Udalak

Ollo

El valle de Ollo está compuesto por los lugares de Anotz, Arteta, Beasoain, Egillor, Iltzarbe, Ollo, Saldise, Senosiain y Ultzurrun. Desde un punto de vista morfológico, estos pueblos presentan características que anticipan ya los modelos septentrionales de la Navarra húmeda, sin dejar de participar de elementos que podemos encontrar en las zonas montañosas inmediatas, como por ejemplo en el adyacente valle de Goñi.

Los pueblos se ubican preferentemente en lugares altos o en leves promontorios. Así, Egillor, Iltzarbe, Ultzurrun, Senosiain y Saldise se levantan en laderas más o menos escarpadas, con una disposición preferente marcada por una calle central, que termina en alto con la iglesia, aunque no faltan disposiciones que dejan el templo en el medio, distinguiéndose así dos barrios, alto y bajo, como vemos en Senosiain. Ollo, Anotz y Arteta se ubican en las zonas más bajas y llanas del valle, y su disposición tiende a ser más arracimada, mientras que Beasoain se levanta igualmente en la zona baja del valle, pero ocupando un promontorio bien destacado del entorno.

En general, podemos decir que se trata de pueblos pequeños, que han conservado bastante bien su antigua disposición y carácter, siendo probablemente Saldise el que presenta un estado de conservación más precario. Las casas tienden a formatos muy desarrollados, encontrando edificios palacianos muy notables, casi siempre del XVIII o de principios de la siguiente centuria. Cuando las casas se agrupan formando alineamientos y calles embrionarias, su formato tiende a ser algo más sencillo, aunque con un lenguaje arquitectónico siempre coherente. Por otro lado, y teniendo en cuenta la accidentada orografía del entorno, son abundantes las casas que presentan planta topográfica, hábilmente adaptada al relieve.

El tratamiento mural es el tradicional en Navarra, es decir una construcción en mampostería que va cubierta con enlucido blanco, salvando las esquinas y los enmarques de los vanos, que son escasos y pequeños en los edificios menos reformados. Las ventanas son siempre rectas, y a menudo se resalta la planta noble mediante la incorporación de antepechos moldurados en piedra. En cuanto a los accesos, predomina de forma absoluta el arco de medio punto, seguido a distancia por los portalones adintelados. Los tejados alcanzan gran desarrollo, y se proyectan sobre los diferentes hastiales mediante aleros salientes. A este tipo básico de vivienda tradicional pueden ajustarse casas como Beheitikoetxea de Egillor, Saldiserena y Faustorena de Anotz, Beheitikoetxea y Goitikoetxea de Beasoain o Zizerena de Senosiain. En ocasiones, la fachada principal recibe un tratamiento mural especial, abriendo el acceso en un paño triangular realizado en buena sillería, cosa que vemos en ejemplares de Senosiain y Ultzurrun. En otras ocasiones, no obstante, es la totalidad del hastial principal el que se concibió sin revocar, presentando en estos casos una sillería de esmerada estereotomía, llegando en ocasiones a unirse los bloques a hueso. Encontramos casas de este tipo en Ultzurrun, en Ollo y en la casa Gartxorena de Senosiain. Tal vez por influencia de este tipo de edificios palacianos, en prácticamente todos los pueblos del valle nos encontramos con casas tradicionales a las que se ha eliminado el enlucido de los muros, con lo cual la mampostería de los paños recibe el mismo tratamiento que los sillares de las esquinas y de los enmarques de los vanos.

