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MAGALLANES

Segundo viaje de Elcano al estrecho de Magallanes. Partió el 24 de julio de 1525, de La Coruña. Componían la armada siete naves, de mayor tonelaje que las de su primer viaje. Tres estaban construidas en los astilleros de La Coroña y cuatro en Portugalete (Vizc.). Elcano enroló a numerosos guipuzcoanos, entre ellos a tres hermanos suyos y a su cuñado. Iba al mando de la expedición Fray García Jofre de Loaysa, de la Orden de San Juan, hermano del obispo de Burgo de Osma. Las naos eran las siguientes: Santa María de la Victoria, de 300 toneladas;Sancti Spiritus, de 200; Anunciada, de 170; San Gabriel, de 130; Santa María del Parral, de 80; San Lesmes, de 86, y el patache Santiago, de 50. El patache era una embarcación de dos palos, antiguamente de guerra, que se destinaba en las escuadras para llevar avisos, reconocer las costas y guardar las entradas de los puertos. Loaysa llevaba el título de capitán general de la armada, gobernador y justicia mayor y tomó el mando de la Santa María de la Victoria. Elcano, capitán de la Sancti Spiritus, era el segundo jefe, piloto mayor y guía de la flota. El patache estaba al mando de Santiago de Guevara, cuñado de Elcano. En la dotación de cuatrocientos hombres figuraban el sacerdote guipuzcoano Juan de Areizaga; Martín Iñiguez de Carquizano, de Elgóibar, que llegaría a ostentar el mando de los restos de la armada; también el que llegaría a ser ilustre cosmógrafo, Andrés de Urdaneta, de Villafranca de Ordizia. A éste se debe uno de los Diarios del último viaje de J. Sebastián Elcano. Al amanecer del 5 de diciembre la expedición avistó tierra americana. El 12 de enero de 1526 llega al río Santa Cruz. El domingo 14 ya están las naos en río Gallegos. Dice Urdaneta en su Diario: «...pensando que era el estrecho, quisimos entrar en él, y cuando nos catamos, encallamos con las naos todas». Elcano mandó un esquife con su hermano Martín, el cura Areizaga, Bustamante y Roldán. Areizaga y M. Elcano apreciaron el error, estaban a seis leguas del estrecho. El accidentado recorrido de esta expedición, el inmenso temporal que impedía navegar, la dispersión de las naves, la hambrienta marcha por tierra de Urdaneta, su contacto con los patagones, la pericia de Elcano, quedan patentes en el Diario de Urdaneta. El 20 de octubre ya las naves se habían separado, desapareciendo Loaysa con la Santa María de la Victoria. Los intentos de Elcano para pasar el estrecho se malograron por las tempestades. Se perdió la Sancti Spiritus, teniendo que pasar a la Anunciada, y otra tormenta llevó a la San Lesmes hacia el Sur, hasta el «acabamiento de la tierra», descubriendo el cabo de Hornos. Reunidos Loaysa y Elcano, en 51 días de navegación pasaron los 600 km. del estrecho y salieron al Pacífico. Elcano enfermó de escorbuto. Hizo testamento el 26 de julio. Durante ese tiempo murió Loaysa y Elcano tuvo que tomar el mando. Lo ejerció sólo cinco días, falleciendo el 4 o el 5 de agosto de 1526. El vizcaíno Alonso de Salazar había quedado como capitán general de la expedición. A su muerte, le sustituyó Martín Iñiguez Carquizano, guipuzcoano. A los ya citados hay que agregar los nombres de otros vascos de la expedición: Martín de Uriarte, famoso piloto que describió, el primero, la geografía de aquellas tierras americanas, anotando los accidentes del estrecho de Magallanes; Andrés de Gorostiaga, Joanes de Zabala y Andrés de Aleche que figuran como testigos en el testamento de Elcano; Diego Ortiz de Orúe, Diego de Vitoria, Martín de Somorrostro, Martín Vizcaíno, Bartolomé Vizcaíno, Juan de Gorri, Ortuño de Alango, piloto del patache Santiago, y otros que van saliendo en las Relaciones y Diarios de la época.