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Noáin (Valle de Elorz) - Noain (Elortzibar)

El valle de Elorz constituye una importante zona de paso y comunicación entre la Cuenca de Pamplona y la zona oriental de Navarra, es decir con la merindad de Sangüesa. Este carácter estratégico y abierto ha marcado profundamente su historia, como atestigua el paso del Camino de Santiago por sus tierras, así como el hecho de ser el único valle navarro que cuenta con carretera, autopista, ferrocarril y aeropuerto, es decir con todas las infraestructuras relacionadas con el transporte posibles en Navarra.

De los 11 pueblos que componen el valle, dos se levantan en su flanco norte, Zulueta y Elorz, además del despoblado de Andricain, ocupando la cara meridional de la sierra de Tajonar. Otros cuatro lugares, Yárnoz, Otano, Ezperun y Guerendiain, se levantan en el costado meridional, es decir en la vertiente norte de la sierra de Alaiz. Por último, en las zonas más abiertas y llanas del valle, ocupando su parte central, encontramos otros cinco pueblos, Zabalegui, Torres, Imarcoain, Noain y el señorío de Oriz.

Se trata, en origen al menos, de pequeñas aldeas, que tan solo en los últimos tiempos han experimentado un relativo crecimiento, merced a su proximidad a Pamplona. El caso más extremo puede ser el de Noain, que actualmente constituye un importante nudo de comunicaciones. Los cuatro pueblos situados en la falda de Alaiz presentan una disposición en torno a una única calle central, relacionada con el tránsito del Camino de Santiago. Por otro lado, al encontrarse a una mayor altitud y orientados hacia el norte, son los pueblos que más han sufrido la despoblación, habiendo quedado sus cascos urbanos un tanto fosilizados, lo cual ha permitido, a su vez, una mayor conservación de elementos medievales. En los pueblos situados en el fondo del valle y en la cara sur de la sierra de Tajonar, por contra, se nota más la proliferación de construcciones modernas, al tiempo que los cascos urbanos tienen una disposición más abierta, formando plazas y amplios espacios despejados.

Se conservan buenos ejemplares de casa tradicional, que componen un tipo dotado de gran empaque, recordándonos a modelos septentrionales, tanto por su formato como por su tratamiento mural. Tienen planta desarrollada, con 2-3 alturas, y se construyeron con mampostería revocada, luciendo cadenas de sillar en las intersecciones de los paños y en los enmarques de los vanos. Los accesos son portalones de medio punto en la mayoría de los ejemplares del XVII-XVIII, aunque no faltan las puertas rematadas con dinteles monolíticos. Las ventanas correspondientes a este periodo son siempre rectas. Las casas Txarlesena, Simonena y Erlarena de Elorz pueden muy bien ilustrar este tipo de caserón tradicional. Los ejemplares de casa más antiguos prefieren en cambio el arco apuntado, con ventanas geminadas que llevan arquillos casi siempre conopiales. Estos modelos de tradición gótica abundan más, como se ha dicho antes, en Otano, Yárnoz, Ezperun y Guerendiain, es decir en los pueblos encaramados en la sierra de Alaiz, aunque también vemos algún interesante ejemplar en Zulueta y Torres.

Por sus especiales características, debemos destacar la magnífica torre de Yárnoz, que es un ejemplar de edificación defensiva medieval, de unos 15 metros de alto y rematada con adarve consistente en parapeto y cornisa de matacanes, a la que en la actualidad tan solo faltan los merlones. Fue levantada por encargo del caballero Lope de Yárnoz, muy posiblemente entre 1394 y 1404, es decir poco antes de su muerte en Sicilia, cuando se encontraba al servicio de la infanta Blanca, futura reina de Navarra. Al siglo XVI pertenece el palacio de Óriz, edificado por la familia pamplonesa de los Cruzat tras adquirir dicho señorío. En su interior figuraba el magnífico ciclo de pinturas murales, realizado hacia 1550, que hoy en día se encuentra en el Museo de Navarra. Tanto la torre de Yárnoz como el palacio de Óriz fueron palacios de cabo de armería, y como tales sus escudos figuraban en el Libro de Armería del Reino de Navarra, armorial en el que también aparecían los desaparecidos palacios de Noain, Torres, Otano y Zulueta.

