Udalak

ESLAVA

Eslava cuenta con una fisonomía típica de pueblo-fortaleza, de carácter defensivo. Se sitúa en una pendiente orientada hacia el Sur, quedando el alto del pueblo a 558 metros y la parte más baja a 536. Todavía se puede apreciar algo de los restos de murallas de su castillo que tuvo una gran importancia en época medieval. Sus calles se unen en curvas, en función del antiguo castillo y la carretera pasa por medio de estas calles dejando una plaza en medio. Eslava tiene más interés en cuanto a estructura urbana que en cuanto a la arquitectura de sus casas. Éstas son del estilo de las que encontramos en otros pueblos de la Navarra Media oriental. En general, casas no muy altas de planta rectangular de sillar o sillarejo, de dos niveles con puertas bien rectangulares, bien de medio punto con clave y escudo. La casa parroquial, construida a comienzos del siglo XVIII rompe algo este canon al contar con cuatro niveles. Destaca también en la calle Recreo un torreón prismático de sillarejo con una saetera y restos de una ventana geminada.

En la parte alta del pueblo se sitúa la ermita de Santa Bárbara, de sencilla planta rectangular, con tres naves separadas por pilares de hormigón y techo plano de vigas, además de una sacristía de planta rectangular. Se encuentra muy reformada y presenta exteriores de sillarejo, cubierta a dos aguas y espadaña. La puerta rectangular se sitúa en el muro de los pies. Preside la ermita un Crucificado de tamaño mediano, del siglo XVI, con expresiva anatomía y una imagen de San Bárbara moderna. La pila aguabenditera, semiesférica con gallones, es del siglo XVI. Han desaparecido dos ermitas, la de la Virgen y la de Santa María Magdalena que se situaba lejos del pueblo, hacia Loya. En estado ruinoso se encuentra la ermita de la Santa Cruz o Santa Cris.

Saliendo del pueblo se localiza un crucero del siglo XVI, elevado sobre tres gradas cuadrangulares, pedestal prismático y fuste acanalado. La cruz lleva en el anverso el Crucificado entre María y San Juan y en el reverso a la Inmaculada Concepción.

La parroquia de San Miguel, localizada en la parte alta del pueblo, es de origen medieval, de hacia 1200, época de la que se conservan además la torre, algunas columnas del coro, la cripta y el arco triunfal de la cabecera, además de lienzos de muro visible en el lado del Evangelio, que en el siglo XVI recibe unas cubiertas de nervios construyéndose también en ese momento la cabecera y el coro. En el siglo XVII se reconstruyen todas las capillas y el edículo de la pila bautismal, rehaciéndose también el alero. Diversas noticias dan cuenta de estas obras durante los siglos XVI y XVII con nombres como el cantero Miguel de Recondo en 1611 y 1616 y en 1617 el también cantero Luis de Zaldúa, Miguel de Loya y Beltrán Larrondo en 1643 y en 1651 Pedro de Unzueta.

La iglesia presenta planta de una sola nave de tres tramos y cabecera plana. Dos capillas se abren en el tramo inmediato al crucero. En alzado se muestran muros de sillar a vista. El arco triunfal data de la fase medieval y es apuntado de sección cuadrangular muy potente y apoya sobre pilares con imposta lisa. Frente a la puerta se sitúa el edículo que alberga la capilla bautismal formado por pilastras cajeadas dóricas con su correspondiente arquitrabe que enmarcan un arco de medio punto que da entrada a un nicho con bóveda de cañón. La nave se cubre con tres tramos de bóvedas estrelladas de nervios mixtilíneos moldurados separados por fajones. En los muros de la nave se ven huellas de arcos de medio punto siendo de más altura los del tramo inmediato a la cabecera y que corresponden a la cubierta primitiva. El coro se alza sobre un arco escarzano de sección cuadrangular decorado con bolas y se prolonga por una tribuna lateral por el lado del Evangelio con similar estructura y apoyada en ménsulas. La sacristía rectangular se adosa a la cabecera por el lado de la Epístola y está cubierta por una bóveda de crucería del siglo XVI sobre ménsulas de bolas. Por el lado del Evangelio, en el tramo intermedio se adosa a la nave un cuerpo a bastante altura sobre ella con cubierta de cañón que parece románico o acaso protogótico. Bajo la cabecera se sitúa la cripta medieval cubierta con bóveda de cañón y a la que se accede por unas escaleras situadas en la sacristía.

