Kontzeptua

La Formación Profesional en Euskal Herria durante El Franquismo

Con respecto a este territorio debemos señalar que el proceso de industrialización no llevó el mismo ritmo que otras provincias del Estado. Las causas que se atribuyen al mismo son diversas y pasan desde aspectos como su situación geográfica a su peculiar proceso de industrialización, sin dejar de lado la influencia de la Iglesia o la actitud de algunas de las personas más representativas de la provincia, que ejercieron una notable influencia en la vida pública y cultural de la misma. Bajo estas condiciones se encontraba Navarra a comienzos del siglo XX, momento en el que el poder económico de la provincia estaba basado en la agricultura y la ganadería. Sirva el ejemplo de que en esos primeros años del siglo recién estrenado las tres cuartas partes de la población activa se dedicaba al campo, con un escaso 4 % que lo hacía a la industria y al comercio. Mientras tanto, las ayudas que las autoridades navarras ofrecían a la formación profesional se limitaban a la creación de las Escuelas de Viticultura y Enología, Apicultura o Granjas Escuela.

A la finalización de la Guerra Civil el índice de trabajadores navarros que se dedicaban a la industria seguía siendo muy bajo con respecto a otras provincias, por ejemplo Gipuzkoa y Bizkaia, siendo alrededor del 7 % quienes se dedicaban a este sector a mediados de la década de los cuarenta, siendo precisamente en ese intervalo de tiempo cuando desde la Diputación Foral se crea el Patronato de Formación Profesional de Navarra para "organizar, dirigir y administrar las Escuelas de Trabajo de nuestra Comunidad". A partir de ese año, 1946, podemos decir que comienza a existir realmente la formación profesional en Navarra siendo una de las primeras medidas que se adoptaron la creación de una Escuela de Trabajo con los grados de Elemental y Superior en Pamplona, que estaría bajo el control de los Salesianos, y de otra escuela en Tudela en la que se impartirían las enseñanzas de Preaprendizaje, Aprendizaje y Oficial de Primera en todos los oficios, dependiendo esta última de la escuela de la capital. En el centro escolar de Pamplona se ofertarían las mismas enseñanzas que en el de la Ribera además de los de Maestro de Taller y Perito Industrial en las ramas de Metal, Electricidad y Química.

Ahora bien, si desde la Diputación se comenzaba a potenciar la formación profesional y se deseaba que esta iniciativa alcanzara un mínimo éxito, los estudiantes y trabajadores de la provincia deberían comenzar a dejar las tareas propias del campo y dirigirse hacia el mundo industrial, fenómeno que paulatinamente se fue produciendo, hasta que, llegado el año 1957, la escuela de Pamplona se convirtió en Central y se aprovechó para que, a su vera, surgieran otras Escuelas de Oficialía, como así lo hicieron en Alsasua, Lizarra, Tafalla o Lumbier, escuelas que si bien comenzaron con el grado de Oficialía rápidamente solicitaron la ampliación al grado de Maestría.

Al llegar a la década de los 60 y coincidiendo con un nuevo resurgimiento de la industria a nivel estatal, Navarra aprovechó las ofertas de los diferentes Planes de Desarrollo que llegaban desde Madrid, como el Plan de Desarrollo Económico y Social de 1964, el de Promoción Industrial del mismo año o el de Promoción Agrícola en 1965. A la vez que estos planes iban implementándose otros centros de formación profesional iban surgiendo por toda la provincia, siendo el primero de ellos el inaugurado en 1963 en la localidad de Elizondo. Un año más tarde nació la Escuela de La Barranca en Lakuntza en 1964, los de Leitza y Peralta lo hicieron en 1965, el de Bera en 1966 y las Corella y Huarte en 1979, las últimas que se acogieron a esta política de construcción de centros de formación profesional, ya fuera de la etapa del franquismo pero a la sombra de ésta.