Monarkia eta noblezia

Fernán I Pérez de Ayala

Desde 1371 Don Fernán Pérez aparece sólo actuando en tierras ayalesas: reorganiza e institucionaliza su Señorío, que ya anteriormente había rehecho y redondeado. Se dice de él que:

"ovo bien de pleitear con el Infante Don Juan sobre lo del Valle de Orduña; e con Doña Leonor su madre sobre Llodio e Orozco que ella compró (de Don Lope de Mendoza); e otrosi... con todos los otros que ovieran bienes de Don Juan Sánchez de Salcedo, Señor último de Ayala, que destruyó el solar".

Efectivamente, en 1349 había comprado a Doña Leonor de Guzmán, la amante de Alfonso XI, los valles de Llodio, Orozco y Oquendo, junto con la casa fuerte de Marquina y los palacios de Abendaño y Burceña; y de Pedro I recibió en donación el valle de Cuartango. La confirmación que en 1369 recibirá su hijo Don Pero, de Enrique II, de la posesión de Llodio y Orozco y el monasterio de Respaldiza (junto con la donación de Arceniega), completa la obra de Don Fernán. Quedaba reconstruido (y aumentado) el Señorío de Ayala, tal y como lo tuvieron los Salcedo hasta la muerte de Juan Sánchez "el negro".

En la década de 1370-1380 Don Fernán otorga fuero a Ayala; funda el mayorazgo de Ayala en cabeza de su hijo mayor Pero López; funda el monasterio de dominicas de Quejana; testa y se hace dominico. De todo ello es testigo su tierra de Ayala. Los acontecimientos se sucedieron del siguiente modo. En 1373 se redacta, bajo sus auspicios, el Fuero de Ayala. Señalar que el Fuero es fruto del pacto tácito entre el Señor y sus vasallos, entre lo castellano, que Don Fernán representa, y lo vasco, que los ayaleses y su derecho consuetudinario encarnan; Fuero territorial, que recoge una y otra corriente jurídica. Cabría señalar cómo, una vez más, Don Fernán, por su educación y su misma vida, hace de cuña de introducción de lo castellano en tierras alavesas, como lo hiciera ya en 1322.

Una vez estructurada jurídicamente su tierra ayalesa, Don Fernán se ocupa de disponer su modo de transmisión, dándole una unidad indivisible, y, al modo de su época, logra ambos objetivos creando, para su hijo mayor Don Pero López de Ayala, el Mayorazgo de Ayala, por documento expedido en Lapuebla de Arganzón el 12 de diciembre de 1373. Dice que hace mayorazgo de todo lo que tiene "en el Monasterio de San Juan de Quexana e todo lo que he al Fuero de Ayala e todo lo que he en Orozco e en Varacaldo". Manda que suceda en el mayorazgo el hijo varón y mayor de Don Pero, y así en su descendencia; y, en caso de faltar sucesión a Don Pero, sucedan los descendientes varones de su hija mayor, y así sucesivamente. Y si alguno contradijere este mayorazgo y sus cláusulas, "ayan la ira de Dios e la mi maldicion". Para dar mayor validez a este documento, la fundación de mayorazgo fue confirmada por Enrique II, en Burgos, el 6 de julio de 1375.

En 1375 comienza la última etapa de la vida de Don Fernán. Hace testamento el 6 de enero, en Vitoria, y ya para julio ha ingresado en la Orden de los Dominicos, tomando el nombre de Fray Fernán Pérez de Ayala. Residió en el convento que los dominicos tenían en Vitoria hasta su muerte. En el testamento citado, reparte sus bienes entre su hijo e hijas, y nietas (hijas de Don Diego López, su hijo, ya muerto), y funda nuevo mayorazgo, en cabeza de Doña Mencia, su hija mayor, mujer de Beltrán Vélez de Guevara, con los bienes de la casa de Cevallos, que le había dejado a Don Fernán su esposa Doña Elvira de Cevallos (muerta en 1372).