El exterior de la iglesia se presenta como algo complejo dada la torre que se coloca sobre la cabecera aunque está compuesta solo por un cuerpo de campanas y cubierta por un tejado sobre ménsulas trilobuladas. El muro de la Epístola es de sillar y remata en el alero sostenido por pequeñas ménsulas molduradas y se le adosan dos contrafuertes y una ventana cuadrada. Un volumen algo más bajo corresponde a la escalera del coro y a la portada llegando hasta el exterior de la capilla. La puerta es románica con tres arquivoltas aboceladas de medio punto separadas por molduras cóncavas y un guardalluvias apeado sobre columnas con capiteles vegetales muy esquematizados propios de un románico tardío, con basas circulares sobre plintos cúbicos. A la cabecera se le adosa un cuerpo prismático a modo de gran contrafuerte que lleva un reloj.

Ya en el interior, la iglesia cuenta con un interesante ajuar de cinco retablos, varias tallas, una pila bautismal, un púlpito de piedra, una sillería y varias piezas de orfebrería.

La pila bautismal, así como una talla gótica de la Virgen y un sepulcro liso, proceden del cercano despoblado de Abaiz. Esta pila de piedra se sitúa en el nicho del lado del Evangelio, con basa circular moldurada, fuste cilíndrico rematado en capitel, taza semiesférica gallonada y baquetón superior.

En el lado del Evangelio se encuentran dos retablos. El primero es el del Crucificado, de estilo rococó de la segunda mitad del siglo XVIII. Su estructura es típica de este tipo de retablos con marco de hornacina mixtilínea. La traza es quebrada y consta de banco con tableros con emblemas de la Pasión y eucarísticos y en el centro el sagrario con el Cordero místico. Le sigue un cuerpo con hornacina mixtilínea flanqueada por columnas compuestas y los lados curvados con pedestales para esculturas y aletones de rocallas. El ático consta de un frontón curvo entre aletones y gloria con una talla de Santa Elena y símbolos de la Pasión. En el retablo se encuentran también dos esculturas. Una es Santa Catalina, de estilo barroco del siglo XVII en bello "contrappoto" y otra es la imagen de Santa Bárbara procedente de su ermita, en lo alto de la villa, que parece ser una talla gótica arreglada en el siglo XVI. La primera policromía del retablo es gótica y la segunda renacentista. Bajo este retablo se encuentra un sepulcro de piedra del siglo XVI.

El segundo retablo de este lado del Evangelio es el dedicado a San José, obra del siglo XVIII y estilo barroco. De traza recta, consta de banco con ménsulas de follaje y volutas y tableros con cartelas. El cuerpo forma tres calles por medio de unas columnas salomónicas, la central con una hornacina baldaquino. El remate del retablo consta de una hornacina entre machones con aletones decorados con follaje. Las esculturas del retablo están dedicadas a San Ramón Nonato, San José y San Antonio, la primera barroca popular y las dos últimas modernas. En el ático hay una talla de San Bartolomé del siglo XVI.

El retablo mayor dedicado a San Miguel preside el Presbiterio, y se fecha en la segunda mitad del siglo XVII pero con pocos avances estilísticos hacia el barroco. Su traza es recta y consta de banco con pedestales cúbicos separados por tableros, un primer cuerpo con columnas pareadas y un segundo cuerpo con idéntica estructura con columnas estriadas. El ático está formado por tres calles. La iconografía presenta en el banco relieves de los cuatro evangelistas, la Oración en el Huerto y el Prendimiento. En el primer cuerpo relieves que representan la Huida a Egipto y San Isidro y la talla de la Virgen sedente con el Niño en el centro. En el segundo cuerpo los relieves de San Juan Bautista y San Martín partiendo la capa centrados por una buena talla de San Miguel. En el ático se encuentran las tallas de San Sebastián, el Calvario y San Antón. El estilo de todo el retablo se asemeja al naturalismo impuesto por Gregorio Fernández del que reproduce sus tipos humanos. La policromía es de la época del retablo. El sagrario es de traza mixtilínea y hace juego con el retablo. En su iconografía se representa a San Pablo, la Resurrección y San Pedro en relieve.