Fuera de este tipo de vivienda tradicional y edificada de forma casi exclusiva en la Edad Moderna, no faltan unos pocos ejemplares, hoy aislados y un tanto descontextualizados, que proceden de la tradición medieval. Así por ejemplo, el palacio de cabo de armería de Ultzurrun fue en origen un edificio de cuatro alas y patio central, dotado probablemente de una o varias torres de ángulo, similar a otros como los de Artieda, Arazuri, Mendillorri, Góngora, Erdozain o Arce. En algún momento, no obstante, una de sus alas se derribó para levantar el actual cuerpo residencial, desfigurando un tanto su aspecto inicial. Al mismo tipo perteneció la casa Beheitikoetxea de Egillor, donde se ven aún restos fosilizados de las torres y alguna ventana geminada. En Arteta, por último, encontramos un tipo de torre medieval exenta, caracterizado por la planta marcadamente rectangular, muros con predominio absoluto del macizo y largas cornisas superiores para servicio de los palomares, bajo cubierta a doble vertiente. Esta de Arteta pertenece a una tipología de torre medieval muy arraigada en la zona media occidental de Navarra, y extendida en un ámbito que tiene su epicentro en Etxauri, con ejemplares tan señalados como los que se ven en el propio Etxauri, en Elío, Otazu, Aizpún, Munárriz, Vidaurre, Arguiñano o Muez.

En otro orden de cosas, debemos igualmente anotar los lavaderos públicos tradicionales que se conservan en Senosiain, Egillor, Iltzarbe, Arteta y Beasoain, así como el interesantísimo museo etnográfico de Arteta, creado a instancias del escultor navarro Joxe Ulibarrena.

Dentro del capítulo de la arquitectura religiosa, debemos anotar que el valle de Ollo se enclava en esa amplia franja de la Navarra septentrional que algunos autores llaman "la Navarra de las aldeas", y como tal tuvo en la totalidad de sus pueblos un tipo de templo construido en el tránsito del siglo XII al XIII y edificado en estilo protogótico. Se caracteriza este modelo por tratarse de iglesias de pequeño tamaño, de una única nave que termina a menudo en testero recto, tal y como vemos en Iltzarbe, aunque no faltan los ábsides semicirculares como el de Ollo, ni las cabeceras poligonales como las de Egillor y Senosiain. Los muros son macizos y con vanos escasos y pequeños, para evitar el debilitamiento tectónico de la fábrica. La torre se dispone siempre sobre el primer tramo de la nave, apeando sus empujes sobre los muros perimetrales. En cuanto a la cubierta, se prefiere de forma absoluta la bóveda de cañón con directriz apuntada y reforzada con fajones. Vemos aún este tipo de cubierta, total o parcialmente conservada, en los templos de Iltzarbe, Egillor, Beasoain, Senosiain y Saldise. Este estadio inicial suele verse alterado en épocas posteriores. Así, es típico del XVI el añadido de sendas capillitas laterales a modo de transepto, así como una sacristía que suele disponerse cerca de la cabecera, por el lado de la Epístola. También es frecuente que en este momento se altere parte de la cubierta, tendiendo a la incorporación de nuevos tramos de crucería. Suele ser típico del siglo XVIII la erección de un pórtico ligero ante el acceso principal, así como un coro de madera a los pies de la nave. De este patrón escapan los casos de Saldise, Iltzarbe y Ultzurrun, cuyas iglesias se ampliaron ya en el siglo XIX, y la de Anotz, construida ex novo hacia 1920.

En lo que a la terreno de la retablística se refiere, el valle cuenta con buen número de ejemplares, entre los que podemos resaltar sendos retablos manieristas, propios del siglo XVI, que pueden verse en Saldise y Senosiain, este último obra del ensamblador Miguel Marsal, mientras que en Ollo podemos admirar un retablo romanista, de fin del XVI o principios del XVII, obra de Jerónimo de Aróztegui y Juan de Echauri. Al estilo barroco pertenecen el de Iltzarbe y los tres retablos de Ultzurrun, mientras que el de Beasoain es ya de estilo rococó. En cuanto a la imaginería, podemos destacar la Virgen con el Niño de Egillor y la talla de la Virgen Galactotrofusa de Senosiain, ambas del siglo XIII, aunque la primera se considera románica mientras que la segunda se adscribe ya al gótico. En Ollo se conservan dos imágenes marianas del XIV, una de las cuales, conocida en la zona como "Donamaria", procede de la ermita de Nuestra Señora del Rosario de la citada localidad de Ollo. Al siglo XV pertenecen, por último, los crucificados de Arteta y Ollo. Cabe anotar también que se han conservado las pilas sacramentales medievales de Ultzurrun, Senosiain, Saldise, Ollo y Anotz.

JAS 2011