En los años siguientes, se dedica Don Fernán a la fundación del Monasterio de Quejana. Parece ser que lo fundó en 1378, dotándolo en un 2.° testamento que redactó el 2 de diciembre de 1378. En él se explican las razones y circunstancias de la fundación. Ya antes de quedar viudo había proyectado transformar en Monasterio de "Dueñas" dominicas la iglesia de San Juan Bautista de Quejana, de la que era patrono, en la que, además, estaban enterrados los de su linaje. Por este testamento, todo lo que dejó para capellanías en su anterior testamento de 1375 y fundación de mayorazgos en sus hijos Pero y Mencía, lo deja para el mantenimiento de la Priora de Quejana, que es Doña Constanza López de Haro, y de las monjas, cuyo número limita a 20. A todas ellas les deja el encargo de encomendar las almas de una larga serie de personajes; las de todos aquellos que le beneficiaron en vida: el cardenal Barroso, Leonor de Castilla, reina de Aragón; los infantes Don Juan y Don Fernando; los reyes Pedro I y Enrique II y futuro Juan I; y las de sus familiares fallecidos: su mujer y sus hijos Diego y Juan, sus abuelos y su hermano Sancho Pérez. Especifica también las joyas y ricos ornamentos que dona al monasterio: entre ellos se cita el célebre relicario de la Virgen del Cabello, que, como dijimos, heredó de su tío el cardenal Barroso.

La fundación-dotación del convento de dominicas de Quejana será lo último que, de importancia, haga Don Fernán en su vida. Hasta su muerte, vivió como dominico en el convento de esta Orden, en Vitoria; en 1380 recibió de Juan I "por hazer bien e limosna a vos Don Frey Hernan Perez de Ayala e a la Priora e Dueñas del vuestro Monasterio de Sant Juan de Quixana" el solar que el rey tenía en Alburnicano; este mismo año jura los fueros del valle de Arrastaria y en 1383 es testamentario de su yerno Don Pero González de Mendoza, Señor de Mendoza. Así, pues, cuando hacía cerca de 10 años que había ingresado en la Orden de Predicadores, "el domingo antes de San Lucas evangelista" (lo dice su hijo Don Pero), 15 de octubre de 1385, murió Don Fray Fernán Pérez de Ayala, posiblemente en el mismo monasterio de Vitoria. Al decir de Garibay (Ilustraciones Genealógicas) murió por las "quiebras y penas" que recibió, pues en agosto de este año, en la batalla de Aljubarrota había sido preso su hijo el canciller y muertos "su yerno, Don Pero González de Mendoza, y otros muchos deudos suios mui propincos". Fue enterrado en Quejana, y su tumba, junto con la de su mujer, aún se conserva en la capilla de la Virgen del Cabello.

Don Fernán Pérez de Ayala fue un hombre de carácter polifacético; no sólo se dedicó a la política, ingresando en su vejez dominico, sino que desplegó una gran actividad artística y literaria. Fue él quien amplió y edificó el palacio fuerte de Quejana, ya de antiguo residencia de los Señores de Ayala; las fuentes documentales dicen que "labró a Quixana". La traza de la construcción era la usual en las de la época: gran patio central (tenía 22 arcos) y 4 torres, una en cada vértice. Por lo que el mismo Don Fernán dice en su segundo testamento de 1378, dedicó a su construcción 10.000 maravedís que se le debieron de las soldadas de su hijo Juan Sánchez. Con la fundación y dotación del convento de dominicas, se completaría el conjunto monumental que aún hoy subsiste en Quejana (aunque modificado en el transcurso del siglo XVIII).

De su actividad literaria se nos conserva una obra de sumo interés, el Libro del linage de los Señores de Ayala desde el primero que se llamo Don Vela hasta mi don Fernan Perez que le fiz a honrra e gloria de Dios, e pro de mio linage, e para que sean buenos e homildes e sirvan a Dios, e al Rey los que de mi vinieren. El qual fue copilado el año de la Natividad de MCCCLXXI, corriendo la era de MCCCCIX años. Lo escribe Don Fernán, como él mismo indica, en 1371, poco antes de retirarse a Ayala. Es obra de gran erudición y acopio de datos (citada por su nieto Fernán Pérez de Guzmán en sus Generaciones e Semblanzas, capít. 7), en la que nos narra la historia genealógica de las casas de Salcedo-Ayala, Guevara y Barroso; la finaliza Don Fernán con la explicación de cómo sucedieron en Ayala su hermano y él. Con esta genealogía de 1371 inicia Don Fernán una larga serie de obras genealógicas que escribieron sus sucesores sobre la casa de Ayala, bien continuando las noticias de Don Fernán (así su hijo el canciller, que incluye la genealogía de la Casa de Ceballos y la biografía de su padre), bien sintetizándolas y reestructurándolas (así la Relacion fidelisima de las sucesiones del linaje de Ayala, que cita Argote de Molina, en la que se hace la relación de toda la descendencia que dejó Don Fernán a su muerte; se atribuyó la obra a su hijo el canciller).

