Kontzeptua

Órgano

Después de la guerra europea el organero español instalado en París Víctor González (1877-1956), empezó a apartarse de los órganos de su maestro Cavaille-Coll, recuperando algunas de las características olvidadas del órgano polifónico o barroco. Esta línea fue seguida en nuestro país por el mismo González en Biarritz y por Juan Dourte en Bilbao. Este último construyó órganos en Amorebieta, Angiozar ( 1932), Artziniega (1927), Berriz (1921), Pasionistas y San Pedro de Deusto (1930), San Andrés de Eibar (1922), Elantxobe (1925), Elorrio (1967), Górliz (1920), Padres Pasionistas de Irún (1954), Larrabetzu, Lezama, Mungia (1922), Nabarniz, Padres Agustinos y parroquia de San Ignacio de Neguri, Olazti (1958), Conservatorio de Pamplona (1926), San Agustín de Pamplona (1934), Segura, Sopelana (1927), Sopuerta, Somorrostro (1923), Seminario de Vitoria (1931) y otros tantos dentro del país como fuera de él.

También siguió esta nueva línea el organero Eleizgaray a quien se deben los órganos de Deba (1922), Fitero (1929), Ochagabia (1920), Sunbilla (1926) e Igantzi (1927) entre otros. De la casa Melcher son los órganos de Lezo (1927) y San Pedro de Vitoria. Como ya se ha dicho, el organero Antonio Alberdi fundó la empresa Organería Española que construyó el órgano del Teatro Real de Madrid (1966) recientemente traído a la parroquia de las Mercedes de Getxo. Construyó también los órganos de Javier (1952), Leire (1965), San Francisco Javier, San Miguel y San Salvador de Pamplona y el de San Martín de Unx (1953), entre otros. Renunciamos dar nombres y obras de organeros actuales. Pero mirando hacia atrás no podemos dejar de comentar que en todo momento Euskal Herria ha tenido numerosos y buenos órganos, siendo uno de los países mejor dotados de estos instrumentos tanto para la liturgia como para el concierto. Pero tenemos que lamentar que tantos buenos órganos de siglos pasados hayan desaparecido al introducirse el órgano sinfónico. Es una pérdida irrecuperable.