Kontzejuak

INBULUZKETA

Las casas de Inbuluzketa se agrupan, sobre una llanura, en dos barrios, uno de ellos en torno a la iglesia y el otro más alejado. Son casas, por lo general, con muros de sillarejo enlucidos en muchos casos, y con sillares en esquinas y vanos. Puertas de acceso con arco de medio punto y vanos rectos para ventanas y balcones. En todo este conjunto destaca por su originalidad el llamado palacio de Imbolosqueta, antiguo de Cabo de Armería. Su fachada con cubierta a dos aguas se enmarca con dos torreones. La fachada se ennoblece por la presencia de un blasón rococó de la segunda mitad del siglo XVIII con yelmo.

En lo alto, en pleno monte, entre los valles de Esteríbar y Anue, se encuentra la ermita de San Salvador, construcción rural sin rasgos estilísticos destacables. Presenta una nave rectangular con cubierta de bóveda rebajada reforzada por arcos fajones de obra, muy irregulares que marcan tres tramos. Los muros son de sillarejo. En el muro de la Epístola se sitúa la puerta que se compone de una viga de madera y una ventana recta abierta. En el interior apoya en el muro testero un retablo de carpintería, sin policromar con un lienzo de Cristo resucitado, del siglo XX.

La parroquia de San Martín es de estilo barroco aunque, a juzgar por la tipología de su portada, guarda algún resto de otra iglesia medieval. Presenta una larga nave rectangular, muy estrecha dividida en cinco tramos siendo el del coro más ancho y con cabecera poligonal. En la nave, por el lado de la Epístola, se abre una capilla rectangular, separada por un muro de la sacristía de planta cuadrada. La nave se cubre con bóveda de lunetos, salvo el tramo del coro que lo hace con cielo raso.

Al exterior se presenta como un bloque de sillarejo sin contrafuertes y una larga nave sobre la que la final, sobre el coro se eleva una torre prismática. La puerta que sigue la tipología propia de hacia 1200, con arco apuntado y dos arquivoltas rectangulares sobre pies derechos se abre en el segundo tramo de la nave por el lado de la Epístola.

En el interior de la parroquia se conservan tres retablos, una pila bautismal y algunas piezas de orfebrería, piezas en las que merece detenerse. En primer lugar, el retablo mayor, que ocupa la cabecera adaptando su traza manierista al paño recto. Su autor, como figura en algunos documentos fechados en 1611, pudo ser el ensamblador Pablo González. El retablo presenta una estructura de alto banco, cuerpo con tres calles y ático de una calle entre dobles machones y frontón triangular. La decoración es más bien sencilla sin grandes profusiones como roleos estilizados. Se presentan en el banco relieves del Prendimiento y Cristo con la Cruz a cuestas; en el cuerpo, la Misa de San Martín y el Santo partiendo su capa, además de las esculturas en bulto redondo de una monumental talla sendente del titular con un buen trabajo en los paños y un rostro con expresión, el grupo del Calvario y un Profeta a cada lado. El sagrario ha sido desplazado de su emplazamiento primitivo por un expositor barroco. Presenta planta trapezoidal y cuerpo con columnas similares a las del retablo que contienen los relieves de San Pedro, Cristo resucitado y San Pablo. Se desconoce el autor de estas figuras que sigue modelos romanistas con una interpretación algo tosca. La policromía que recubre el retablo no está al nivel de su traza ni de sus figuras.

Dos retablos colaterales de traza similar se colocan a ambos lados de la parroquia y son, el de San Sebastián en el lado del Evangelio y el retablo del Rosario en el lado de la Epístola. Ambos de traza rococó de último tercio del siglo XVIII presentan un banco sobre el que apoya un único cuerpo y ático formado por una hornacina de arco rebajado con algunas variaciones entre retablos. En el primero de los retablos resalta una tabla del siglo XVI que narra el martirio de San Sebastián con gran despliegue de personajes y fondos de arquitecturas y paisajes, toda ella recuerda por su estilo al pintor Ramón de Oscáriz. El ático del retablo de San Sebastián está rematado por una talla de San José de la misma época. El retablo del Rosario presenta una policromía que imita al mármol y que tiende ya hacia el neoclasicismo. La imagen del titular es moderna.

En la sacristía se conservan algunas piezas de plata como una cruz procesional y un viril ambos del siglo XVIII. También se conserva una cruz de plata parcialmente dorada fechada en el segundo tercio del siglo XVI que estructuralmente enlaza con el estilo gótico. Tanto por estilo con candiles laterales como por iconografía, se la vincula con el taller de Pamplona que se confirma con la marca PPLON del crucero. El anverso lo preside un Crucificado muy expresivo entre la Virgen y San Juan que reposan entre candiles, ángeles con símbolos de la pasión y Adán saliendo de la tumba. El reverso presenta los símbolos de los Evangelistas que rodean el relieve de San Martín partiendo la capa. Por último, queda nombrar la pila bautismal de la parroquia, que consta de fuste cilíndrico y taza semiesférica lisa.

Carmina RIUS SALETA