En el lado de la Epístola se encuentran otros dos retablos: el de la Virgen, barroco de primera mitad del siglo XVIII y el de Santiago también barroco pero ya de la segunda mitad del siglo XVIII. El primero, el dedicado a la Virgen presenta una traza recta, con banco, un cuerpo con hornacina avenerada y remate de gran complicación. La iconografía del retablo cuenta con las esculturas en bulto redondo de San Zacarías y Santa Isabel barrocas de la misma época que el retablo y en el centro una imagen de la Virgen. La policromía es la original.

El segundo de los retablos, el de Santiago, es de traza recta con banco complicado y cuerpo con columnas salomónicas. El ático es una sencilla hornacina entre pilastras rematada por una cartela con la cruz de Santiago. La hornacina central del retablo la ocupa una escultura de Santiago matamoros barroca, compuesta con dinamismo pero ejecutada con rudeza y en el ático se encuentra una talla de la Inmaculada también barroca.

Adosado al muro de la nave se encuentra un púlpito del siglo XVI de piedra que apoya sobre un pedestal cúbico doble, columna balaustrada y cuerpo al igual que el coro.

En una hornacina de la nave se aloja una imagen de Nuestra Señora sedente con el Niño, gótica del siglo XIV con policromía ya del siglo XIX. Esta talla procede de la iglesia del despoblado de Abaiz.

Junto a la puerta se encuentra una pila aguabenditera de taza semiesférica gallonada y moldura anular semejante a la pila bautismal.

Una sillería del siglo XVIII ocupa el espacio del coro. Sus respaldos están flanqueados por pilastras cajeadas rematadas por un entablamento y tienen medallones ovales con símbolos de la pasión salvo el respaldo central en el que figura una iglesia.

En las dependencias de la sacristía se conservan varias tallas y piezas de orfebrería. Entre las primeras destacan una talla de Santa Bárbara y otra santa, ambas barrocas del siglo XVII de estilo popular, un San Antonio de Padua barroco del siglo XVII, un Crucificado pequeño de finales del siglo XVI y un sagrario del siglo XVIII. Adosado al muro se encuentra una fuente de piedra.

Entre las piezas de orfebrería destacan tres cálices de plata barrocos del siglo XVIII de estructura lisa y una cajita de reserva de plata de estilo purista del siglo XVII de forma cilíndrica cubierta plana rematada en pirámide. Esta última pieza lleva la marca P/GALLUES en el reverso y corresponde al platero de Sangüesa Pedro de Gallués. Además en la colección se encuentra también un copón de plata liso, barroco del siglo XVIII que lleva en su reverso tres marcas, una poco visible que puede corresponder a la marca de Madrid del oso y el madroño, otra MAL/NIEBA y la tercera NUÑOZ que puede corresponder a un platero madrileño llamado Juan Muñoz. Una crismera de plata barroca con estructura rectangular, base plana y cubierta a cuatro aguas con cruz plana de remate. Otra crismera de plata de estilo bajo renacentista de fines del siglo XVI de forma de arqueta rectangular con la originalidad de que los recipientes se ocultan con una lámina de plata rematada por pirámide. Esta pieza sigue la tipología característica del taller de Sangüesa. Lleva punzón en el reverso de la base I/SRA E.

A la salida de la iglesia se encuentra una pila medieval muy rústica procedente del actual despoblado de Abaiz.

La zona de Eslava es rica en hallazgos romanos. Un miliario de Máximo y Maximino encontrado al sur de Eslava y un ara dedicada a Júpiter se pueden visitar en la en el Museo de Navarra. En la ermita de Santa Cris se han encontrado en superficie algunos capiteles, fustes y muros de viviendas. Además abundan los restos de cerámica romana.

Carmina RIUS SALETA