En otro orden de cosas, Zulueta cuenta con el único lavadero público tradicional que se ha conservado en el valle, y en Otano se puede ver un puente medieval sobre el río Elorz, situado junto a las ruinas de un antiguo molino harinero del siglo XVIII. El puente consta de cuatro arcos, alguno de los cuales presenta cierto apuntamiento. En Noain, por último, se levanta un acueducto construido en 1790 para facilitar la traída de aguas desde el manantial de Subiza a las fuentes públicas diseñadas por Luis de Paret para Pamplona. El acueducto, de 1250 metros de longitud, salvaba el declive marcado por el valle de Elorz entre las sierras de Erreniega y Tajonar, y fue ejecutado en estilo neoclásico por Ángel Santos de Ochandátegui, bajo diseño del célebre arquitecto Ventura Rodríguez.

En el terreno de la arquitectura religiosa, las iglesias de los pueblos pertenecieron en origen al modelo de templo medieval rural navarro. Se caracterizaban por su pequeño tamaño, presentando una única planta, terminada casi siempre en testero recto. Solían ir edificadas en sillería, con escasos vanos, y remataban con varios tramos de bóveda de cañón apuntado. Encontramos restos significativos de este tipo de templo en Yárnoz, Zabalegui, Zulueta, Óriz, Otano y Noain. En la iglesia de Torres, además, pueden admirarse unos capiteles figurativos de raigambre románica. Estas iglesia rurales sufrieron, no obstante, significativas alteraciones posteriores, que consistían casi siempre en la adición de dos capillitas laterales poco profundas, a modo de transepto embrionario, el añadido de una sacristía por el lado de la Epístola, la erección de un pórtico que protegía el acceso principal y un coro alto de madera a los pies de la nave, y la alteración de las bóvedas, que pasaban a ser casi siempre de crucería. A menudo se conservaba intacto el primer tramo de la nave, con su bóveda de cañón apuntado, porque soportaba el peso de la torre-campanario. Así puede verse aún hoy en Torres, Yárnoz y Zulueta. En el siglo XVI se reformaron las iglesias de Yárnoz, Zabalegui, Zulueta, Otano, Noain y Torres, y se reedificó ex novo la de Elorz, mientras que en la siguiente centuria fue ampliada la iglesia de Óriz.

En lo que al arte mueble se refiere, la mayoría de los tempos contaron con retablos romanistas de fines del XVI o principios del XVII, coincidiendo con el auge que los talleres de escultores navarros, derivados de la escuela de Anchieta, tuvieron en aquella época. Se han perdido, por haber sido trasladados a otros lugares, los retablos de Otano y Torres, mientras que el de Noain se perdió en el incendio que la iglesia del lugar sufrió durante la ocupación francesa de principios del XIX. Se conservan retablos romanistas en Zulueta, obra de Pedro de Iroz, y en Elorz, realizado este último por Juan de la Hera y Gaspar Ramos, así como en Zabalegui. El retablo de Yárnoz es barroco, realizado en el siglo XVII por Tomás de Gaztelu y Juan Carrasco, mientras que el de Óriz, de la misma centuria y estilo, fue construido por José Barón. En cuanto a la imaginería exenta, se conservan tallas románicas de la Virgen en Yárnoz y en Óriz, ambas de principios del XIII, así como los Crucificados de Elorz, del siglo XIV y Óriz, del siglo XVI. Anotaremos, para terminar, las pilas bautismales medievales que podemos admirar en Zabalegui, Óriz, Zulueta, Elorz, Otano y Torres.

JAS 2011