Don Fernán Pérez de Ayala había casado hacia 1330 y en casa de Doña Leonor de Castilla, reina de Aragón (en la que se criara y pasara sus primeros años), con Doña Elvira de Cevallos (que también se había criado en casa de Doña Leonor), rica hembra heredera de su hermano Díaz Gutiérrez de Cevallos, Maestre de Alcántara, de las Casas de Cevallos, Escalante, Caviedes, Valle de Valdáliga, Treceño y otros bienes. Doña Elvira era hija del almirante de Fernando IV Don Díaz Gutiérrez de Cevallos y de Doña Juana García Carrillo. Nacieron de este matrimonio dos hijos, por cuya descendencia se propagó la sangre de los Ayala a toda la nobleza castellana y realeza europea, haciendo que Isabel la Católica dijera que "quien no a Ayala no a nada". Doña Elvira falleció el 23 de agosto de 1372. Fueron sus hijos: Don Pero López de Ayala, el canciller, hijo mayor, nació en 1332; Diego López de Ayala, Señor de Cevallos, que murió en Portugal el 20-9-1363, siendo enterrado en Quejana. Había casado con Doña Teresa de Guzmán, su cuñada, hija del camarero mayor de Pedro I, Pero Suárez de Toledo. Tuvo varias hijas, casadas todas con nobles castellanos; Juan Sánchez de Ayala, nacido en 1340 y muerto soltero y sin sucesión en Morón, en la guerra civil, el 22-9-1362. Fue enterrado en Quejana. Además de estos tres hijos, tuvo Don Fernán 8 hijas, que fueron: Doña Mencía de Ayala, la hija mayor, en quien fundó su padre mayorazgo por su testamento de 1375, con los bienes de su madre, Elvira de Cevallos. Había casado con Beltrán de Guevara, Señor de Guevara y Oñate (Vide articulo de Guevara en esta enciclopedia); Doña Inés Alfon (a quien hacen algunos la hija mayor), casada con Diego Gómez de Toledo, alcalde y notario mayor de Toledo, con abundante sucesión; Doña Juana García de Ayala, mujer de Juan Fernández Padilla, Señor de Calatañazor, alguacil mayor de Toledo y camarero del rey; Doña Aldonza de Ayala, que casó con Don Pedro González de Mendoza, Señor de la Casa de Mendoza, Hita y Buitrago, mayordomo mayor de Juan I (muerto 1385). Fue su nieto el Marqués de Santillana y su biznieta Doña Juana Enríquez, mujer de Juan II de Aragón; Doña Sancha de Ayala, que casó dos veces: 1.° con el noble gallego Fernán Pérez de Gandes, Señor de Bolaños; 2.° con Mosén Juan de Villanova, noble valenciano. No tuvo hijos, e ingresó a los 72 años en el Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, donde falleció "en mucha "santidad" a los 80 años; Doña Elvira Alvarez, que murió doncella; Doña Leonor de Ayala, mujer de Don Fernán Alvarez de Toledo, 2.° Señor de Valdecorneja, mariscal de Castilla, progenitor de los duques de Alba; y Doña Elvira de Ayala, que heredó de su madre la villa de Batres; casó con Pedro Suárez de Guzmán, notario mayor de Andalucía. Fueron padres de Fernán Pérez de Guzmán, el cronista, autor de las Generaciones e Semblanzas. Don Fernán Pérez de Ayala, a su muerte, como se dice en la Relación fidelissima..., "dexo al tiempo de su fin vivos un fijo y seis fijas, de los quales dexo nascidos nietos quarenta y seis, y ocho visnietos".