismo y en la temporada 1934-35 el Donostia vivió el primer descenso de su historia al acabar el campeonato en penúltima posición. Sin embargo todavía resultó más negativa la temporada siguiente en la que llegó a descender a Tercera División aunque los acontecimientos políticos impidieron que este descenso se hiciera efectivo.

El comienzo en julio de 1936 de la Guerra Civil trajo consigo la paralización de los campeonatos. Sin embargo ya en julio de 1937, apenas un año después de iniciarse la guerra, comenzó de nuevo la actividad en torno a la Real. Tres antiguos directivos, Francisco Molins, José Merino y José María Lobato tomaron la iniciativa convocando una junta general a la que tan sólo acudió un socio. En esta coyuntura Molins ocupó el puesto de presidente y comenzó la tarea de reconstruir el equipo. La dirección de la nueva plantilla correspondió a dos antiguos jugadores, Argentino Peña y Martín Marculeta.

Acabada la guerra la actividad futbolística intentó volver a la normalidad, aunque la reorganización de las competiciones y la decisión sobre en qué categoría debía militar cada club no fue fácil. Tras varias reuniones la Federación Española decidió que cada equipo jugaría en la misma categoría en la que lo hizo en 1936. Esto benefició a los intereses de la Real Sociedad, que ya había recuperado su denominación tradicional, que con este acuerdo jugaría en Segunda División.

La primera temporada de la posguerra empezó bien para el equipo donostiarra, que se impuso claramente en el grupo vasco de Segunda, pero en la definitiva liguilla de ascenso no pudo conseguir su objetivo de recuperar la máxima categoría.

Sin embargo, y pese a las dificultades económicas por las que seguía atravesando el club, en la temporada siguiente sí se conseguiría volver a Primera. La Real volvió a imponerse claramente en su grupo de Segunda y en esta ocasión, pese a un comienzo discreto, consiguió la segunda plaza en la liguilla de ascenso, por detrás del Granada y superando a Deportivo de la Coruña y Castellón.